Migrantes de países ricos aprovechan un México dominado por la desigualdad

La llegada de ciudadanos de Estados Unidos y la Unión Europea a México para trabajar de forma remota ha provocado criticas por los efectos que tiene en la economía de los habitantes locales del país

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Ciudad de México — La vida en México es barata para Germain Auvin, un inmigrante francés que habita en la capital desde hace siete años. Actualmente trabaja de forma remota como director global de desarrollo de negocios para una empresa de subcontratación de procesos de negocio (BPO, por sus siglas en inglés).

Durante su estancia, Auvin llega a escuchar todo tipo de comentarios en contra de los extranjeros que vienen a vivir al país, especialmente como causantes de la gentrificación. Este fenómeno implica el desplazamiento de la población original de una zona urbana y la llegada de otra de un mayor poder adquisitivo, provocando el encarecimiento de la vivienda y el ticket promedio de consumo en restaurantes y otros servicios.

Auvin, quien reside en Polanco, una de las colonias más exclusivas con alto poder adquisitivo en Ciudad de México, no lo ve así. Piensa que los residentes foráneos dan vida a las zonas que habitan, no solo impulsando el consumo, sino haciendo que las autoridades locales ofrezcan más seguridad.

“No venimos con el afán de aprovecharnos, sino de descubrir la cultura mexicana y la ciudad, lo cual es muy bueno para el turismo”.

Las rentas baratas hacen de México un lugar atractivo para los extranjeros de países ricos. Un departamento en Nueva York, en los alrededores de Central Park, oscila entre los US$5.000 al mes por 100 metros cuadrados. En ciudades como Berlín y París las rentas promedian US$ 2.600 dólares por espacios menores a 50 metros cuadrados. En las colonias Roma, Condesa o Cuauhtémoc, otra de las más populares de Ciudad de México, cerca de Reforma, el distrito financiero de la capital, los precios de las casas o departamentos se ofertan entre US$1.500 y US$2.000. En Polanco el precio merodea los US$2.500 por apartamentos de 150 a 200 metros cuadrados.

Los migrantes con trabajos remotos incluso han optado por residir en colonias populares cercanas a las zonas de gentrificación, como Doctores, San Rafael y Santa María La Ribera, incluso en otras ciudades del país como Mérida, con rentas aún más baratas que no rebasan los US$1.000 dólares.

La diferencia de ingresos es significativa. El salario mínimo en Estados Unidos es de casi US$ 1.200 dólares al mes. En Francia, Países Bajos y Alemania rebasa los US$ 1.700 dólares mensuales, entre cuatro y seis veces más comparados con el salario mínimo en México de US$ 321 dólares por mes, según datos de la Oficina Europea de Estadística y la Secretaría del Trabajo y Previsión social con datos a enero de 2023.

Pero el ingreso promedio mensual de un trabajador en Estados Unidos es de US$ 4.340 dólares por un empleo de tiempo completo en el último trimestre de 2022, según datos del Departamento de Trabajo.

En las redes sociales TikTok y Facebook es cada vez más común encontrar videos y grupos de personas extranjeras que publican contenido a modo de recomendación. En idioma inglés, uno puede escuchar a una mujer estadounidense decir, “Todo en México tiene una vibra, pero el café y la cultura de la panadería realmente lo lleva a otro nivel”, mientras procede a listar los mejores lugares, ubicados en las zonas de alto poder adquisitivo o bien, que estarían provocando el fenómeno de gentrificación en Ciudad de México.

Otras personas publican, “¿Has venido a Acapulco?”, “¿Cómo vivo en Los Cabos?”. Extranjeros se dedican a orientar a otros connacionales que estén coqueteando con la idea de venir al país, como un TikTok titulado, “El costo de vivir en México”.

Esto también se discute en grupos cerrados de Facebook, donde abundan las recomendaciones de vivienda, viajes, oferta gastronómica y compras de bajo costo promoviendo la idea de un país “verdaderamente mágico”, tanto para vivir permanentemente, por temporadas como nómada digital o simplemente como turista de paso.

Los videos se cuentan por decenas, pero también hay otros elaborados por la población local, en su mayoría jóvenes, que demuestran enojo y burla de cómo la afluencia de extranjeros ha convertido las ciudades y pueblos aledaños denominados “mágicos” por su riqueza cultural, en un mercado únicamente enfocado a sociedades de mayor poder adquisitivo.

En las búsquedas de TikTok se puede encontrar la frase clave “gringos en San Miguel de Allende”, una pequeña ciudad de la época colonial, a 100 kilómetros del estado de Guanajuato, que muestra la otra cara de lo que presumen los extranjeros en sus cuentas.

En 2022, la revista Condé Nast Traveler la incluyó en el Top 10 de las Mejores Ciudades Pequeñas del mundo, por encima de Brujas, en Bélgica u Oxford, en Reino Unido. Sin embargo esto no ha sido del agrado de los locales, quienes han visto incrementar la llegada de estadounidenses y canadienses que ven a la ciudad como destino de retiro. “Lo han hecho uno de los lugares más costosos para vivir”, expresa el usuario ‘alex_chichuelo’.

La búsqueda destaca otros videos que evidencian cómo los “Gringos viven el sueño mexicano”, y cómo hasta los mariachis —uno de los símbolos más importantes del folclore mexicano— ya cobran en dólares. Otro usuario turista visita una calle donde supuestamente habitan solo personas extranjeras.

Estas reacciones han convertido en noticia algunos casos ante la falta de conocimiento sobre la situación económica que atraviesa México, donde 55 millones de personas viven en situación de pobreza en medio de una marcada desigualdad.

Las críticas se han quedado en críticas y no han hecho nada por impedir la llegada y estancia prolongada de extranjeros. Las restricciones por la pandemia de Covid-19 en los últimos dos años fortalecieron la permanencia. Encabezados por estadounidenses, canadienses y europeos, los extranjeros residentes en México contabilizaron 543.905 personas al cierre de 2022, un crecimiento anual de 57%. Los residentes permanentes sumaron 311.715, la cifra anual más alta observada en las estadísticas migratorias de la Secretaría de Gobernación.

La Ciudad de México lidera la lista de ingresos extranjeros, seguida por el estado de Quintana Roo, concentrados en el corredor turístico de Tulum y Cancún, además de ciudades como Tijuana y Los Cabos, en Baja California Norte y Sur.

Estas regiones han concentrado una oferta de vivienda barata para trabajadores y empresarios del sector tecnológico, financiero y emprendimientos diversos con flexibilidad laboral remota luego de los confinamientos internacionales y restricciones de viaje aéreo de 2020, además de compartir husos horarios con México en el caso de Estados Unidos y Canadá.

El efecto ha sido medido en los puntos con más demanda por parte de extranjeros. La colonia Condesa reporta incrementos de hasta 40% en el precio de las rentas de 2020 a 2022, dijo el analista de bienes raíces del sitio web Propiedades.com, Leonardo González Tejeda.

Gentrificación y la postura del Gobierno hacia los extranjeros

El Gobierno mexicano ha destacado la llegada de extranjeros a la capital del país, incluso recomendó a quienes critican la llegada de extranjeros a residir a México que “lean la biblia”.

“En los últimos años han venido a vivir a la Ciudad de México miles de extranjeros, muchísimos extranjeros, en especial de EE.UU., jóvenes. Es una ciudad que les fascina, y es una ciudad segura” declaró el presidente Andrés Manuel López Obrador el 17 de enero durante su conferencia matutina.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, hizo énfasis en un segmento particular, el de los llamados nómadas digitales, personas que trabajan a tiempo completo pero de manera remota y cuyo número aumentó después de la pandemia de Covid-19. Además de los flujos migratorios ya conocidos, el canciller dijo que se requiere “facilitar su presencia en el país”, sobre todo jóvenes de EE.UU. y Canadá.

Entre los mecanismos que han facilitado la estancia de trabajadores extranjeros están las plataformas digitales de alojamiento, como Airbnb y Booking, plataformas que facturan US$8.400 millones y US$4.000 millones anuales, respectivamente. Sin embargo, la promoción viene acompañada por un costo social: el desplazamiento de los inquilinos locales.

En octubre de 2022, más de 50 colectivos y organizaciones no gubernamentales, además de 800 activistas y vecinos de la Ciudad de México firmaron un pliego petitorio en el que exigieron que se diagnostique y evalúe el impacto de la plataforma Airbnb, la regulación con claridad del pago de impuestos de la plataforma, así como legislación en favor de los inquilinos que garantice su estancia en la ciudad y se evite su expulsión.

Un mes después, miembros de los colectivos y activistas protestaron afuera de las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) para entregar el pliego petitorio.

La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y una de las aspirantes del partido gobernante a la candidatura presidencial, Claudia Sheinbaum, dijo en noviembre a Bloomberg Línea que implementarán medidas para mitigar los problemas con plataformas de hospedaje en la capital, sin detallar la estrategia.

“No vamos a permitir que aumente el precio de la vivienda. Sí (habrá medidas), ya lo estamos viendo”, declaró.

La proliferación de plataformas digitales de alquiler ha enfrentado problemas más allá del carácter económico, como la muerte de tres ciudadanos estadounidenses por intoxicación de monóxido de carbono tras inhalar gas en un apartamento alquilado a través de Airbnb en la zona de Santa Fe, Ciudad de México, en noviembre de 2022, según un comunicado de la Fiscalía General de Justicia capitalina.

Hasta el cierre de esta edición, el Gobierno de la Ciudad de México no ha emitido ninguna iniciativa para regular a estas plataformas. Airbnb ha señalado el cumplimiento de la regulación y la generación de MXN$350 millones de impuestos por hospedaje en la capital en cinco años.

Dueños de viviendas, otra pieza clave

La gentrificación ha provocado que habitantes locales de Ciudad de México comiencen a buscar propiedades en lugares más económicos, como en las ciudades de Mérida y Veracruz, cuyos centros históricos comienzan a tener procesos importantes de renovación urbana, comentó Juan Sokoloff, vicepresidente de Data y Analítica de Tuhabi, una plataforma digital enfocada en la compra de inmuebles.

“Es un fenómeno de gentrificación en el que ciertas poblaciones empiezan a ubicarse en sectores históricamente no tan ricos y generan desplazamiento social, incrementando los valores de vida y renta de los lugares donde ocurren”, agrega.

Quienes ganan son los dueños de las viviendas. Aprovechan la oportunidad de negocio con sus nuevos huéspedes y además crean empleos administrativos y de limpieza con mejores salarios que el promedio, incluso ofreciendo seguridad social en algunos casos.

Julia, quien prefiere utilizar un nombre ficticio, es propietaria de cuatro departamentos en la colonia Condesa en Ciudad de México. Hace siete años los anunció en Airbnb. En este periodo reporta más de 950 noches reservadas al año.

“Ha traído muchas oportunidades de trabajo para mucha gente. Hay café, panaderías, lugares totalmente para extranjeros”, dijo.

Julia ejemplifica con la creación del restaurante Molino Pujol de Enrique Olvera, uno de los chefs mexicanos con mayor renombre internacional y cuyos clientes son mayormente extranjeros o ciudadanos con alto poder adquisitivo cuyo ticket promedio oscila los US$150 dólares por persona.

Bloomberg Línea consultó a Pujol, pero no obtuvo respuesta inmediata.

Desigualdad mexicana

La molestia de residentes locales frente al fenómeno ha escalado al plano artístico y la crítica social. Gringofobicx fue una exposición temporal en la Galería Compás 88, donde artistas del think tank Organización de Expedientes y Archivos (OEA), una sátira a la Organización de los Estados Americanos, mejor conocida como OEA, encabezada por Luis Almagro, la cual ha sido señalada por funcionarios de Gobierno, como el canciller Marcelo Ebrard, de facilitar golpes de Estado en América Latina.

En la galería, la sátira de la OEA expuso artículos de la cultura mexicana intervenidos que denunciaban la visión distorsionada de México de los estadounidenses residentes y los efectos socioeconómicos que tienen sobre la población local, una compilación de propaganda colocada en algunas zonas de la ciudad con mensajes en inglés en contra del trabajo remoto, además de una campaña de tergiversación mediante una nota falsa del periódico The New York Times, reportando la creación de nuevos impuestos para estadounidenses y europeos por parte de México.

Alberto Rodríguez, miembro consultor de OEA comentó en entrevista que la migración de estadounidenses a México obedece al encarecimiento de la vida y problemas económicos que atraviesa Estados Unidos, pero este aspecto suele minimizarse al hablar de la gentrificación en México.

“La conversación no se está profundizando lo suficiente. Para muchos medios esa complejidad no se está dando, es clickbait (ciberanzuelo). El discurso es muy blanco y negro”, dijo.

La desigualdad entre la élite y la clase trabajadora en México es una de las más altas de América Latina, la cual se intensificó durante la pandemia. A pesar de ser uno de los 20 países con más riqueza, el 10% de la población mexicana concentra el 79% de la riqueza del país, reportó el Informe sobre la Desigualdad Global 2022, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal).

México ha tenido importantes aumentos en el salario mínimo y ha duplicado el periodo vacacional, luego de la peor crisis económica en los últimos 100 años, pero frente a los ingresos en dólares y euros de estadounidenses y europeos, la diferencia de clase también se vuelve notoria.

“Las diferencias de poder adquisitivo son brutales”, dice en entrevista el maestro en Economía por el Colegio de México y especialista en justicia económica y fiscal del Instituto Sur Urbano, Carlos Brown Solà.

En México, agrega el investigador, la desigualdad incluso se observa en la “horrible” costumbre de usar términos distintos cuando la migración viene de personas del norte global y sur global, como expatriados (expats) o nómadas digitales en lugar de migrantes.

“Es un fenómeno migratorio y hay que tomarlo como tal”, mencionó.

El efecto gentrificador global

La gentrificación no es un problema exclusivo de México, ya que múltiples ciudades de Europa lo experimentaron primero y lo han enfrentado con medidas que incluyen a la comunidad local. Gaia Redaelli, doctora en Arquitectura por el Politécnico de Milán, recopiló medidas de ciudades europeas contra la gentrificación, en una publicación del Ayuntamiento de Barcelona.

Tras la venta de propiedades públicas por la difícil situación económica de la reunificación a principios de los años 2000, el Ayuntamiento de Berlín limitó al 10% la subida de las rentas desde 2015 con una tabla de referencia de precios por metro cuadrado, además de que la sociedad civil ha rescatado de forma cooperativa edificios para segregar la propiedad del uso de suelo como una medida anti-especulación de largo plazo.

En Nápoles, una ciudad compleja por su diversidad social, ha desembocado acciones de cogestión entre las autoridades y la comunidad como el Delibera dei beni comuni, una medida que reconoce todo inmueble municipal con una finalidad colectiva e instrumenta la activación ciudadana mediante una cesión de uso que contribuyen a generar servicios de barrio y garantizan el mantenimiento de edificios patrimoniales.

Viena, a la que califica como una ciudad “antigentrificación” con un sistema de vivienda de apoyo público a la renta donde la oferta de alquiler es de 220.000 departamentos, mientras ejecuta una política de regeneración urbana que prioriza a inquilinos estables para reducir desplazamientos.

En el caso de los problemas asociados a plataformas de vivienda como las fugas de gases, Brown recordó que en ciudades europeas como Lisboa y París, fuertemente reguladas, el detector de monóxido de carbono es obligatorio para alquileres mediante plataformas digitales.

Regulación en México

Brown Solà mencionó que existen maneras de mitigar los efectos negativos, por ejemplo, que los extranjeros paguen impuestos donde realizan sus actividades, aunque mencionó que sería difícil porque México tiene tratados para evitar la doble tributación, además de un complejo entramado legal.

“La apuesta debería ser impuestos subnacionales, como impuesto al hospedaje, hay una posibilidad enorme de empezar a cobrar impuestos porque muchos son temporales de alojamiento en casos progresivos, es decir que se cobre más a estancias más largas y caras, es relativamente sencillo”, mencionó.

Aunque los migrantes extranjeros pagan impuestos indirectos como el IVA cuando van al supermercado o compran alcohol, el Estado mexicano no los cobra sobre sus ingresos. El economista del Colmex propone que también paguen impuestos si realizan sus actividades laborales en México, y ejemplificó con el caso de la empresa Facebook que genera utilidades por ventas de publicidad en múltiples países, pero solo las reportaba en Irlanda, hasta que la presión internacional la obligó a pagar impuestos en cada país en el que opera.

“Lo que estamos diciendo ahora es que los extranjeros paguen impuestos donde realizan sus actividades. Ese es el llamado que se está haciendo para hacer los sistemas fiscales más justos. Implica una colaboración muy grande con los Gobiernos de los países de donde vienen estas personas”.

La oportunidad es significativa para México, el cual ocupa el último lugar de recaudación de impuestos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo conocido como el ‘club de los países ricos’.

Otra vía sería que el Gobierno endurezca u homologue los permisos de visados que son de hasta seis meses para estadounidenses mientras que el de los mexicanos es de tres meses en Estados Unidos.

“Nuestra política migratoria sí distingue entre quienes vienen de EE.UU., Europa y quienes vienen de Latinoamérica, si hay una distinción muy clara”.

Un tercer eje sería regular la política de uso de suelo para vivienda como lo hace Bogotá, en Colombia, la cual se adapta a la oferta y evolución de su población.

Para Brown Solà, se trata de un problema de clase y posición socioeconómica de personas acaudaladas que intentan ahorrar dinero en un país con indicadores significativos de pobreza y desigualdad, pero no una cuestión de discriminación o xenofobia hacia los migrantes de ciudades de Estados Unidos y Europa.

Esta historia se actualizó a las 09:56 de la mañana hora local.