Bloomberg — Bolivia prácticamente terminó de drenar todos los Derechos Especiales de Giro (DEG) que le giró el Fondo Monetario Internacional (FMI), profundizando así la crisis monetaria en uno de los países más pobres de América Latina.
Según datos del FMI al 31 de marzo, el país solo disponía de 39,09 millones de DEG, activos de reserva que funcionan como un sobregiro y no están sujetos a condiciones. Eso equivale a unos US$53 millones, menos del 10% de su asignación y una fracción de los fondos disponibles a principios de este año.
Es otra señal de alarma para Bolivia, teniendo en cuenta que sus escasas reservas de divisas están bloqueadas en oro: el Gobierno no está autorizado a convertir en dólares estadounidenses. El Banco Central dejó de publicar datos de reservas a principios de febrero, cuando se situaban en unos US$3.500 millones, de los cuales US$2.600 millones eran oro.
Desde entonces, dos de las tres principales empresas calificadoras han recortado la nota de Bolivia aduciendo un shock de confianza, y se han formado largas filas en el banco central para obtener las escasas divisas.
Según Luis Gerardo Prato, economista sénior de Torino Capital en Caracas, el panorama es inquietante porque hay una crisis de confianza en la capacidad del Gobierno para sostener el tipo de cambio.
Las reservas han estado cayendo desde que alcanzaron un máximo de US$15.500 millones en 2014, a medida que el Gobierno quema efectivo para mantener un régimen de tipo de cambio fijo que ya lleva 11 años. Mientras la crisis se va agravando, los administradores de dinero se han estado deshaciéndose de los bonos de la nación andina a un ritmo récord, convirtiéndolos en los peores títulos de mercados emergentes este año, según un índice de Bloomberg.
El Gobierno aún puede actual recurriendo a organismos multilaterales, dijo Prato. Las autoridades podrían subir las tasas a corto plazo para los depósitos locales en dólares o aprobar una controvertida ley para convertir las reservas de oro en efectivo, aunque una propuesta para permitirlo no avanzó en el Congreso hace dos semanas.
--Con la colaboración de Matthew Bristow.
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