Ciudad de México — La compra de activos de generación eléctrica a Iberdrola, valuados en US$6.000 millones, anunciada por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, implicarán una reducción del peso de México en la compañía española, tras un cuarto de siglo de operaciones en el país.
Iberdrola, que llegó en 1999, construyó un negocio vinculado a la electricidad a través de energías renovables y térmicas, que en la actualidad representa 27 activos de generación.
La compañía española cuenta en México con 17 plantas de ciclo combinado y cogeneraciones que representan 9.862 megawatts (MW). A ellos se suman siete parques eólicos y tres fotovoltaicos con una capacidad instalada de 1.335 MW.
El negocio mexicano generó el año pasado ingresos por EUR$4.079,5 millones (USD$4.471 millones), es decir 7,5% de los ingresos reportados por la empresa a nivel consolidado.
En conjunto las operaciones en México representan una capacidad instalada de 11.197 MW, poco más del 18% de la capacidad instalada por Iberdrola a nivel consolidado en 2022. El 80% de la capacidad instalada en México, 8.539 MW, será vendida a la firma Mexico Infrastructure Partners y al Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin).
Los activos que formarían parte de la transacción serían los ciclos combinados de gas Monterrey I y II, Altamira III y IV, Altamira V, Escobedo, La Laguna, Tamazunchale I, Baja California y Topolobampo II y III, junto con el parque eólico terrestre La Venta III, que operan todos ellos bajo el régimen de Productores Independientes de Energía contratados con la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad, además los ciclos combinados de gas privados Monterrey III y IV, Tamazunchale II y Enertek.
Perspectiva de Iberdrola para México cambia en cinco años
En 2018, cuando comenzaba el sexenio de López Obrador, Iberdrola se dirigía a cumplir sus objetivos establecidos. Lo anterior ante una mejora de las condiciones hidroeléctricas en España que ayudarían a potenciar su producción anual global.
México contaba con 7.471 MW de capacidad instalada de Iberdrola, equivalente al 16% del total originado en cinco países donde tiene operaciones, de acuerdo con su reporte anual al 2018.
Los planes de Iberdrola consideraban aumentar la capacidad instalada en ciclos combinados y energías renovables en territorio mexicano. Estos proyectos formaban parte de un plan de inversión de 2018 a 2022 donde proyectaban un beneficio neto total de entre EUR$3.700 y EUR$3.900 millones (USD$4.000 y US$4.275 millones), equivalente a un incremento del 30% respecto a lo reportado ese año.
Dentro del proyecto se preveía que México instalara 3,5 GW de capacidad adicional misma que se esperaba ser utilizada en 2021, esto representaba un aumento de 60% en la capacidad instalada.
El panorama comenzaba a presentar turbulencia con el inicio del gobierno de AMLO. Las prioridades del entonces nuevo gobierno consideraban revisar la reforma energética en curso y, con ello, fortalecer a la CFE, modernizar las centrales hidroeléctricas y la autosuficiencia energética. En 2019, la nueva administración canceló la cuarta subasta de largo plazo de energía, certificados de energía y potencia.
Los vientos en contra llevaron a la compañía a reducir sus planes e inversión. Su presidente y director general José Ignacio Sánchez Galán dijo en una conferencia con analistas en octubre de 2020 que si el Gobierno de AMLO no quería más inversiones de Iberdrola, la empresa descartaría iniciar nuevos proyectos en el país.
“En México no hemos comenzado una nueva inversión, a menos que el Gobierno decida aclarar la política. Entonces, si la política del Gobierno es que no les gusta, entonces el inversionista extranjero invierte en el país en donde mejor le va a ir”,
México fue el destino del 6% del monto total de inversión de Iberdrola en los pasados cuatro años; para 2022, los recursos destinados a México representaron 2,4% de las inversiones.
*Con información de Arturo Solís