Bloomberg — La minería ilegal de cobre en la Amazonia está en el punto de mira de las autoridades brasileñas, dado que los altos precios del cobre han atraído a operadores del mercado negro que normalmente se centran en el oro.
El año pasado, acciones de esta naturaleza llevaron al desmantelamiento de minas ilegales en Canaa dos Carajas, situada cerca de la mayor mina de cobre de Vale SA, Sossego. A principios de este mes, 50 agentes desmantelaron más minas ilícitas en la misma región.
Ezequias Martins, jefe del grupo operativo, declaró que hay indicios de que el cobre se ha enviado a China. Espera que el caso desemboque en condenas por delitos contra el medio ambiente y asociación ilícita.
La creciente demanda de metales para baterías en el marco del abandono de los combustibles fósiles ha hecho que los garimpeiros, o mineros informales de Brasil, se diversifiquen hacia el cobre a medida que sus técnicas mejoran y los precios del cobre suben.
Al mismo tiempo, las grandes empresas mineras buscan adquirir activos de cobre. Vale pretende ampliar su negocio de metales básicos y recaudar dinero.
Aunque la producción ilegal representa sólo un pequeño porcentaje del suministro total de cobre, su impacto en el medio ambiente y las comunidades indígenas puede ser enorme. La organización no gubernamental MapBiomas calcula que la fiebre del oro ilegal de Brasil, que el gobierno se ha comprometido a eliminar, cubre actualmente una superficie mayor que la de las minas industriales del país.
Las minas clandestinas de cobre desmovilizadas este mes son de las denominadas de galería, en las que se utilizan explosivos para volar mineral que contiene cobre y oro. Algunas galerías pueden extraer 30 toneladas al día. El cobre cotiza a unos US$9.000 la tonelada en Londres, frente a menos de US$5.000 hace tres años.
Los daños medioambientales y comunitarios causados por tales prácticas son una amenaza para la industria formal al empañar la reputación de la minería en general.
El empuje de la minería ilegal ha empezado a invadir terrenos de Vale, el segundo productor mundial de mineral de hierro y uno de los principales proveedores de níquel y cobre. Ahora que los mineros ilegales están a la caza del cobre, Vale ha reforzado la vigilancia y proporciona información al organismo regulador ANM sobre las operaciones clandestinas en sus tierras, según declaró la empresa en respuesta a las preguntas de Bloomberg.
“Además de constituir un delito, la práctica impone impactos drásticos sobre el medio ambiente, las arcas públicas, la seguridad y la atracción de inversiones y la puesta en marcha de nuevas empresas”, dijo Vale.
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