Bloomberg Línea — “Una colonia británica de tercera clase”, así llamó a las Bahamas el Duque de Windsor —antiguo Rey Eduardo VIII— quien estuvo en el archipiélago de 1940 a 1945 mientras ocupó el cargo de Gobernador general de la isla.
En la actualidad, las Bahamas es la quintaesencia de las vacaciones soñadas de los viajeros. El desarrollo del turismo es tal que el país es el tercero en el mundo más dependiente de esta industria, con 60% de su economía atada al sector, luego de Aruba (85%) y Antigua y Barbuda (61%), según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El país caribeño tiene un PIB per cápita de alrededor de US$ 30.000, ubicándose como un país desarrollado de altos ingresos. A nivel del Caribe, solo está por debajo Bermudas (US$ 54.889), Islas Caimán (US$ 49.686) y Aruba (US$ 36.017), de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
También ha recibido atención mediática al lanzar en octubre de 2020 el Sand Dollar, la primera moneda digital del mundo emitida por un banco central, y más recientemente porque el cofundador de FTX, Sam Bankman-Fried, convirtió a este país caribeño en sinónimo del crash de las criptomonedas.
Bahamas independiente
Históricamente, este territorio de 13.880 km² constituido por más de 700 islas y ubicado en el océano Atlántico, al norte de Cuba y al este de la península de la Florida, fue escenario de la brutalidad de la conquista y la esclavitud de las plantaciones, hasta que se abolió en 1834. En los siglos 17 y 18, las Bahamas era una base para la piratería y el contrabando.
A inicios del siglo 20, la población estaba sumergida entre la pobreza generalizada y el estancamiento económico, y el estadillo de la Segunda Guerra Mundial llevó a la descolonización del Imperio británico.
Este proceso también marcó a las Bahamas, cuando en la década de 1950 se formaron los primeros partidos políticos, y en 1964 entra en vigor una nueva Constitución que otorgaba autonomía interna a la isla.
Para muchos historiadores, el desarrollo del país comenzó en 1967, cuando Lynden Pindling, se convirtió en el primer gobernante negro de la colonia bahameña; y al año siguiente, el título del cargo pasó a ser el de Primer Ministro. En ese mismo, Pindling anunció que Bahamas buscaría la plena independencia.
El desarrollo de las Bahamas
A finales de 1960 se aprobó una nueva Constitución que otorgaba a Bahamas un mayor control sobre sus propios asuntos y para el 20 de junio 1973, el Gobierno del Reino Unido le concedió la independencia mediante una Orden del Consejo, la cual entró en vigor el 10 de julio de ese mismo año, cuando el entonces príncipe Carlos entregó los documentos oficiales a Pindling, y desde esa fecha se celebra el Día de la Independencia.
Ese mismo día de 1973, Bahamas se unió a la Commonwealth de Naciones, en su mayoría integrada por antiguos territorios del Imperio Británico. Posteriormente, ingresó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, el 22 de agosto de ese año, y más tarde en Naciones Unidas, el 18 de septiembre.
Pindling, llamado el Padre de la Nación, consiguió que el país lograra un crecimiento económico sin precedentes basado en dos pilares: el turismo y las finanzas offshore.
Como resultado, aumentó drásticamente la calidad de vida de los bahameños. Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas, pues al primer ministro se le vínculo con carteles y actos de corrupción, al tiempo que su modelo económico precariamente equilibrado derivó entre la pobreza profunda y la riqueza extrema, que a la fecha aún persiste.
Las Bahamas es una de varias “jurisdicciones no cooperadoras” del Caribe porque no cumple con los estándares de equidad fiscal y transparencia, según la Unión Europea, que en 2022 la ubicó en la lista de paraísos fiscales.
La pandemia y el cambio climático
Las Bahamas, afectada normalmente por huracanes y tormentas, sufrió en 2019 los embates del huracán Dorian, que ocasionó 84 muertes y más de US$ 5.100 millones en pérdidas, según reportes locales.
El otro golpe reciente que ha recibido la isla vino con la Covid-19, que ocasionó un impacto económico de US$ 9.500 millones entre 2020-2023, con miles de pérdidas de empleo y efectos duraderos en el sector turístico, dijo el BID en un informe.
En un estudio, el organismo multilateral indicó el impacto de estas pérdidas en el empleo se estima en unos 30.000 puestos de trabajo, equivalentes al 14,7% de la población activa de la isla.
“La economía de Bahamas depende en gran medida del turismo, que representa más de la la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) del país”, dijo Daniela Carrera-Marquis, Representante del BID en Bahamas.
Por ejemplo, solo en 2019, el país atrajo a un total de 7,2 millones de visitantes, con unos 5 millones de pasajeros de cruceros y dos millones de visitantes de escala.
Para este año, las autoridades se mantienen optimistas con las llegadas por aire y por mar, y esperan que la economía del país crezca entre 4% y 6%, según dijo en enero el gobernador del banco central, John Rolle.
En esa conferencia de prensa trimestral del regulador, Rolle señaló que la economía de las Bahamas creció entre un 7% y un 9% en 2022, en gran parte debido a la recuperación de las entradas de turismo.
El funcionario dijo que Bahamas todavía está en “modo de recuperación”. “Una vez que avancemos más allá de 2023, esperamos que, al menos en un año calendario, el turismo haya recuperado la producción que se perdió durante la pandemia y la economía se establezca en tasas de crecimiento promedio más bajas”.