Bloomberg — Nick Clegg, responsable de asuntos globales de Meta Platforms Inc. (META), se adentró el miércoles en el metaverso para insistir en que el futuro de la informática tendrá lugar en ese mundo virtual aún no definido.
En este caso, el metaverso era un espacio virtual en las Horizon Workrooms de Meta, donde Clegg, conectado desde Londres, habló con un puñado de periodistas que llevaban puestos unos auriculares Meta Quest prestados en Washington. El grupo aparecía como torsos sentados alrededor de una gran mesa de madera, aunque sólo el avatar de Clegg se parecía realmente a él.
Ataviado con un blazer azul virtual, un pañuelo de bolsillo rojo y azul y una camisa blanca con cuello, Clegg prometió que la torpe experiencia de las aplicaciones metaversales actuales acabará siendo sustituida por una experiencia más fácil de usar que no sea tan pesada para la cabeza, y que presumiblemente incluya piernas virtuales.
“Vamos a seguir con ello, porque realmente creemos, y así lo sugieren los primeros indicios, que algo así será el corazón de la nueva plataforma informática”, afirmó Clegg. “Pero va a llevar un tiempo”.
El compromiso de Clegg con el metaverso contrasta con la relativa pérdida de interés del resto del mundo tecnológico. El entusiasmo por las realidades virtuales ha sido sustituido por el fervor por la inteligencia artificial y el floreciente sector de las startups que surgen a su alrededor. Con unas condiciones económicas más difíciles que obligan a la industria tecnológica a concentrar sus recursos, varias empresas han reducido sus inversiones en experiencias virtuales.
En febrero, Microsoft Corp. (MSFT) puso fin a su proyecto de metaverso industrial como parte del despido de 10.000 personas. Microsoft ha sido un aliado para los esfuerzos de Meta, con el Consejero Delegado Satya Nadella apareciendo en el evento de productos del gigante de las redes sociales para promocionar la unión de la tecnología de realidad virtual y su conjunto de herramientas de productividad en el lugar de trabajo como Teams, Word y Excel. Esta misma semana, Walt Disney Co. suprimió una división que trabajaba en sus estrategias metaversas como parte de su propio despido más amplio de personal.
El miércoles, Clegg afirmó que Meta tiene dos formas principales de rentabilizar su inversión en mundos virtuales: la publicidad y el comercio. Aprovechar los datos de los usuarios para dirigir anuncios muy específicos es lo que ha hecho que las plataformas Facebook e Instagram de Meta sean enormemente rentables, pero queda por ver cuánto estará dispuesta la gente a gastar en productos virtuales o a utilizar herramientas de realidad virtual para comprar.
Meta está caminando por una línea muy fina con los inversores en lo que respecta a su compromiso con el metaverso, la tecnología lejana que inspiró el nuevo nombre de la empresa antes conocida como Facebook. En 2022, cuando se enfrentó a tres trimestres consecutivos de caída de ingresos -contrayéndose por primera vez en su historia-, el consejero delegado Mark Zuckerberg se aferró a su caro compromiso de construir el metaverso. Los inversores castigaron esa decisión, llevando a las acciones a su peor año de la historia.
En febrero, Zuckerberg dio un giro radical y declaró que 2023 sería el “año de la eficiencia”, centrándose en los problemas a corto plazo. Eso significaba despedir a 10.000 personas, además de las 11.000 del año pasado. Los recortes afectaron a todos los equipos, incluida la división Reality Labs, que trabaja en el metaverso. Este nuevo tono se vio recompensado con una cotización de las acciones a niveles no vistos en un año.
Algunas comunidades, como la de los juegos y el fitness, han sido más rápidas en adoptar los mundos virtuales, pero Meta cree que hay un potencial sin explotar para aplicaciones en campos como la educación y la sanidad, dijo Clegg. También subrayó el compromiso de la empresa de implicar a investigadores, organizaciones civiles y otras empresas en el desarrollo del metaverso para crear una experiencia que permita “que florezcan la creatividad real, el ingenio real y el placer y el disfrute reales”.
En la sala virtual del miércoles, cuando un periodista hizo una pregunta, tres de los avatares de la pantalla movieron la boca, mientras tres auriculares distintos de la sala física de Washington recogían la voz de la misma persona que hablaba. La vista fuera de la sala virtual era preciosa, con montañas verdes imaginarias que se alzaban sobre un lago azul. Y los brazos virtuales se extendían delante de los avatares mientras los periodistas intentaban mirar por debajo de sus auriculares para escribir en cuadernos físicos.
“Quiero insistir en que cuando recordemos los auriculares que llevamos ahora pensaremos: “Dios mío, ¿recuerdas los días en que llevabas un Quest Pro? dijo Clegg. “Siempre hemos tenido muy claro que estamos en esto a largo plazo. Esto no va a ocurrir de la noche a la mañana”.
-- Con la colaboración de Lucas Shaw.