Las PYMES necesitan del consumo diario para crecer, y actualmente enfrentan un escenario cambiante que requiere de su constante adaptación. Por un lado, una competencia exigente, con un comprador que tiene nuevas prioridades y cada vez más opciones. Por otro, un contexto difícil, con alza de precios generalizada. Y finalmente, la digitalización de las compras y los métodos de pago, que trae tantos beneficios como desafíos a los pequeños y medianos comercios.
Los hábitos de consumo cambiaron radicalmente post pandemia, y no dejan de cambiar. El consumidor de hoy puede comparar precios y calidad desde su celular, a través de una red social o una tienda online, sin barreras de tiempo ni espacio. A la hora de pagar, también cuenta con un abanico de opciones: online, en efectivo, tarjeta, sin contacto, Tap on Phone, QR y hasta puede pedir préstamos en el punto de venta (BNPL).
Si la digitalización de las compras contribuye a un comprador quisquilloso, además fortalece sus expectativas: el consumidor de hoy prioriza el ahorro para poder gastar más en experiencias y menos en cosas, y espera seguridad en cada transacción.
La inflación también incide en el comportamiento del consumidor, que se pone cada vez más selectivo por la disminución del poder adquisitivo de su dinero. Según las perspectivas de Mastercard Economics Institute para el 2023, las tasas de interés más elevadas y su impacto en el gasto primarán en el entorno económico mundial. En América Latina, a pesar de los esfuerzos de los bancos centrales por controlarla, la inflación de base se mantiene alta, en torno al 8% en Brasil, México y Chile, y más alta en Colombia, y más alta aún en Argentina.
Para cada reto, una solución
La tecnología sin contacto llegó para quedarse: según el índice de nuevos pagos (NPI) de Mastercard, de marzo-abril de 2022, el 44% de los consumidores afirma haber hecho un pago con tarjeta sin contacto. Sin embargo, todavía hay margen para acercar estas herramientas de pago a aquellos pequeños comercios que tradicionalmente se manejaban con dinero en efectivo.
Para Mastercard, la inclusión financiera es un pilar estratégico y toca a ambos extremos de una transacción: a los compradores, que acceden a los pagos digitales, y a los pequeños comercios, que se benefician ampliamente con los nuevos servicios fintech y la banca en línea. “Tap on phone” o “Toque” es una estándar de la industria, el cual Mastercard impulsa su adopción y que permite a los comercios recibir pagos electrónicos a través de un celular. Este método de pago cuenta con el mismo sistema de seguridad EMV de los chips.
Pero implementar la digitalización de los pequeños comercios es sólo una de las maneras de ayudarlos a aumentar sus ingresos. El programa global “Mastercard Easy Savings Always On” permite ahorrar dinero, mediante un sistema de reembolsos automáticos, a aquellos comercios que cuentan con una tarjeta comercial de Mastercard. Igualmente, el programa “Easy Savings Specials”, ofrece descuentos y promociones en comercios digitales basado en redención instantánea en el check-out.
Junto a los numerosos beneficios que trae la digitalización de los pagos, también vienen aparejados algunos riesgos. Tanto consumidores como comercios están expuestos a sufrir ciberataques, y las pequeñas empresas son el flanco más vulnerable. El Centro de Confianza Mastercard, o Trust Center en inglés, pone a disposición de negocios y clientes la información, herramientas y soluciones gratuitas que necesitan para proteger sus activos y su reputación contra las estafas. Conozca cómo proteger su negocio aquí.
Los negocios más aptos para sobrevivir en este contexto serán aquellos que mejor se adapten a los cambios. Lograrlo dependerá de conocer a fondo al consumidor y de poder brindarle atención y soluciones de calidad para sus transacciones. También es preciso ofrecer garantías de ciberseguridad en ambas puntas de la transacción comercial: los clientes las piden y los comercios las necesitan para proteger su negocio y los datos de sus consumidores.