La inflación anual de Brasil se desaceleró por décimo mes consecutivo a mediados de marzo, aunque las lecturas subyacentes se mantuvieron elevadas mientras que el banco central se resiste a la creciente presión política para bajar las tasas de interés.
Los precios al consumidor aumentaron un 5,36% con respecto a un año antes, por debajo de la lectura del mes pasado de 5,63%, pero ligeramente por encima de la mediana de las estimaciones de los analistas encuestados por Bloomberg, de un 5,33%. La inflación mensual se desaceleró a 0,69%, según datos oficiales publicados el viernes.
Los encargados de política monetaria mantuvieron la tasa de referencia en 13,75% esta semana por quinta reunión consecutiva, lo que enfureció al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su equipo económico. Si bien la perspectiva inflacionaria está empeorando, el líder izquierdista clama por tasas de interés más bajas para impulsar el crecimiento económico.
El titular del banco central, Roberto Campos Neto, “debe ocuparse de la política monetaria, pero también debe ocuparse del empleo, la inflación y los ingresos de las personas”, dijo el jueves Lula a la prensa. “Todo el mundo sabe que no lo está haciendo”.
El banco central, cuya autonomía está protegida por una legislación aprobada en 2021, ha ignorado en gran medida las demandas. En un comunicado emitido después de su decisión, el banco aludió al deterioro de las expectativas de inflación y advirtió de aumentos adicionales si es necesario para llegar a la meta.
A pesar de la reciente desaceleración de la inflación general, muchos analistas dijeron que la lectura del viernes reafirmaría la postura hawkish del banco.
“Las presiones de los precios subyacentes siguen siendo muy fuertes”, escribió William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, en un informe de investigación. Los encargados de política monetaria “retrasarán la flexibilización monetaria hasta fines de este año, y los primeros recortes a las tasas de interés se realizarán en el último trimestre”.
Ocho de los nueve grupos de bienes y servicios monitoreados por la agencia de estadísticas se encarecieron a mediados de marzo. Los costos de transporte aumentaron un 1,5% y representaron casi la mitad de la inflación del mes —con un aumento de la gasolina de 5,76% y del etanol, de 1,96%— tras la expiración de las exenciones fiscales para los combustibles. Por su parte, el precio de los artículos para el hogar cayó un 0,18%.
La inflación anual en la economía más grande de América Latina se ha desplomado desde su máximo del año pasado de más de 12%, pero se mantiene por encima de los objetivos del banco para 2023 y 2024, de 3,25% y 3%, respectivamente.
El choque de Lula con la autoridad monetaria preocupa a los inversionistas y encargados de presupuesto de tendencia hawkish, quienes dicen que las crecientes deudas de Brasil dejan poco margen para gastos adicionales.
Lea más en www.bloomberg.com