Santiago — La economía chilena cerró 2022 con un déficit de cuenta corriente acumulado en el año de 27.102 millones de dólares, lo que supone un 9% del Producto Interno Bruto (PIB). El saldo negativo del indicador, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de bienes y servicios, está por encima del registrado durante todo el año pasado en otras principales economías de América Latina como México, Brasil, Colombia y Perú.
La evolución de la cifra en el último año se explica por las rentas de inversión extranjera en Chile y la balanza comercial de servicios, según un informe del Banco Central publicado esta semana.
En relación con el comercio exterior, las exportaciones aumentaron un 1,4%, mientras que las importaciones de bienes y servicios se expandieron un 0,9%. En ambos casos, el desempeño de los servicios impulsó el resultado, al tiempo que se redujo el intercambio comercial de bienes.
Luego de varios años de superávits, a partir de 2011 se empezaron a registrar déficits en la cuenta corriente. No siempre se trata de una brecha preocupante. En principio, ello obedeció al aumento de la inversión minera en Chile y un mantenimiento del ahorro.
Tomás Flores, académico de la Universidad Bernardo O’Higgins y exsubsecretario de Economía, dijo que el resultado de este indicador ahora está explicado por el desequilibrio generado a partir de los retiros anticipados de fondos previsionales por más de 50 mil millones de dólares, lo que incrementó importantemente la demanda por bienes durables transables.
Chile fue uno de los primeros países de Latinoamérica en recuperarse con mayor rapidez de la crisis generada por la pandemia, pero se produjo un calentamiento de la economía que dejó algunos desequilibrios como presiones inflacionarias y un mayor déficit de cuenta corriente, que en tercer trimestre de 2022 batió un récord al situarse al equivalente a un 9,9% del PIB acumulado en un año.
Con un excesivo déficit se asoma la imposibilidad de financiar de forma regular. Flores explica que ello sucede porque la “capacidad de atracción de inversión es más moderada, al mismo tiempo que el endeudamiento externo también ha subido”, en particular el procedente del Gobierno, dijo el economista.
Se prevé una reducción de la brecha
Eso envía una señal de que el país se está endeudando, agregó Carlos Smith, docente del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad de la Universidad del Desarrollo.
En Chile, los desequilibrios derivaron en presiones sobre el tipo de cambio, el costo de la vida y una mayor venta de dólares por parte del Estado. Como consecuencia directa destaca una disminución de las defensas ante perturbaciones sobre la economía.
Las reservas internacionales cayeron un 26,5% en menos de dos años. Smith dice que esto representa un problema frente a otro shock porque la nación estaría en una posición financiera más debilitada, aunque adelanta que se avanza hacia una recuperación.
Una mirada al comportamiento trimestral de la cuenta corriente deja ver una mejoría del saldo de cuenta corriente. Los economistas consultados por Bloomberg Línea anticipan que la brecha se reducirá al concluir este 2023. Smith estima que, posiblemente, estaría llegando a menos de la mitad de la cifra actual, quedando en torno al 4% del PIB.
Flores añade que el desequilibrio se está moderando paulatinamente, lo que “debería conducir a niveles sostenibles en el mediano plazo” sin que esto implique debilitar al peso chileno de modo significativo.
