Bogotá — Luego de un largo proceso y varias escalas la aerolínea de bajo costo Viva Air parece levantar vuelo luego de que la Aeronáutica Civil avaló, con ciertos condicionamientos, la integración con Avianca.
El holding que integraría a las aerolíneas se aseguraría una participación de entre el 50% y el 55% en el mercado colombiano, a medida que nuevos competidores como JetSmart buscan entrar a competirle de manera frontal tras divulgar su intención por adquirir Ultra Air.
“El precedente es muy malo para la competencia y para los consumidores. Mostraría que las normas y las instituciones que velan por el bienestar de los consumidores continúan relegadas frente los intereses de las grandes empresas y sus accionistas”, dijo a Bloomberg Línea el experto en Derecho de la Competencia y profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, Andrés Palacios.
A pesar del debate que se ha generado frente a la competitividad, Avianca defiende que en el período prepandemia llegó a controlar hasta el 60% del mercado doméstico y argumenta que en las rutas en las que tiene una cuota del 100% nadie más quiere competir.
Asimismo, el presidente y CEO de Avianca, Adrian Neuhauser, defendió en la Comisión 6° de la Cámara de Representantes a principios de este mes que en un país como Chile la concentración por parte de un jugador del mercado es del 60%, en Perú del 68% y en Panamá del 90%.
El aval que recibirían las aerolíneas le permite a Avianca dar un paso firme en su proceso de fortalecimiento regional.
El año pasado Avianca Group International Ltd y la brasileña Gol acordaron unir sus negocios en un mismo grupo de transporte aéreo llamado Abra Group Limited, que a su vez tendría una participación económica no controladora del 100% en las operaciones de Viva en Colombia y Perú, informó Bloomberg en su momento.
En abril del 2022 Avianca y Viva Air firmaron un acuerdo para ser parte del mismo holding.
En ese proceso, los accionistas de Avianca adquirieron el 100% de los derechos económicos de Viva en Colombia y en Perú, aclarando que esto no implicaba el control ni administración.
Acordaron también que el socio fundador de Viva, Declan Ryan, se incorporara a la junta directiva.
En ese momento, se proyectaba que la integración de ambas aerolíneas permitiría volar más de 120 aviones a unos 94 destinos, principalmente en Latinoamérica.
Además, que la combinación de ambas empresas permitiría emplear a unos 13.000 trabajadores.
No obstante, desde entonces la situación financiera de Viva Air ha empezado a deteriorarse al punto de que en febrero pasado informó que iba a iniciar la restructuración de sus deudas ante la incapacidad de obtener capital y las demoras en la integración con Avianca.
Y a finales de ese mismo mes Viva Air suspendió operaciones de forma inmediata y anunció que no iba a hacer más vuelos, dejando varados a cientos de pasajeros en países como Perú.
La aerolínea de bajo costo llegó a tener unos 1.200 trabajadores directos, pero en medio de la crisis Bloomberg Línea conoció que la empresa ofreció un plan de retiro voluntario a 400 de ellos.
Entre tanto, la chilena Latam informó que ya ha contratado a cerca de 220 empleados de Viva Air como pilotos y técnicos de mantenimiento luego de haber incorporado cinco aviones Airbus 320 adicionales a su flota.
En una reciente entrevista con Bloomberg Línea, el jefe de Operaciones de la aerolínea Avianca, Frederico Pedreira, dijo que con la integración garantizarían en las rutas en las que operen únicamente las dos compañías un techo tarifario.
“Nos comprometemos a un techo que va a ser un porcentaje del histórico de esas rutas en los últimos 12 o 24 meses. Eso está incluido en los varios condicionamientos que hemos ofrecido a la Aeronáutica Civil”.
Reiteró además que se comprometen a entregar todos los slots de Viva Air en Bogotá, que totalizan 105.
Andrés Palacios, de la Universidad del Rosario, analiza que una de las lecciones que deja este caso es que “las normas de libre competencia y de responsabilidad en materia de sociedades y de transporte no pueden contener a las grandes empresas ni su poder de mercado”.
“Hay por lo menos tres actuaciones administrativas en curso a raíz de la solicitud de la integración o de actos relacionados con la misma, destinadas precisamente a hacer respetar esas normas. Ni en conjunto, ni de manera individual, estas actuaciones pudieron evitar que Viva saliera del mercado. Tampoco van a poder contener los perjuicios causados a la libre competencia y a los consumidores. Es hora de revaluar seriamente tanto el alcance de las normas como la capacidad del Estado de hacerlas cumplir”, indicó el académico en un texto que escribió sobre el caso.
Añade que, en segundo lugar, “esta crisis muestra lo importante que es la libre competencia y los costos y riesgos que están dispuestas a correr las empresas para acabar con ella. Los colombianos vivimos preocupados con el poder que tienen nuestros dirigentes políticos, a quienes elegimos por términos fijos para cargos definidos. Pero difícilmente nos preocupamos por el poder que tienen las grandes empresas, a quienes escogemos sin que haya mayor oferta”.
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