Bloomberg Línea — El próximo año marcará el 20 aniversario de la firma del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos (CAFTA), que entró en vigor en 2006 en El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, al año siguiente en República Dominicana y en 2009 en Costa Rica.
Según el calendario de desmantelamiento arancelario, para 2024 solo 13 líneas (productos agropecuarios) están pendientes de entrar en el libre comercio total, entre estos se encuentran el arroz.
Desde hace varios años, productores del grano básico de la región han instado a las autoridades para buscar renegociar esa cláusula, porque para 2025 el arroz proveniente de EE.UU. entrará libre de arancel, es decir, que sería más barato que el producido en los países, una situación que supone el acabose gradual de las industrias nacionales.
En Dominicana, el tema está siendo altamente discutido, tomando en cuenta que el arroz constituye uno de los principales alimentos básicos de las dietas de las familias y es el medio de vida de 32.000 personas, según la Presidencia de la República Dominicana.
“Nos puede pasar como a Haití cuando en el gobierno de Bill Clinton el arroz norteamericano pasó a entrar a Haití con un arancel del 3% y no del 50% que existía desde la época de Jean-Claude Duvalier”, dijo el analista dominicano Pedro Lara. “Esta decisión procuraba, aparentemente, que los consumidores haitianos comieran más barato, pero implicó que los productores arroceros haitianos se fueran a la quiebra”.
Hasta la década de 1970, Haití era autosuficiente en arroz, pero la producción fue disminuyendo paulatinamente, sobre todo desde que Duvalier, el dictador de Haití entre 1971 y 1986, permitió las importaciones, y en 1987 el presidente interino Henri Namphy acordó reducir los aranceles del arroz del 150% al 50%, el más bajo en el Caribe.
Declive de la industria arrocera
La decadencia del sector arrocero haitiano ocurrió en la década de 1990 con Bill Clinton en la presidencia.
El mandatario presionó para que se introdujeran cambios radicales en el sector agrícola de Haití que aumentaron significativamente la dependencia del país de los cultivos alimentarios estadounidenses.
“El propio Bill Clinton ha admitido públicamente que este acuerdo firmado bajo su gobierno fue un error que llevó a la quiebra de los productores arroceros haitianos”, recordó Lara.
En marzo de 2010, durante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en Washington, el expresidente estadounidense dijo lo siguiente: “Tengo que vivir cada día con las consecuencias de una decisión mía que fue quizás buena para algunos de mis granjeros en Arkansas, pero que fue un error porque trajo también como resultado la pérdida de la capacidad de producir arroz en Haití y, consecuentemente, de su capacidad de alimentar a su pueblo. Fue resultado de algo que hice yo. Nadie más”.
Una lucha a contrarreloj
En el discurso de rendición de cuentas que dio el presidente dominicano Luis Abinader el 27 de febrero dijo que se trabaja para encontrar una pronta solución al impacto económico que tendría la desgravación arancelaria total en las importaciones de arroz.
Sin embargo, las gestiones parece que no serán fáciles. En octubre de 2022, la embajadora Jayme White, representante comercial adjunta de Estados Unidos, le dijo en una carta a la embajadora dominicana en Washington, Sonia Guzmán, que “si bien las listas arancelarias del RD-Cafta y algunos otros anexos de acceso a mercados pueden reflejar las obligaciones de cada país, tales compromisos son contraídos por todas las partes”.
“Cualquier modificación a la eliminación gradual de los contingentes arancelarios implicaría un cambio en el acuerdo y requeriría la aprobación de todas las partes del RD-CAFTA”, agregó la diplomática.
Por lo pronto, esta semana se instaló oficialmente en Santo Domingo la mesa de trabajo interministerial en procura de renegociar la desgravación del arroz en el marco del DR-CAFTA.
También el resto de países signatarios del CAFTA han expresado su interés de procurar negociar el calendario de desgravación del arroz.
