La FAO insta a atacar la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe

Aproximadamente 56 millones de personas en la región pasan hambre y cerca de 268 millones no tienen garantizada su alimentación

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La finalidad del comercio alimentario y agrícola debe tener como objetivo salvaguardar la seguridad alimentaria y reforzar la resiliencia del sistema agroalimentario ante los conflictos, las pandemias y los fenómenos meteorológicos extremos, afirmó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, señaló que el comercio también puede ayudar a que los sistemas agroalimentarios mundiales usen de forma más eficaz y sostenible los escasos recursos naturales, como la tierra y el agua, y a difundir tecnologías modernas en todo el mundo. Sus palabras se dieron en la reciénte Reunión Anual de las Asambleas de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del BID Invest, realizada en ciudad de Panamá.

No obstante, el organismo internacional reconoce que los países de América Latina y el Caribe suelen tener relativamente pocos vínculos comerciales por lo que a los productos alimentarios y agrícolas se refiere.

Para Aitor Ezcurra, jefe de División de Corporativos del BID Invest, la seguridad alimentaria en la región se encuentra en una crisis sin precedentes, debido al aumento sobre todo en el precio de los insumos agrícolas, que incide directamente en que se siembre menos, con el consiguiente encarecimiento de los alimentos.

El porcentaje de la población regional con inseguridad alimentaria ha crecido del 32% en 2019 a un 41% en 2021, en tanto que la seguridad alimentaria severa ha pasado del 10% al 15% en los últimos tres años, lo que representa que aproximadamente 35 millones de personas se encuentren en esta condición.

Depender de unos pocos socios comerciales puede dar lugar a desequilibrios y a vulnerabilidad ante las perturbaciones tanto en los países importadores como en los exportadores, afirmó Ezcurra

La FAO, por su parte, indicó que la forma en que puede hacerse frente a los retos del desarrollo sostenible, tanto presentes como futuros, es mediante iniciativas multilaterales y regionales que se refuercen mutuamente, con la mirada puesta en los mercados agroalimentarios mundiales, la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, el crecimiento económico y los resultados relacionados con el medio ambiente, teniendo presente que no se puede esperar que las políticas comerciales aborden plenamente todas las compensaciones recíprocas que todo ello conlleva y que se requieren medidas complementarias.

Sostiene que en la mayoría de los países la productividad agrícola por trabajador, medida en valor añadido por trabajador, es mucho menor que en los sectores no agrícolas.

En promedio, el 10 % de los países más ricos producen unas 70 veces más valor añadido agrícola por trabajador que el 10 % de los países que ocupan las últimas posiciones en la distribución de los ingresos.

Un informe del citado organismo internacional señala que muchos países de ingresos bajos y medianos bajos, incluidos los de América Latina y el Caribe, se enfrentan a limitaciones considerables en la adopción de tecnología y el acceso a insumos mejorados.

Muchos otros factores, como el pequeño tamaño que poseen de media las explotaciones o el acceso limitado a los seguros, el crédito y la educación, sobre todo en el caso de las mujeres, contribuyen a una menor productividad agrícola en los países en desarrollo.

En América Latina existen, de acuerdo con la FAO, 56 millones de personas que padecen hambre y cerca de 268 millones que presentan algún elemento de inseguridad alimentaria, es decir, casi el 40% de la población, mientras que a nivel mundial 828 personas pasan hambre.