Gobierno de Macron sale airoso de dos votos de censura por reforma de pensiones

La reforma, que incluye el aumento en dos años de la edad mínima de jubilación en Francia está ahora lista para su promulgación

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Bloomberg — El gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, salió airoso este lunes de dos votos de censura, lo que le permite seguir adelante con la implementación de la impopular reforma de pensiones sin tener que pasar por una votación completa en el Parlamento.

La primera votación fue más estrecha que lo previsto: obtuvo 278 votos, a solo 9 de los necesarios para remover a la primera ministra Elisabeth Borne. El segundo obtuvo 94.

“Hemos llegado al final del camino democrático de esta reforma esencial para nuestro país”, dijo Borne en Twitter.

La reforma, que incluye el aumento en dos años de la edad mínima de jubilación en Francia, hasta los 64 años, está ahora lista para su promulgación, aunque se enfrenta a la continua resistencia de los legisladores de la oposición y a nuevas marchas callejeras, que en ocasiones se han vuelto violentas.

Ya se ha convocado una nueva jornada de huelga nacional para el jueves.

Las mociones de censura fueron presentadas por los partidos de la oposición en un intento de anular la decisión de Macron la semana pasada de utilizar una disposición constitucional -conocida como el artículo 49.3- para evitar una votación en la Asamblea Nacional.

El Gobierno recurrió a esta disposición cuando quedó claro que la reforma carecía de votos suficientes para ser aprobada. Si una de las mociones de censura hubiera prosperado, el proyecto de ley habría sido anulado y Borne habría tenido que dimitir.

Aunque el resultado supone cierto alivio para Macron y cierra esencialmente el debate político sobre el proyecto de ley, se espera que la presión continúe en dos frentes.

Los partidos de la oposición han dejado clara su intención de utilizar todos los medios a su alcance para intentar descarrilar la reforma. Charles de Courson, jefe del grupo LIOT que presentó la primera moción de censura, se comprometió a solicitar una revisión de la legislación por parte del Tribunal Constitucional, que podría modificar el proyecto de ley o desecharlo por completo.

Otra opción que se baraja es un referéndum público, aunque ello requeriría una compleja combinación de apoyos parlamentarios y de los votantes que llevaría meses.

La reforma, enormemente impopular, también está llamada a avivar aún más la ira pública en medio de una oleada de huelgas y manifestaciones que se han radicalizado en los últimos días. Cientos de personas han sido detenidas por actos vandálicos contra la propiedad pública, ataques a agentes de policía e incendio de montones de basura que llevan dos semanas acumulándose en muchas ciudades debido a la huelga de basureros.

Popularidad a la baja

TotalEnergies SE ha recortado las tarifas de explotación de sus refinerías de Normandía y Feyzin después de que dos semanas de bloqueos en las puertas impidieran a la empresa sacar su combustible al mercado. La empresa ya no opera con normalidad ninguna de sus refinerías francesas, lo que hace temer una escasez de combustible.

Para Macron, cuya popularidad se ha hundido a su nivel más bajo desde los días de las protestas antigubernamentales de los Chalecos Amarillos a principios de 2019 en una encuesta de la encuestadora Ifop, la reforma es una parte fundamental de su estrategia para estabilizar las finanzas deficitarias de Francia y mejorar la capacidad de la economía para crecer y crear empleos.

Sin cambios en el sistema de jubilación, éste por sí solo registrará un déficit anual de hasta el 0,8% de la producción económica anual durante los próximos 10 años, según el Consejo Asesor de Pensiones de Francia. El retraso de la edad hasta los 64 años y el aumento del periodo mínimo de cotización para acceder a una pensión completa eliminarán el déficit del sistema de aquí a 2030, según el Gobierno.

El impulso reformista de Macron se vio dificultado tras perder el año pasado la mayoría absoluta en la Cámara Baja del Parlamento. Su gobierno ha intentado asegurarse el apoyo de los conservadores republicanos, que tradicionalmente han apoyado el aumento de la edad de jubilación, pero altos cargos del partido han criticado públicamente la reforma de las pensiones desde que comenzaron las protestas a mediados de enero.

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