Ciudad de México — Más de un centenar de autobuses ocuparon, incluso en doble fila, las avenidas cercanas al Zócalo de la Ciudad de México, durante la tarde del 18 de marzo de 2023. Miles de simpatizantes –500.000 según estimaciones oficiales– del presidente Andrés Manuel López Obrador se arremolinaron en las puertas de Palacio Nacional para escuchar su discurso por el aniversario de la expropiación petrolera de 1938.
AMLO, como se conoce al mandatario, comenzó su sexenio con una política energética para rescatar a la empresa estatal Pemex, luego de una reforma energética que puso fin a su monopolio en exploración y producción de petróleo y gas en 2013.
Una tradición del Gobierno mexicano ha sido aprovechar el aniversario para revelar algún descubrimiento o proyecto petrolero, cómo ocurrió como el campo Dzimpona en 2021, pero este año no hubo ninguno. Octavio Romero Oropeza, CEO de Pemex, prometió que la empresa petrolera desarrollaría 20 campos nuevos por año, durante su primera comparecencia en la Cámara de Diputados en octubre de 2019, pero bajo su dirección, Pemex solo ha logrado desarrollar 36.
López Obrador concentró su mensaje en la historia del general Lázaro Cárdenas y militares que lo acompañaron durante el proceso de expropiación de instalaciones, maquinaria e inmuebles de petroleras privadas. AMLO soltó algunos datos económicos como el aumento al salario y la baja en la tasa de desempleo, además de la estabilidad del precio de la gasolina y tarifas eléctricas pero no cifras sobre la producción de Pemex, la petrolera más endeudada del mundo con una calificación crediticia de bono basura. Tampoco mencionó sus metas hacia el final de su sexenio.
Pemex extrae 1,6 millones de barriles diarios de petróleo crudo y más de 250.000 barriles de condensados de gas, los cuales la empresa suma para aumentar el total, pero analistas han cuestionado esta metodología como una forma de diluir la caída de producción de crudo en sus campos maduros, principalmente en Ku-Maloob-Zaap, azotada por dos de sus más grandes accidentes en 2021 sin que haya información pública detallada sobre las causas, reparaciones y sanciones.
AMLO inicialmente prometió una producción de 2,5 millones de barriles de petróleo en 2024, pero tras la pandemia de Covid-19 la recortó a 2 millones de barriles diarios, bajo el argumento de cuidar los recursos energéticos para futuras generaciones de mexicanos.
Aun con las mediciones actuales, Pemex recortó su meta de producción de petróleo y condensados ocho veces durante 2022. Minutos antes del discurso de AMLO, Romero Oropeza dijo que Pemex ya produce 1,92 millones de barriles diarios de petróleo, sin especificar los condensados, destacó la estabilización y restitución de las reservas, y criticó los niveles de extracción de las petroleras privadas.
”La reforma energética resultó un rotundo fracaso, los 108 contratos entregados a empresas nacionales y extranjeras sólo aportan 60.000 barriles diarios”, agregó.
Refinación de petróleo, el gran pendiente
La producción de gasolina y diésel que demanda el país en las seis refinerías de Pemex es otro de los asuntos pendientes de su administración. Un ejemplo es la refinería de Dos Bocas, inaugurada en julio de 2022, la cual sigue refinar un solo barril de petróleo desde entonces. La primera producción de combustibles está prevista para julio de este año.
”Podemos asegurar que se está garantizando la soberanía petrolera. El año próximo no vamos a comprar gasolina ni diésel, ni otros petrolíferos en el extranjero, vamos a procesar toda nuestra materia prima”, declaró AMLO durante su discurso.
Dos días antes, el CEO de Pemex dijo en la conferencia de prensa del presidente que la empresa estatal seguirá importando 34.000 barriles diarios de gasolina y diésel durante 2024.
Luego de una hora de discurso y cantar en himno nacional, AMLO y su gabinete abandonaron el escenario montado frente a Palacio Nacional, protegidos por dos vallas de acero que contenían a los asistentes. Una persona se desmayó y fue ingresada al edificio federal en brazos de un militar. El resto de los simpatizantes y políticos invitados se retiraban entre empujones y saludos. La basura acumulada en el piso del Zócalo se hizo visible. Los autobuses comenzaron a llenarse.