Bloomberg Línea — Centroamérica y República Dominicana son los responsables de producir cerca del 11% del café que se exporta mundialmente, pero más allá del volumen, la región, en conjunto y por separado, lleva varias décadas esforzándose por posicionar su grano aromático como un referente de calidad.
Pese a que los países aún no gozan del prestigio que ya ostentan los cafés de Colombia o México, por ejemplo, es cada vez más notable el interés de compradores internacionales por explorar estos mercados.
En la región se cultivan diferentes variedades de arábica y robusta, las dos especies de mayor importancia económica del café, siendo la primera la de mayor participación con más de un 90%, según estiman institutos.
El istmo cuenta con su propio catálogo de variedades. De Guatemala está Caturra, Catuaí, Pache, y Pache Colís; En El Salvador con Pacamara y en Nicaragua su equivalente Maracaturra; de Honduras salió Parainema y Lempira, y su equivalente Costa Rica 95 para el mercado tico; y de Panamá, el Geisha.
Estas variedades no solo muestran mayor tolerancia frente a las enfermedades relacionadas al cambio climático, también están dando más sabor y aroma, dos cualidades apreciadas por consumidores extranjeros.
Para el caso, productores de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua llevan casi dos décadas de participar en subastas electrónicas para cafés galardonados en Taza de Excelencia que realiza la Alianza para la Excelencia en Café (ACE, por sus siglas en inglés) en cada uno de los países.
La plataforma ha permitido a los caficultores obtener un mayor precio financiero al vender su café a compradores de Estados Unidos, Europa y Asia. Cafés de la variedad Geisha se ofertaron por US$ 138,60, US$ 138,20 y US$ 134,00 por libra en Costa Rica, Guatemala y Honduras, respectivamente, en las subastas electrónicas de 2022.
También en Honduras, en la edición de 2017 de esta competencia, un café Parainema se vendió a US$ 124,50 por libra; y en Guatemala, en el certamen de 2020, un café Geisha rompió récord al subastarse a US$ 180,20 por libra.
“Esto es producto del dinamismo y de la demanda del mercado que está exigiendo variedades exóticas, diferentes y por allí hay que apuntar con los productores”, dijo Néstor Meneses, subgerente técnico en el Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).
Un trabajo de décadas
Desde 1991 en Centroamérica se desarrolla un programa de mejoramiento genético convencional de café, en el cual participan instituciones como el Programa Cooperativo Regional para la Protección y Modernización de la Caficultura (PROMECAFE), los institutos de café y agricultura, la cooperación internacional y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).
Más de tres décadas desde que se comenzó a mejorar el café, los estudios y avances continúan actualmente por medio de tecnologías transgénicas y técnicas de modificación específica de genes, con la expectativa que en un futuro cercano el cultivo y su producción se vean impactados de manera positiva gracias a todos estas acciones e investigaciones.
La región hoy posee 1,8 millones de hectáreas en café en manos de 877.000 productores, pero el 63% de las plantaciones tiene edades mayores a 20 años y más del 80% de la superficie cafetera está con variedades susceptibles y con un deficiente manejo agronómico, según la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia.
Por ello, el desarrollo de variedades de café resistentes a diferentes plagas —como la roya— son cada vez más necesarias para garantizar una producción sostenible del cultivo.