Bloomberg Línea — “Silicon Valley Bank era el banco principal de dos de nuestras empresas, de mis ahorros personales y de mi hipoteca. Así se desarrollaron las cosas para nosotros”, son las palabras con las que el colombiano Alexander Torrenegra, de Shark Tank Colombia y CEO de la plataforma de trabajo remoto Torre, contó la manera en que lo golpeó la caída de SVB.
La crisis de SVB es la segunda mayor caída de la banca comercial en Estados Unidos desde 2008, cuando se declaró en insolvencia el Washington Mutual.
Torrenegra señaló que entre 2013 e inicios de 2023 todo marchó bien con SVB y los recursos depositados allí. Sin embargo, tal como ocurrió en Wall Street, el emprendedor dijo que el jueves 9 de marzo en la mañana comenzaron a surgir preguntas alrededor del banco en un chat con “200 fundadores de empresas tecnológicas”, la mayoría en el Área de la Bahía, surgiendo como recomendación sacar el dinero de SVB.
“Leo los mensajes en un descanso para ir al baño. Cancelo inmediatamente la reunión que tenía. Pido a mi mujer, Tania, que transfiera todo nuestro dinero personal a otros bancos. Llamo a mis equipos. Les pido que hagan lo mismo. Uno de ellos, en el dentista, tiene que interrumpir la intervención y volver corriendo a casa”, escribe Torrenegra en Twitter.
Las acciones de SVB se hundieron un 60% el jueves 9 de marzo y, para ese momento, cerraron en su nivel más bajo desde septiembre de 2016, borrando US$ 9.600 millones en valor de mercado.
Sin embargo, comentó el fundador de Torre, que a las 11:10 a. m. de ese jueves, tuvo inconvenientes para sacar el dinero de las cuentas de SVB. Para el caso de una de las empresas solo pudo transferir la mitad del dinero, pues los permisos no estaban configurados para una salida “tan importante”, mientras que para la segunda empresa las credenciales bancarias se habían cambiado y no pudo acceder. Además, para los ahorros personas no hay “otras cuentas bancarias fácilmente disponibles”.
Para ese momento el desplome de las acciones, el peor en más de 35 años, se produjo después de que SVB anunciara una oferta de acciones, vendiera prácticamente todos los títulos disponibles para la venta de su cartera y actualizara sus previsiones para el año con el fin de incluir un descenso más acusado de los ingresos netos por intereses.
“Tania (esposa de Alex Torrenegra) se pone en contacto con otro banco con el que ya habíamos hablado: UBS. Les pide que abran una cuenta bancaria pronto. Cambio los permisos de la 1ª empresa. Solicitamos otra transferencia a Ameritrade por el dinero restante de esa empresa (...) Después de una larga espera, consigo hablar con un agente de SVB. Me restablecen las credenciales para la 2ª compañía”, continúa el relato del ‘tiburón’ colombiano.
En sus mensajes, cuenta que después de “salvar” la primera compañía y transferir los recursos, y firmar decenas de documentos “sin leerlos”, completa con su esposa la apertura de una cuenta bancaria personal en UBS, pero pasar los recursos requirió de más filtros.
Los movimientos en medio de la crisis
El SVB era el único banco que cotizaba en bolsa centrado en Silicon Valley y las startups tecnológicas. La empresa tenía negocios con casi la mitad de todas las startups estadounidenses respaldadas por capital riesgo.
Esta crisis coincidió con el cierre de Silvergate Capital Corp. (SI), y ambas sacudidas provocaron ondas expansivas en el sector bancario e hicieron bajar las acciones. El índice bancario KBW, referencia de los valores bancarios, se hundió un 7,7% el jueves pasado, la mayor caída en casi tres años, informó Bloomberg.
Pero antes del cierre de mercado de ese jueves y sin conocerse el que sería es parte del desenlace de SVB, Torrenegra contó que calificaba a SVB como un banco sólido y que el problema sería “tempora”, razón por la que compró acciones del banco en lo que consideró “precios significativamente bajos”.
A las 2:09 p. m. del mismo día, el emprendedor colombiano dijo que uno de los “cables” para la transferencia de recursos de la segunda empresa se borró.
Y aunque el banco había señalado que sus ahorros se transferirían el mismo día, a las 11:50 p. m. la familia Torrenegra se entera de que la segunda transferencia de la segunda empresa “aún no se ha procesado. Peor aún, la transferencia para sacar nuestros ahorros personales del SVB sigue en la cola”.
Justamente, el viernes Silicon Valley Bank colapsó y sus operaciones fueron absorbidas por el regulador financiero de California. El regulador informó que nombró al Federal Deposit Insurance Corp. (FDIC) como administrador judicial, citando liquidez inadecuada e insolvencia. Este concepto suele significar que los depósitos del banco serán asumidos por otra entidad sana o, en este caso, el FDIC, que pagará a los depositantes hasta el límite de US$250.000.
“Me entero de que SVB está controlado por el gobierno. Las acciones que compré el día anterior probablemente ya no valgan nada. Me he equivocado”, escribió Torrenegra.
En medio del colapso del banco estadounidense, también relató que dedicó el viernes a explicar a sus equipos lo que estaba pasando, ayudar a otros empresarios y responder las preguntas de sus inversores.
Al cierre del mercado el viernes, el ‘tiburón’ colombiano compartió que calculaba que la transferencia pendiente para una de sus empresas estaría a salvo y disponible a partir del lunes, pero desafortunadamente, solo una parte de los ahorros personales de su familia quedaron a salvo.
“Es posible que recuperemos la mayor parte del dinero. El porcentaje, sin embargo, sigue sin estar claro. Puede tomar años”, dijo.
El colapso de SVB ya tiene impactos en diferentes partes del mundo. La filial británica del banco también se declaró insolvente y dejó de operar, mientras los inversores esperan qué pasará con las filiales de Canadá, China, Dinamarca, Alemania, India, Israel y Suecia.
“Figura que no hay nada de valor al centrarse en el tema. Es una externalidad. No debemos invertir demasiado tiempo pensando en ello. O tratando de predecir los mercados. Es hora de volver a lo que podemos controlar: la ejecución de nuestras empresas. Seguir empujando hacia adelante. Persistir. Persistir. Persistir”, fue la conclusión de Alexander Torrenegra.