Bogotá — La inflación en Colombia sigue sin ceder y es probablemente la única economía de Latinoamérica en la que está aún no alcanzó un techo, tal y como lo muestra el indicador de febrero cuando los precios subieron al 13,28%, un repunte de 5,27 puntos porcentuales frente al resultado del mismo mes de 2022 (8,01%).
Aunque en otros países de Latinoamérica los precios han comenzado a mermarse, en Colombia la inflación sigue en niveles no vistos desde 1999 y han tenido un importante impulso por los alimentos en medio de los fuertes estragos del fenómeno de La Niña.
Tras conocerse los resultados el sábado, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, celebró “que la inflación del país tocó techo y, en particular, que se redujo el ritmo anual de inflación de los hogares de ingresos bajos y de productos agrícolas”.
“En marzo comenzaremos a ver un menor ritmo de aumento de los precios”, manifestó el ministro Ocampo, en línea con las expectativas del presidente del país, Gustavo Petro, quien aseguró que ha comenzado la desaceleración de los precios.
“La inflación en Colombia está rezagada frente al IPC en América Latina, en donde en general se ha empezado a ver descensos y en el país no”, dice a Bloomberg Línea Omar Suarez, gerente de Estrategia de Renta Variable de Casa de Bolsa.
Agrega que “hay una inercia inflacionaria en Colombia” y que puede que la inflación toque techo en febrero, más por el tema de alimentos, pese a que la variación sigue siendo bastante alta.
Consultado por Bloomberg Línea, el economista jefe de Corficolombiana, Julio Romero, explica a Bloomberg Línea que si bien el país sudamericano efectivamente se demoró en llegar al techo de inflación frente a otros países de Latinoamérica, ahora sí estaría cerca de tocarlo.
“La inflación de alimentos va a seguir desacelerándose debido a la muy alta base estadística. Hace un año tuvimos el choque global de costos de insumos por la guerra en Ucrania, pero afortunadamente desde hace varias semanas un buen número de materias primas ya vienen corrigiendo a la baja sus precios y esto se traducirá gradualmente en un alivio a los precios en el país”, dijo Romero.
Por su parte, el director de Estudios Económicos de Davivienda, Andrés Langebaek, dijo a este medio que consideran que “la parte gruesa de los ajustes inflacionarios de este año ya se vio en enero y febrero”.
“Creemos que la inflación muy probablemente en marzo de este año va estar por debajo del 1%, con lo cual el IPC anual empieza a bajar”, manifestó el analista.
Pero, ¿por qué Colombia aún no logra ganarle la batalla a la inflación?
Langebaek analiza que Colombia es uno de los países que “más desequilibrios macroeconómicos presentó al finalizar el 2022, con un déficit cercano al 7% en la cuenta corriente, una inflación básica muy alta”, lo que desde su perspectiva fue síntoma de un exceso de demanda.
Además, a nivel local los alimentos vienen presentando choques adicionales que mantienen las presiones inflacionarias, entre los que se cuentan, dice Romero, la alta dependencia a insumos importados y “la depreciación extraordinaria” del peso colombiano (COP).
También deben contarse “las condiciones climáticas adversas por el intenso invierno en los últimos meses y los efectos rezagados del paro de 2021 en algunos sectores como el avícola”, dijo Romero.
Particularmente sobre el efecto de la depreciación del peso colombiano, señala que en los últimos ocho meses esto se ha traducido también en mayores precios de bienes importados como vehículos, artículos de aseo y electrodomésticos.
Esto también viene traduciéndose en mayores costos de producción ante el encarecimiento de bienes intermedios y de capital para la industria local, que en gran parte se compran del exterior, y que han venido trasladándose gradualmente a los precios al consumidor.
“Recordemos que en Colombia estamos pagando entre 15%y 20% más por el dólar respecto a lo que pagan en promedio en Brasil, México, Perú y Chile”, apuntó Julio Romero en su análisis.
Otros factores que mantienen al alza la inflación
Andrés Langebaek expone que en Colombia, y en general en varios países de Latinoamérica como Chile o Brasil en donde existen mecanismos de indexación “bastante fuertes”, “obviamente la inflación se demora más en ceder.
Y es que en el prolongado ciclo inflacionario de Colombia también estarían influyendo los ajustes en bienes y servicios regulados, entre los que se incluyen los aumentos de los precios de los combustibles (la gasolina pesa casi el 3% de la canasta familiar), que se presentaron de manera rezagada frente a otros pares regionales.
“Desde este año empezaron a corregirse, de forma correcta, los subsidios a la gasolina y el ACPM, y esto continuará en los próximos meses. Además, las tarifas del gas y energía eléctrica también reflejaron el choque en costos y dólar por estar indexados algunos de sus componentes al IPC y la TRM”, complemente Romero.
En este contexto también tendría que tenerse en cuenta el proceso de indexación de servicios no regulados, entre ellos, el precio de los arriendos, cuyo peso en la canasta del IPC es de 25%.
Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, concluye que la inflación en Colombia presenta inercia, lo que quiere decir que “una vez tiene una dirección es difícil que esta cambie rápidamente”.
“Esta vez nos tocó hacia arriba por temas de indexación de precios, entonces fue muy difícil llegar al pico de la inflación. Precisamente como esta ha venido subiendo y buena parte de la canasta familiar se ajusta con la inflación pasada, haciendo que se le eche más leña al fuego, se demora muchísimo más controlarla”, considero Olarte.
Y remató que a pesar de esto “febrero es el pico de la inflación, pero la desaceleración va a ser muy lenta por esos efectos de indexación”.
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