Jubilaciones en Argentina: advierten que el sistema previsional “está detonado”

Entre economistas y especialistas del sector coinciden en que el sistema no es sustentable. Qué alternativas hay hoy para no sufrir las consecuencias tras el retiro

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Buenos Aires — La aprobación de la Ley de moratoria previsional volvió a poner sobre la mesa un debate recurrente en Argentina. La confirmación de que el Congreso logró los votos necesarios para que casi 800.000 personas que no cumplían los requisitos mínimos de aportes se jubilen desató los festejos dentro del oficialismo y generó una lluvia de críticas por parte de algunos referentes de la oposición y de economistas privados.

La discusión podría abordarse por dos canales diferentes, aunque muchas veces se superponen. El primero de ellos está vinculado a la justicia social y a si es ético o no que personas que no aportaron -independientemente de las razones por las que no lo hicieron- reciban el mismo trato que los que sí lo hicieron. La segunda pasa por un tema mucho más alejado de lo emocional: refiere a de dónde saldrá el dinero para financiarlo.

Medio punto del PBI de costo fiscal

Según cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), la medida tendrá un costo fiscal de 0,36% del PBI durante el primer año y de 0,48 puntos del producto en el acumulado del segundo. “Para el año 1, la estimación de potenciales altas por moratoria de la prestación por vejez arrojó un total de 494.242 personas, 78,3% de las cuales serían mujeres. Para el año 2, las altas rondarían las 225.409 personas”, proyectó el trabajo publicado en octubre del año pasado.

El problema, simplificaron en los últimos días algunos economistas privados, radica en que la aprobación de la Ley no hará más que dividir recursos limitados sobre una cantidad mayor de personas. Es decir, repartir la misma torta, pero entre mayor cantidad de comensales.

De acuerdo a los últimos registros oficiales, hoy en la Argentina hay 5,2 millones de personas recibiendo jubilación, 1,7 millones recibiendo pensión y 13,1 millones de personas realizando aportes (con aportes de más de 12 meses consecutivos). Eso, explica el economista Salvador Vitelli, de Romano Group, da un ratio de algo menos de dos activos por cada pasivo.

Ante este panorama, el economista Franco Tealdi marca que “más allá del análisis que pueda hacerse en términos de si es justo o no, de si es ético o moral, hay una cuestión que no puede ser descuidada que es cómo se va a financiar esto”. Es que según agrega, el sistema previsional hoy no puede financiarse con aportes, sino que se financia con impuestos.

El sistema es puramente deficitario, que se sustenta con impuestos. La torta que se reparte no se agranda y cada vez es más a la gente a la que le toca una porción”, ejemplificó. Por ello es que argumentó que “las consecuencias que genera este tipo de reparto es un empobrecimiento de la sociedad en su conjunto” ya que “si tenés que aumentar impuestos para sustentar esto, emitir pesos o endeudarte, la consecuencia es empobrecer a toda la sociedad en general”.

“Uno se pregunta, ¿por qué los jubilados hoy en Argentina no ganan más de US$200? ¿Por qué el sueldo mínimo es de los más bajos de la región? ¿Por qué hay todavía un sector enorme de la población que trabaja en la informalidad? Todas esas son consecuencias derivadas de los desequilibrios macroeconómicos, que a su vez son derivados de medidas como esta”, añadió.

Alternativas: ¿ahorro privado en dólares o fondos de pensión?

Por este motivo es que muchos argentinos se encuentra, actualmente ante una encrucijada respecto de cómo resolverán su situación de ingresos una vez que dejen de trabajar. Tras la estatización de las AFJP, en noviembre de 2008, no sorprende que muchos desconfíen de las alternativas que en otros países serían consideradas tradicionales, como fondos de pensión o seguros de retiro.

Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, dice que “el tema de las jubilación es un chiste desde la estatización de las AFJP, cuando lo que era tuyo pasó a estar en un sistema de reparto que capta aportes de cada vez menos personas para distribuirlo entre cada vez más”.

Para el especialista, la reciente moratoria implica que “los jubilados que aportaron han sido estafados” y advirtió que “el sistema está detonado” ya que “cada vez más gente recibe menos producto de medidas como esta”. Como consecuencia, añadió Sardáns, “lo que hace la gente es llevarse la plata afuera de la Argentina”.

“Lo que nosotros vemos ya no es la demanda por parte de millonarios, sino de personas que tienen US$1.000 o $5.000, que nos piden una apertura de cuenta en el exterior, fundamentalmente en bancos o brokers en Estados Unidos. Prefieren llevarse la plata en dólares fuera de la Argentina, que la plata sea de ellos y no de todas y todos, como suele decirse acá”, disparó.

Eso, añadió, lo ve de personas afines tanto a uno como al otro lado de la grieta: “No es un tema de ideología, es un tema de sentido común. Lo que vemos es un sálvese quien pueda, todos llevándose la plata al exterior o tratando de refugiarla en dólares, invirtiendo en ladrillos o gastándosela. Nadie se quiere quedar con pesos”.

El rol de las empresas

Pese a este panorama, no todo está perdido en términos de aportes al sistema previsional gracias a un beneficio que cada vez adoptan más empresas. Según explica Diego Deza, director de retiro de Willis Towers Watson (WTW), de las 100 principales compañías con presencia en Argentina, 65 ofrecen como beneficio programas de ahorro complementarios.

Dicho beneficio, explica, consiste en que el empleado que quiere participar hace un aporte de entre el 3% y el 7% de su salario y la empresa lo acompaña haciendo un matcheo. Es decir, igualando el aporte en estos programas. “Esta práctica viene creciendo. No es que se esté duplicando año a año, pero todos los años hay entre 5 y 10 empresas nuevas que deciden dar este beneficio voluntario a sus empleados”, marca.

Según detalla, los niveles de participación entre los empleados se ubica en torno al 50%. Sin embargo, a mayor nivel jerárquico, mayor es el porcentaje de adhesión, ya que por un lado son quienes tienen más capacidad de ahorro y, más importante aún, más se justifica, dado que el nivel de reemplazo del salario -es decir, lo que la jubilación cubre en relación a lo que el ejecutivo venía percibiendo- es más bajo. En esos casos, precisa, el nivel de participación oscila entre el 80% y el 90%.

Para Deza, los empleados de las empresas hoy se muestran preocupados por este panorama, pero eso no implica que estén pendientes. Por ello resalta el rol de las empresas en comunicar estos beneficios. Y en ese sentido recuerda también que en la Argentina no hay incentivos fiscales para que las empresas impulsen aún más programas de retiro.

Por último, y consultado respecto al sistema previsional, el ejecutivo de WTW alertó que en los últimos años se viene perjudicando la relación entre aportantes, el crecimiento de la informalidad y la cantidad de jubilados y remarcó: “Cuando proyectas a 20 años, el sistema no es sostenible”.

En sintonía con esa visión, Dolores Liendo, líder de Wealth de Mercer para Argentina, Uruguay y Paraguay aporta que para un salario de $550.000 con 30 años de aportes, la tasa de sustitución hoy es del 46,3%, por lo que el ahorro debería proyectar ingresos futuros de al menos ese porcentaje a través de instrumentos de ahorro e inversión privados. “Por eso es que hoy más que nunca los esquemas de ahorro privado pasan a tener un papel protagónico en la construcción del capital de retiro”, dijo.

De la Encuesta de Mercer sobre Planes de Pensión y Retiro en Argentina, donde relevan a 395 empresas, el 62% de las empresas encuestadas tiene un plan de pensión, está implementando uno o está analizando hacerlo.

Dicho plan implica que cada empleado hace un aporte de un porcentaje de su salario y la práctica de mercado es que el empleador matchea ese aporte. El porcentaje de matching, sin embargo, puede variar, siendo de un 100% para posiciones claves dentro de la organización.

Según relevamientos realizados por Mercer en Argentina, hasta junio de 2022, entre los colaboradores de las empresas clientes se destacó que la mayoría de los empleados piensan vivir su retiro por medio de ahorro, inversión o negocio; sin embargo, la mayoría ahorra menos del 5% de su sueldo.