Santiago — Chile podría perder prontamente su posición mundial como productor de litio. El declive se produciría a partir de 2028 cuando sería desplazado de su segundo lugar por Argentina; no obstante, bajaría aún más de puesto en 2030, año en que África tendría un rol destacado en el suministro del mineral a nivel internacional.
Las estimaciones están en dos informes de JP Morgan publicados en septiembre del año pasado y en febrero de 2023, donde se prevé que Chile pasaría a suministrar un 10% de litio a nivel global en 2030 desde un 28% actual.
Llamado el “oro blanco”, el litio cobra relevancia dentro del mercado internacional. Su precio se ha multiplicado por ocho en los últimos tres años, convirtiéndose en una poderosa inversión para los países que apuestan a una economía verde.
En Sudamérica, tres países concentran más de la mitad de los recursos identificados en el mundo: Argentina, Bolivia y Chile. Conocidos como el triángulo del litio, estas naciones cuentan con enormes depósitos de salmueras.
Bolivia apenas está dando pasos adelante para la industrialización del material, destacando la elección de un consorcio que incluye al gigante chino de baterías Contemporary Amperex Technology Co., Limited (CATL) para contribuir con el desarrollo de reservas de litio en el país.
De momento, solo Australia supera a Chile en la producción global; aunque Argentina se acercaría a una mejor posición en unos cinco años, según las proyecciones del banco de inversiones norteamericano.
Sin embargo, varios expertos creen que se debe considerar distintos aspectos para llegar a ello, destacando la potenciación de estrategias de producción y de exportación.
¿De qué depende?
Para Andrés Soto, director de Ingeniería Civil en Minas de la Universidad San Sebastián, es difícil que Argentina sobrepase la producción chilena, lo que sería una posibilidad más remota si entra en producción el Salar Maricunga, en la región chilena Atacama, en el corto plazo.
Pero respalda que los más de 10 proyectos de litio existentes en suelo argentino hace pensar que en cinco años podría potencialmente dejar a Chile en un tercer lugar.
Consultada por Bloomberg Línea en una entrevista en diciembre sobre este tema, la ministra de Minería, Marcela Hernando, dijo que Argentina aún produce en pocos volúmenes, aunque le sorprende su curva de crecimiento.
Para Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, hasta ahora, Chile ha dejado “escapar mucho tiempo la posibilidad de aprovechar un momento espectacular en el mercado del litio”.
Su perspectiva es que el país todavía tiene algunas oportunidades, pero debe apresurarse ante el boom del litio experimentando en este momento.
“Las dudas, las discusiones ideológicas, han frenado decisiones y eso ha hecho que se pierda muchísimo tiempo y hoy se esté llegando tarde a la fiesta del litio”, dijo Guajardo.
La idea de una empresa estatal
El gobierno de Gabriel Boric quiere asegurar una participación estatal mediante la creación de la Empresa Nacional del Litio, que tendrá el carácter de estatal, aunque con licitación de privado.
Pero algunos analistas lo observan como una ruta equivocada para aumentar la competitividad. Para Guajardo el Estado chileno tiene varios mecanismos para abordar el desarrollo del litio sin la necesidad de crear una empresa nacional.
Aunque cree que, si se llega a implementar, esta compañía podría ayudar a coordinar y abordar algunos temas, sobre todo en el ámbito ambiental. “Podría ayudar en esas dimensiones”, reitera.
En Chile, solo producen litio las empresas Albemarle Corp., con sede en Estados Unidos, y la local SQM, en la que tiene una participación de más del 20% la china Tianqi Lithium Corp. Ambas extraen enormes cantidades de salmuera desde un salar en Atacama.
Daniel Jiménez, fundador de iLiMarkets y exvicepresidente comercial de SQM, cree que la creación de una empresa nacional del litio traería un impacto más negativo que positivo, ya que retrasaría más el avance de este sector en el país. “Hasta que no esté establecida, operando, contrate gente, tenga presupuesto, se apruebe, van a pasar más de 5 años hasta que definan dónde van a poder hacer la explotación”, explicó.
Resalta que, por otro lado, en Sudamérica solo Bolivia y Chile tratan al litio como mineral estratégico, lo que considera una visión “retrógrada”. En cambio, cree adecuado diseñar una “legislación ambiental ágil” con el fin de que se desarrollen proyectos “respetando los ecosistemas”.
Según Jiménez, la legislación chilena no tiene incentivos para la explotación del litio. “Chile, teniendo un enorme potencial de producción, más allá del Salar de Atacama, está sub explorado”.
El experto dice que el “gran problema” es que ningún proyecto minero, particularmente uno de litio, demora menos de una década debido a que los procesos de exploración, obtención de autorizaciones ambientales, ingeniería y pruebas, construcción, son largos.