Bogotá — Luego de la polémica generada por el informe de reservas, el Gobierno colombiano ha seguido trabajando en el diseño de la hoja de ruta para la transición energética, cuyos resultados siguen de cerca los mercados, pues mostrará no solo el camino sino el ritmo con el que el país pretende despedirse gradualmente de los hidrocarburos.
Bloomberg Línea cuestionó al Ministerio de Minas y Energía sobre los avances en la construcción de esta hoja de ruta, cuyo proceso de elaboración se anunció por parte de la jefa de esa cartera, Irene Vélez, en noviembre del año pasado en la COP27 de Egipto.
El Ministerio respondió que los elementos de la Hoja de Ruta están articulados con el Plan Nacional de Desarrollo (PND) e incluyen componentes técnicos descritos en el documento metodológico, como el mejoramiento de la eficiencia energética y la expansión del uso de las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER) para sustituir las fuentes de energía fósil.
Asimismo, contempla la electrificación de la matriz energética; el fomento de la industria nacional asociada a las tecnologías de las energías renovables y un nuevo enfoque de la minería para la transición energética.
Señaló que también se integran “análisis relacionados con el ordenamiento territorial urbano en el proceso de transición, el avance a un modelo de acceso universal e incluyente con el usuario como protagonista de la cadena de valor por medio de la democratización energética”, en otros puntos.
Entendemos la TEJ como el proceso gradual de sustituir el uso de combustibles fósiles por energías renovables en la matriz energética nacional tanto primaria como de consumo final de energía. Así, la TEJ debe representar una de las principales estrategias para mitigar los efectos de la crisis climática y gestionar eficientemente los riesgos económicos de la transición energética global sobre la economía colombiana.
De acuerdo al Ministerio de Minas y Energía, el 12 de diciembre finalizó la fase inicial, de planeación metodológica, consolidación del plan de trabajo y determinación de línea base para la construcción de esta hoja de ruta.
Y desde esa fecha se adelanta una segunda fase, que consiste en el diagnóstico y análisis del sistema de energía colombiano para establecer modelos considerando escenarios energéticos futuros para el país.
Paralelo a esto, se está realizando el análisis de los habilitadores regulatorios, riesgos y brechas de cara a la implementación de la transición energética.
Mientras el PND recoge los proyectos y acciones a corto y mediano plazo (para el cuatrienio), la hoja de ruta se enfocará en la planeación a mediano y largo plazo de la transición energética con foco en cuatro principios, que son la equidad; la gradualidad, la soberanía y la confiabilidad; la participación social vinculante, y el conocimiento.
Según el Ministerio, “la participación social vinculante es un componente central de esta política, que permitirá la democratización de la generación y el uso de la energía en Colombia. Para ello, las comunidades energéticas son un componente fundamental que debe contribuir, entre otras cosas, con el control a los altos precios actuales de la energía eléctrica en el país”.
“A partir de las conversaciones con las comunidades se pueden destacar elementos como sus expectativas de participación en los nuevos esquemas de negocio de generación energética y sus exigencias de contar con energía suficiente para brindar soporte a proyectos productivos, en el sentido de que la energía debe ser un medio para mejorar sus condiciones económicas y de calidad de vida”, explicó a Bloomberg Línea.
¿Polémica por balance de contratos retrasará el proceso?
En diciembre, el Ministerio de Minas y Energía presentó un informe en el que concluyó que los contratos vigentes le garantizarían autosuficiencia a Colombia y excedentes de recursos hasta más allá del año 2037.
Pero el documento fue cuestionado ante los presuntos errores técnicos en el cálculo de la autosuficiencia que tendría el país y por la falta de conclusiones frente a la viabilidad de los tiempos en los que se pretende realizar la transición energética.
Cuestionado sobre este tema, el Ministerio señaló que los análisis para la construcción de la hoja de ruta de la transición energética “se hacen con base en el modelamiento mediante escenarios energéticos futuros”.
“Estos escenarios se construyen bajo diversas condiciones para el futuro del sistema energético nacional, que incluyen desde crecimiento tradicional hasta crecimiento disruptivo de las energías renovables y sus tecnologías. En este sentido, el reporte del balance de contratos y el análisis de las reservas de combustibles fósiles constituyen un elemento informativo para la hoja de ruta”, añadió.
Y a pesar de los cuestionamientos al mismo, defiende que “sus resultados se pueden usar en la medida en que se hace claridad sobre la tipología de las reservas y se consideran diversos escenarios, que toman en cuenta estas reservas y su duración en el tiempo”.
“Contamos adicionalmente con el soporte de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), que está adelantando la actualización del Plan Energético Nacional, para lo cual emplea también el modelamiento bajo escenarios energéticos. Por ello, consideramos que se puede avanzar simultáneamente en la construcción de la hoja de ruta y los escenarios de transición energética”, remató.
El jefe de la misión en Colombia para el FMI, Ceyda Oner, manifestó en días pasados que “un plan de transición energética y de diversificación de las exportaciones bien diseñado y ejecutado es vital para garantizar la sostenibilidad y la resiliencia a mediano plazo”.
Si bien considera que “el objetivo de reducir la dependencia de Colombia del petróleo y del carbón es encomiable”, aclara que “una transición exitosa requeriría desarrollar un plan bien comunicado y gradual que equilibre las necesidades energéticas de la economía interna y su capacidad de generación de divisas en un contexto de transición hacia bajas emisiones de carbono de la economía global”.
Estos son los ejes de la transición energética del Gobierno Petro, según el Ministerio de Minas y Energía:
1) Avanzar hacia un modelo de acceso universal e incluyente en el que el usuario sea el protagonista de la cadena de valor de la energía por medio de la democratización energética.
2) Suplir las necesidades energéticas de la población de manera asequible.
3) Garantizar la equidad energética, no solo en términos del acceso para las diferentes comunidades territoriales y étnicas, sino buscando que la energía contribuya a la consolidación de la paz, el desarrollo de las regiones y la reducción de las amplias desigualdades del país.
4) Mantener un enfoque diferencial, territorial y participativo en la formulación y ejecución de proyectos de transición energética, que promueva la equidad de género.
5) Proteger los derechos de las comunidades y la naturaleza, así como reparar y restaurar los pasivos ambientales y sociales asociados a procesos extractivos.
6) Promover la reconversión laboral de comunidades dependientes de la extracción de combustibles fósiles, a la vez que se elimina gradualmente la dependencia fiscal y económica de las exportaciones de combustibles fósiles y se transita de un modelo económico extractivista a uno productivo.
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