Bloomberg — La mejoría de los niveles de seguridad en El Salvador luego de la represión del Gobierno contra las pandillas podría eventualmente impulsar la inversión a medida que las empresas y los consumidores ganan confianza, según Moody’s Investors Service.
Hay “evidencia anecdótica significativa” de que el crimen ha disminuido en la nación centroamericana, dijo el analista de Moody’s Jaime Reusche, lo que podría alentar a las empresas locales a impulsar la inversión.
“El principal problema en la economía de El Salvador es ciertamente la falta de inversión”, dijo Reusche, en una videollamada desde Nueva York. “Si la situación de seguridad se traduce en una mayor inversión, eso sin duda podría cambiar las reglas del juego para la economía”.
Si el entorno más seguro resulta sostenible, podrían sumarse los inversionistas extranjeros más cautelosos, aunque pueden ser sensibles a los problemas de “gobernanza”, dijo.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha encarcelado a decenas de miles de presuntos pandilleros durante el último año usando poderes de emergencia. La política es popular, aunque los grupos de derechos humanos han criticado la falta de debido proceso, el arresto de los críticos del Gobierno, el uso de la tortura y el secreto que rodea la operación.
El Salvador solía estar entre los países más violentos del mundo y la extorsión generalizada de las pandillas era un freno importante para la actividad económica. El comercio minorista, el turismo y la banca son sectores que se beneficiarían de una disminución sostenida de la violencia, dijo Reusche.
Además de la delincuencia, la falta de acceso al crédito y herramientas financieras es uno de los “mayores impedimentos para el crecimiento potencial” del país, explicó.
Moody’s proyecta que la tasa de crecimiento económico de El Salvador será de 1,7% este año, antes de acelerar hacia su tasa potencial total de alrededor de 2,5%.
Sector de la vivienda en EE.UU.
Dado que más de 2 millones de salvadoreños viven en Estados Unidos, la economía del país depende en gran medida de las remesas, que representan más de una cuarta parte del producto interno bruto.
Sin embargo, estos flujos comenzaron a reducirse en medio de una desaceleración del sector de la construcción de EE.UU., donde trabaja una gran cantidad de inmigrantes, dijo Reusche. Los flujos de remesas de El Salvador están más fuertemente correlacionados con el sector de la vivienda estadounidense que con la economía de EE.UU. en general, agregó.
Moody’s ha recortado la calificación de El Salvador en tres niveles desde que Bukele asumió el cargo en 2019, a Caa3, lo que significa que el país tiene “un riesgo crediticio muy alto, mala reputación”. Sin embargo, la agencia elevó su perspectiva desde negativa a estable luego de que en enero pagara el vencimiento de un bono por US$604 millones y un cronograma de amortización más favorable a corto plazo.
El Gobierno aún carece de acceso a los mercados crediticios globales y enfrenta grandes necesidades de financiamiento, y se las ha valido en gran medida con deuda interna costosa a corto plazo.
“Sigue siendo estructuralmente un crédito muy débil”, dijo Reusche. “Va a tomar un poco de tiempo cambiar eso”.
El Salvador adoptó el bitcóin como moneda de curso legal junto con el dólar de EE.UU. en 2021. Sin embargo, “el uso es tan limitado que para nosotros realmente no ha generado ninguna preocupación importante, ni en el sector financiero ni en la economía real en general”, afirmó Reusche.
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