Bloomberg — Portugal pondrá fin a su llamado programa de visas de oro para los nuevos compradores de propiedades extranjeras, ya que trata de hacer frente a la falta de vivienda asequible en una de las economías más pobres de Europa Occidental.
Para luchar contra la especulación inmobiliaria, Portugal “eliminará la emisión de nuevas visas de oro”, dijo el primer ministro Antonio Costa en una rueda de prensa en Lisboa el jueves tras una reunión del gabinete. Los compradores extranjeros de inmuebles que deseen renovar sus visados de oro existentes sólo podrán hacerlo si sus propiedades se utilizan como vivienda propia, o si estas unidades se colocan en el mercado de alquiler a largo plazo, dijo.
Las visas de oro portugueses se crearon hace una década para ciudadanos de fuera de la Unión Europea como parte de un esfuerzo por sanear las finanzas públicas del país tras el rescate de 2011 por parte de la UE y el Fondo Monetario Internacional. Desde entonces, el país ha recaudado 6.800 millones de euros (US$7.300 millones), y el 90% de ese dinero se ha destinado al sector inmobiliario, según el Servicio de Inmigración y Fronteras portugués.
Los ciudadanos chinos representaron casi la mitad de los 11.628 permisos de residencia concedidos al amparo del programa, cada vez más popular entre los inversores estadounidenses. Hasta ahora, los candidatos al visado dorado debían realizar una inversión inmobiliaria de al menos 350.000 euros, crear al menos 10 puestos de trabajo en Portugal o transferir 1,5 millones de euros.
En toda Europa y en países de todo el mundo -desde Estados Unidos y Canadá hasta España y Grecia- se han adoptado variaciones del visado dorado. Suelen durar hasta que una masa crítica de opositores concluye que los costes (precios de la vivienda en alza, propietarios ausentes y acusaciones de corrupción) superan a los beneficios, y los políticos los abandonan.
En Portugal, algunos políticos han criticado el programa por disparar los precios inmobiliarios y hacer inasequible la vivienda para muchos segmentos de la población. Funcionarios de la UE han señalado posibles riesgos de evasión fiscal y blanqueo de dinero por parte de compradores internacionales.
Ya en noviembre, el Primer Ministro Costa había indicado que el gobierno podría poner fin a los visados dorados, diciendo que el programa “ya no se justifica”. En 2021, su administración empezó a restringir los permisos y excluyó la compra de propiedades en ciudades como Lisboa, donde los precios de la vivienda se han más que duplicado desde 2015 hasta los 3.805 euros por metro cuadrado, según la web inmobiliaria Idealista.
Paulo Silva, director de la consultora inmobiliaria Savills en Portugal, dijo que los visados de oro ayudaron a atraer inversores extranjeros al país cuando este necesitaba el dinero hace una década, pero hoy solo representan como mucho el 3% de las operaciones inmobiliarias.
“Es un error culpar a las visas de oro del aumento de los precios inmobiliarios, ya que se debe sobre todo a un desequilibrio entre la oferta y la demanda”, dijo Silva. “El resultado final es que los inversores simplemente cogerán su dinero e invertirán en otro país donde puedan conseguir un visado de oro”.
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