Corea del Sur está preparando un programa nacional de desarrollo de cohetes como parte de un ambicioso impulso para hacerse de una mayor tajada de la economía espacial mundial tras la implosión de su asociación con Rusia.
Seúl revocó el mes pasado un contrato con Moscú en favor de un operador europeo para lanzar un satélite al espacio. Tras haber confiado en Rusia durante años para enviar sus sondas a órbita, la medida es un impacto tangible de las sanciones al Kremlin por su invasión de Ucrania.
“Nuestros planes de lanzar un satélite polivalente con Rusia se han ido por completo”, declaró en una entrevista el viceministro coreano de Ciencia, Oh Tae-Seog. “Desde la perspectiva no sólo de las industrias espaciales, sino también de la seguridad nacional, poseer la capacidad de lanzar al espacio el satélite que queramos cuando queramos es importante”.
La ruptura de Corea del Sur con Moscú será un duro golpe para el programa de cohetes ruso, una de las industrias postsoviéticas más fuertes del país fuera del petróleo, y pone de relieve el impacto de la presión internacional. El espacio es también un paso natural para la sofisticada economía surcoreana, liderada por su sector de alta tecnología.
“Aunque la guerra haya terminado, no se volverá a los viejos tiempos”, afirma Lee Changjin, profesor de ingeniería aeroespacial de la Universidad Konkuk de Seúl. “Estoy seguro de que Moscú intentará volver a entrar en el mercado una vez acabada la guerra, dado que su gran industria espacial no puede sostenerse sólo con la demanda interna”.
Corea del Sur pagó a Rusia unos 28.700 millones de wones (US$22 millones) de los 59.300 millones previstos en el acuerdo cancelado, según la oficina del legislador Park Wan-joo.
Es probable que sea demasiado tarde para recuperar a Seúl como cliente, siempre y cuando Rusia ponga fin a la guerra y se suavicen las sanciones. Corea del Sur lanzó en junio su primer cohete de fabricación propia, que puso en órbita con éxito un satélite de prueba, y está estudiando un vehículo de nueva generación que pueda transportar satélites más pesados y complejos sin ayuda extranjera.
Su urgencia por poseer un mayor espectro de capacidades espaciales también va en aumento después de que el Presidente Yoon Suk Yeol anunciara recientemente planes para hacer aterrizar una nave en la Luna en 2032 y en Marte en 2045. Esto sucede a una promesa similar de Estados Unidos y a los planes lunares de China.
También hay un objetivo comercial: aumentar la cuota de Corea del Sur en la economía espacial mundial hasta el 10% en 2045, frente al 1% actual. Para ello sería necesario crear un ecosistema de desarrolladores espaciales, desde empresas de nueva creación hasta grandes compañías con agrupaciones industriales repartidas por todo el país, explicó Oh.
Pero Corea del Sur se está poniendo al día en el negocio de los cohetes, en el que compite con programas como los de Rusia y Estados Unidos, que llevan más de medio siglo poniendo satélites en órbita. Sus vecinos China y Japón tienen mucha más experiencia, y Corea del Norte ha enviado misiles más lejos en el espacio que Corea del Sur con su cohete más reciente.
Corea del Sur ha visto cómo el número de puestos de trabajo en las industrias espaciales aumentaba constantemente, de 6.708 en 2017 a 7.317 en 2021. El gobierno planea duplicar su inversión anual en investigación y desarrollo hasta 1,5 billones de wones en 2027 para impulsar aún más el sector, cuyo valor actual se estima en unos US$2.300 millones.
En comparación, la industria espacial mundial genera unos US$350.000 millones en ingresos, y podría superar potencialmente el billón en 2040, según estimaciones de Morgan Stanley. La banda ancha por satélite representará probablemente la mitad del crecimiento previsto.
Las principales áreas de inversión de Corea serán los datos por satélite, la navegación, la medicina, la energía y los recursos asociados al espacio, según el Ministerio de Ciencia.
“El camino de nuestras empresas podría ser diferente del de empresas globales como SpaceX”, dijo Oh, refiriéndose al grupo de Elon Musk. Corea del Sur podría diferenciarse ayudando a las empresas a encontrar formas menos costosas de poner satélites de alto rendimiento en órbita baja, dijo.
El renacimiento mundial del entusiasmo espacial se produce después de que Estados Unidos estableciera el programa Artemis en 2017 para devolver astronautas a la Luna y, con el tiempo, llegar a Marte. Ha atraído asociaciones de más de 20 naciones, incluida Corea del Sur.
China, el segundo país que más fondos destina al desarrollo espacial, también está acelerando sus esfuerzos para devolver a los humanos a la Luna y asegurarse el acceso a sus recursos. Ambas superpotencias están gastando miles de millones de dólares a medida que su rivalidad se traslada más allá de la Tierra. Para Corea del Sur, Estados Unidos -su principal aliado- es su socio espacial clave.
“EE.UU. es con quien mantenemos las conversaciones más importantes y activas”, declaró Oh. Corea del Sur considera que se están produciendo conversaciones más concretas entre ambos países sobre formas de cooperar en materia de industrias y exploración espaciales, después de que sus presidentes acordaran hacerlo el año pasado, afirmó.
Por el momento, Corea del Sur no se plantea colaborar con China. Sin embargo, está ampliando sus lazos con otros países, como Australia y Emiratos Árabes Unidos, país que Yoon visitó en enero.
Aunque descartó el desarrollo de cohetes con fines militares, Oh afirmó que los vehículos de lanzamiento coreanos son vitales para poder vigilar las amenazas que puedan provenir del espacio.
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