Buenos Aires — El anuncio alcanzó para calmar ansiedades. Pero lo cierto es que el nuevo billete de $2.000, aprobado por el directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) a principios de este mes, no modificará demasiado el panorama dado que apenas un puñado de los nuevos diseños llegarán a las calles este año.
Según pudo saber Bloomberg Línea, de dos fuentes con conocimiento directo en el asunto que pidieron reserva, la Casa de la Moneda tiene capacidad para imprimir este año no más de 200.000 millares -es decir, 200 millones- de los flamantes billetes presentados el 2 de febrero. Eso implica que los flamantes diseños de $2.000 apenas representarían un 2,5% de los casi 8.000 millones de billetes que circulan hoy.
Cuando llegará el billete de $2.000 a la calle
Por lo general, la puesta en circulación de un nuevo billete suele demorar alrededor de seis meses. En ese tiempo, la Casa de la Moneda se provee de los insumos necesarios, se testea la tinta y las medidas de seguridad y se ultiman los detalles para que los nuevos billetes lleguen a las calles. Por ello es que se presume que los nuevos billetes de $2.000 difícilmente lleguen a circular antes del segundo semestre de 2023.
A todo vapor
A diferencia de lo que ocurre con los billetes de $1.000, que siguen imprimiéndose a todo vapor en la entidad que desde este año preside Ángel Mario Elettore e importándose desde España, Brasil y China, los nuevos de $2.000 serán 100% made in Casa de la Moneda.
Entre quienes conocen al detalle el funcionamiento de la entidad suele haber coincidencia en que la capacidad de producción es muy buena, y que puede imprimir entre 700 y 900 millones de billetes por año. Sin embargo, para el flamante billete de $2.000 se utilizarán los mismos insumos -y la misma plancha- que se habían adquirido para un billete de $5.000 que se preparó durante la transición entre los gobiernos de Mauricio Macri y de Alberto Fernández.
Pero el billete de $5.000, que justamente iba a llevar la imagen de Cecilia Grierson y Ramón Carrillo, nunca llegó a imprimirse. Según se comenta en off the record dentro del sector, la negativa que a último momento frenó su llegada a las calles habría provenido del despacho de la propia vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Menos medidas de Seguridad
Al igual que aquel trunco billete de $5.000, el de $2.000 pareciera un billete sacado de apuro. Al menos eso puede inferirse del hecho de que no contará con algunas de las medidas de seguridad que hoy son consideradas estándar dentro del sector.
Según pudo saber este medio, el billete que se convertirá en el de mayor denominación en Argentina no contará con el hilo de seguridad ni la marca de agua traslúcida que, por ejemplo, sí pueden encontrarse en los billetes de $1.000.
Cuánto ahorra el Gobierno
Según había calculado el ex director de la Casa de la Moneda Augusto Ardiles, emitir un nuevo billete de $2.000 le permitirá al Estado argentino ahorrar este año alrededor de US$21 millones en costos de impresión. Sin embargo, advirtió que si se hubiera optado por poner en circulación un billete de $10.000, el ahorro hubiera alcanzado los US$170 millones, casi US$150 millones más.
Montaña de pesos
Según los últimos datos oficiales del Banco Central, en el país hay 7.993,5 millones de billetes en circulación. De ellos, 3.067,5 (38%) corresponden a los que hasta ahora se mantienen como los de mayor denominación en el país. Es decir, los de $1.000. Detrás, los de $100 continúan en retroceso y alcanzan las 2.002 millones de unidades, por lo que explican un 25% de la circulación monetaria. En tercer lugar, se ubican los de $500 con 1.330 millones de unidades (16%).
La denominación que menos cantidad de billetes aporta a la circulación es la que corresponde a los $50, con 193,4 millones de unidades (2,4%). Eso significa que, en caso de que la Casa de la Moneda acelerara al máximo con la impresión de los billetes de $2.000 este año, apenas superaría a los de $50.
¿Rumbo a un billete de $50.000 en 2024?
Fuentes del sector reconocen que el pequeño lote de billetes de $2.000 que se pongan en circulación este año no modificarán el panorama. Si no se reducen de manera significativa los niveles de inflación y de emisión, argumentan, no tendrá mucho sentido la impresión del nuevo billete.
Por otra parte, si este año la Argentina acompaña la tendencia regional y el oficialismo no logra imponerse en las elecciones presidenciales, el panorama será diferente a partir de diciembre.
En Juntos por el Cambio, por caso, ya piensan en que el plan económico de shock deberá incluir la puesta en marcha de denominaciones más altas para no tener problemas de escases de billetes en 2024. Por ello es que, en caso de imponerse en los comicios, prevén que serán necesarios nuevos billetes de $5.000, $10.000 y $20.000. E incluso no descartan uno de $50.000 para mediados del año próximo dado el ritmo al que está corriendo la inflación.
También indican que, para evitar disensos y atrasos innecesarios, no forzarán nuevamente diseños con animales autóctonos, sino que apelarán a figuras de próceres argentinos.
Mirando todavía más hacia adelante, en Juntos por el Cambio dicen que no sería descabellado que durante un eventual nuevo mandato las denominaciones en circulación fueran de $1.000, $2.000, $5.000, $10.000, $20.000, $50.000 y hasta $100.000. Aunque reconocen que, al menos en el corto plazo, no hará falta avanzar con la denominación de $100.000.