Bloomberg Línea — La pandemia de Covid‑19 ha retrasado el aprendizaje de los niños y ha reducido los ingresos futuros de los jóvenes en países de ingresos bajos y medios, aumentando el riesgo de una “generación perdida”, según el Banco Mundial.
En el informe Colapso y recuperación: Cómo la COVID‑19 erosionó el capital humano y qué hacer al respecto, publicado este jueves, el organismo indicó que millones de estudiantes de hoy podrían perder hasta el 10% de sus ingresos futuros debido a las interrupciones en su educación inducidas por la crisis sanitaria, mientras que los niños pequeños podrían sufrir una disminución del 25% en sus ingresos cuando se conviertan en adultos.
Los hallazgos se basan en el análisis de datos globales sobre jóvenes menores de 25 años al inicio de la pandemia, para el cual se midió el efecto en etapas clave del desarrollo: primera infancia (0-5 años), edad escolar (6-14 años) y juventud (15-24 años).
“Los países deben trazar un nuevo rumbo para aumentar las inversiones en capital humano a fin de ayudar a los ciudadanos a ser más resilientes ante las amenazas superpuestas de las crisis sanitarias, los conflictos, el crecimiento lento y el cambio climático, y a sentar bases sólidas para un crecimiento más rápido e inclusivo”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
Efectos de la pandemia
Debido a la crisis sanitaria, los niños en edad preescolar de varios países han perdido más del 34% del aprendizaje en lengua y alfabetización tempranas y más del 29% del aprendizaje en matemáticas, en comparación con las cohortes anteriores a la pandemia.
En el caso de los niños en edad escolar, en promedio, por cada 30 días de cierre de escuelas, los estudiantes perdieron alrededor de 32 días de aprendizaje. Esto se debe a que los cierres y las medidas ineficaces de aprendizaje a distancia hicieron que los estudiantes no aprendieran e incluso olvidaran los conocimientos que ya habían adquirido, dijo el Banco Mundial.
En los países de ingreso bajo y mediano, casi 1.000 millones de niños perdieron al menos un año completo de educación presencial debido al cierre de las escuelas, y más de 700 millones perdieron un año y medio.
En consecuencia, la pobreza de aprendizajes —que ya era del 57% antes de la pandemia— ha aumentado aún más en estos países, y se estima que el 70% de los niños de 10 años no puede comprender un texto básico.
La Covid-19 también golpeó duramente al empleo de los jóvenes. A fines de 2021, 40 millones de personas que habrían tenido un empleo en condiciones normales (sin pandemia) no lo tenían, lo que agravó las tendencias de desempleo juvenil.
Los ingresos de los jóvenes se contrajeron un 15% en 2020 y un 12% en 2021. Los nuevos participantes con menor nivel de educación tendrán ingresos un 13% menores durante sus primeros 10 años en el mercado laboral.
En América Latina y el Caribe, los datos muestran una fuerte disminución del empleo juvenil. Estas disminuciones fueron particularmente pronunciadas al comienzo de la pandemia en Brasil y México, con una disminución del 6% y del 7%, pero para fines de 2021 el empleo juvenil se había recuperado por completo e incluso superó los niveles previos a la pandemia en ambos países.
¿Cuáles son las propuestas?
Según el Banco Mundial, si no se adoptan medidas urgentes, la pandemia también amenaza con profundizar la pobreza y la desigualdad, por lo que si los países no priorizan estos esfuerzos, corren el riesgo de tener múltiples generaciones perdidas de niños y jóvenes.
Entre las recomendaciones, el organismo plantea a corto plazo, en el caso de los niños pequeños, que los países apoyen campañas específicas de vacunación y suplementos nutricionales; aumentar el acceso a la educación preescolar, y ampliar la cobertura de las transferencias monetarias para familias vulnerables.
En cuanto a los niños en edad escolar, los gobiernos deben mantener las escuelas abiertas y aumentar el tiempo de instrucción; evaluar el aprendizaje y ajustar la instrucción a los niveles de los estudiantes, y simplificar el plan de estudios para centrarse en los conocimientos fundamentales.
Para los jóvenes, son cruciales el apoyo dirigido a la capacitación adaptada, la intermediación laboral, los programas de emprendedores y las nuevas iniciativas orientadas a la fuerza de trabajo.
A largo plazo, los países deben crear sistemas de salud, educación y protección social ágiles, resilientes y adaptativos que estén mejor preparados para las crisis actuales y futuras y puedan responder a ellas.
“Las personas que hoy tienen menos de 25 años, es decir, las más afectadas por la erosión del capital humano, conformarán más del 90 % de la fuerza laboral en plena edad productiva en 2050″, dijo Norbert Schady, economista en jefe de Desarrollo Humano del Banco Mundial y uno de los autores principales del informe.
“Revertir el impacto de la pandemia en ellos e invertir en su futuro deberá ser una de las principales prioridades de los Gobiernos. De lo contrario, estas cohortes no solo representarán una generación perdida, sino varias generaciones perdidas”, agregó.