Ciudad de México — La población mexicana ha cambiado la manera en que gasta y ahorra que la ha llevado a adquirir instrumentos de inversión tanto de renta fija como de renta variable a casi tres años desde el inicio del confinamiento en México y de las consecuencias que de ello como la restricción monetaria por parte del Banco de México.
“Este periodo de restricción monetaria está generando que la población sea más conciente del gasto”
director de Cultura Financiera en la Bolsa Mexicana de Valores, Gerardo Aparicio.
Aparicio explicó que durante este periodo, que denomina reconfiguración forzada, generó una evaluación consciente del gasto. Situación que incentivó la compra de activos de riesgo o instrumentos listados en la bolsa de valores.
El directivo considera que sí, en el país aún existen personas que siguen ahorrando a través de métodos tradicionales riesgosos como las tandas o ‘debajo del colchón’, pero también hubo un aumento en el interés por lo formal.
“Hay un número de personas que sí se dieron cuenta de ese ejercicio de reconfiguración y que no importa en qué institución, sino que saben que tienen que ir a la formalidad y compensar la inflación”.
No solo el número de cuentas de inversión se aceleró. En diciembre de 2020, el número de inversionistas mexicanos apenas superaba las 900.000 cuentas; un año después la cifra repuntó 226% a tres millones 090,307, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB).
La cifra ha seguido sumando mexicanos. En noviembre de 2022, el dato creció 48% a cuatro millones 576.136 usuarios. Con ello, cerca del 7% de la población económicamente activa tiene una cuenta de inversión. El monto en custodia en el periodo mencionado aumentó 20,7%.
Por el lado de la deuda gubernamental, la exposición incrementó 18,7% en 2022, 18,6% el año previo y solo 1,52% al cierre del 2020 en los inversionistas minoristas, de acuerdo con datos de Banco de México. Del total de los valores en circulación, el 18,7% correspondió a cetes y 25,77% en bonos para el año pasado.
Los mexicanos con ahorro formal ascendieron a 49,1% desde el 47,1% en el 2018, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicada en mayo de 2022.
Aunque el monto de inversión e incluso de ahorro es muy bajo, Aparicio mencionó que también se encuentra relacionado al monto de ingresos de los mexicanos.
Datos del Inegi muestran que el salario promedio mensual asciende a MXN$7.380 (cerca de US$369).
Durante el confinamiento, la población comenzó a reducir sus gastos. Un estudio de Kantar Worldpanel, publicado en enero de 2022, mencionaba que el 49% de los hogares mexicanos veían con incertidumbre el inicio del año. Lo anterior como resultado del impacto que el Covid-19 pudiera tener en términos financieros, laboral y de salud.
La reconfiguración no solo incentivó al aumento a activos de inversión, también generó la disminución de gastos no esenciales, como el cine.
En 2022 los espectadores apenas asisten a las salas de cine 1,4 veces al año, una recuperación respecto a lo que fueron los años pandémicos de 2020 y 2021, pero por debajo de las 2,77 veces que asistían en 2019, de acuerdo con el de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).
No solo fue eliminar el costo del boleto que asciende a cerca de MXN$66, también es el costo de los alimentos para ver la película como las palomitas y el refresco en cuyo caso el costo es ligeramente superior a los $100.
“Se pudieron sacar algunas eficiencias económicas en el actuar (...) no era necesario ir dos o tres veces al día, cada semana o que no era necesario comprar el super combo. Este periodo recesivo nos ha hecho ser más consientes”, dijo Aparicio.
En algunos casos el costo fue transferido al uso de plataformas digitales como Netflix, HBO, Star+ y/o Disney.
