Las 12 observaciones del FMI sobre la economía colombiana y los planes de Petro

Aplaude el interés de reducir la dependencia al petróleo y al carbón, pero advierte que debe hacerse de forma gradual y pide seguir ajustando los desequilibrios fiscales

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Bogotá — La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó este martes su revisión del panorama de la economía colombiana (Artículo IV) y entregó una serie de recomendaciones para avanzar en los planes del Gobierno del presidente Gustavo Petro.

Dice el FMI que el nuevo gobierno tomó posesión en agosto de 2022, con una agenda centrada en la equidad social y el cambio climático y en un contexto de inflación alta y elevados déficits fiscales y de cuenta corriente, las políticas monetaria y fiscal se están endureciendo adecuadamente, facilitando la transición hacia un crecimiento más sostenible e incluyente.

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Recuerda que la aprobación de la reforma tributaria del 2022, el prudente Plan Financiero para el 2023, la reafirmación de la meta de inflación y el asociado endurecimiento de la política monetaria son hechos especialmente destacables y coherentes con la implementación de políticas muy sólidas en Colombia.

Dice también que el balance de riesgos en torno a las perspectivas económicas sigue inclinado a la baja, moderado sin embargo por un panorama mundial menos sombrío.

Por ello, asegura, las políticas macroeconómicas deben seguir en una postura contractiva, priorizando el propósito de reducir de forma duradera la inflación y los desequilibrios externos.

Sostiene que avanzar con prudencia con reformas estructurales claves, junto con una continua estrategia robusta de comunicación, será esencial para impulsar la productividad, mejorar la inclusión y garantizar una transición gradual y bien secuenciada hacia una economía más verde y diversificada.

Las 12 observaciones del FMI

1. Las condiciones globales siguen planteando retos. Tras la pandemia, la guerra rusa en Ucrania provocó un fuerte incremento en los precios mundiales de los alimentos y de la energía, y contribuyó al endurecimiento de las condiciones financieras globales durante el 2022, con repercusiones negativas en muchas economías emergentes y en vías de desarrollo.

Se prevé que el crecimiento mundial y los precios de las materias primas se moderen este año, reflejando los efectos del endurecimiento de las políticas, aunque los riesgos siguen inclinados a la baja. Estos acontecimientos han centrado el debate de la política mundial en la necesidad de políticas macroeconómicas restrictivas para reducir decididamente la inflación, anclar las expectativas de inflación y salvaguardar la credibilidad que tanto ha costado conseguir, atendiendo al mismo tiempo las necesidades sociales.

2. Pese a los retos, la economía colombiana superó las expectativas en el 2022, y creció a una de las tasas más rápidas entre las economías emergentes. Beneficiándose de políticas que respondieron efectivamente a la pandemia y de los muy favorables términos de intercambio, se estima que la economía colombiana creció 8,0% el año pasado y que está operando actualmente por encima del producto potencial.

El fuerte crecimiento del producto se vio impulsado en gran medida por el consumo privado ⸺reflejo de una demanda represada por la pandemia⸺, el dinámico crédito bancario y la recuperación de los niveles de empleo, aunque el desempleo entre las mujeres y los jóvenes sigue siendo elevado.

Los indicadores de alta frecuencia más recientes muestran signos incipientes de que la economía empieza a enfriarse, con la demanda interna empezando a moderarse.

3. Simultáneamente, también se han ampliado los desequilibrios internos y externos . En un contexto de demanda interna robusta, de elevados precios de las materias primas y de choques relacionados con el cambio climático, la inflación alcanzó 13,3% interanual en enero del 2023, y la inflación básica (excluyendo alimentos y energía) aumentó 9,8% en el mismo periodo.

Pese a los términos de intercambio favorables y un sólido crecimiento en las exportaciones no tradicionales, se estima que el déficit en cuenta corriente aumentó del 5,6% del PIB en el 2021 al 6,3% del PIB en el 2022.

Es importante señalar que el mayor déficit en cuenta corriente ⸺que también refleja el aumento de las mayores transferencias de utilidades al exterior⸺ fue financiado por una inversión extranjera directa (IED) notablemente fuerte, que creció más del doble entre el 2021 y el 2022.

Los diferenciales de riesgo soberano, medidos por seguros de incumplimiento crediticio (CDS por sus siglas en inglés) a 5 años, se sitúan en torno a los 270 puntos básicos, a la baja con respecto a picos anteriores, reflejando la evolución de las condiciones externas e internas.

En el 2022, las reservas internacionales siguieron siendo adecuadas y el banco central no intervino en el mercado de divisas. La Línea de Crédito Flexible (LCF) del FMI proporciona colchones externos adicionales y mejora la confianza del mercado.

4. En este contexto, las políticas macroeconómicas se están endureciendo adecuadamente. El Banco de la República ha reafirmado en sus comunicados su compromiso de alcanzar la inflación objetivo a finales del 2024 y elevó continuamente la tasa de política del 1,75% en septiembre del 2021 al 12,75% en enero del 2023.

Sobre la base de las expectativas de inflación a un año, la política monetaria se encuentra ahora en una postura contractiva. Tras un periodo de fuerte relajamiento fiscal, la consolidación fiscal está avanzando gradualmente.

Se estima que el déficit total del gobierno central se redujo al 5,5% del PIB el año pasado, frente al 8,2% del PIB en el 2021 (sin considerar recursos provenientes de privatizaciones), y 3 puntos porcentuales del PIB por encima de la meta de la regla fiscal, como resultado del dinamismo de los ingresos y por la disciplina del gasto.

Las mejoras, sin embargo, fueron más limitadas en las cuentas del sector público consolidado, ya que este incluye el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), el cual aumentó debido a la decisión de congelar los precios de los combustibles entre enero y junio del 2022.

5. El sector financiero se mantiene líquido y bien capitalizado; las medidas de política han contribuido a moderar el fuerte crecimiento crediticio . El crédito privado creció cerca de 17% en el 2022, impulsado por el crecimiento de los préstamos al consumo. Los datos recientes apuntan a una cierta moderación del crecimiento del crédito, reflejo en parte de unas políticas macroeconómicas más restrictivas y cambios en la regulación, con un deterioro marginal en la calidad de los créditos de consumo a finales del 2022.

No obstante, las reservas para cubrir el deterioro crediticio siguen siendo fuertes, gracias a las medidas proactivas de supervisión que ayudaron a elevar el nivel de provisiones y de colchones de capital. Así pues, el capital y la liquidez siguen siendo suficientes y están muy por encima de los niveles regulatorios.

Bajando la marcha: la transición hacia una senda de crecimiento más sostenible

6. La economía colombiana atraviesa una transición necesaria hacia una senda de crecimiento más sostenible. Se proyecta que el crecimiento del producto tenga una desaceleración marcada en el 2023 por cuenta del endurecimiento de las políticas macroeconómicas, de la desaceleración de la economía mundial y de los mayores costos de endeudamiento en el mundo.

A su vez, este necesario enfriamiento de la economía llevaría gradualmente la inflación hacia el objetivo del banco central a finales del 2024. Se espera también que los desequilibrios externos se reduzcan en el contexto de políticas más restrictivas, y se proyecta que el crecimiento del crédito se siga moderando.

7. Riesgos a la baja prevalecen. Los riesgos externos adversos siguen siendo elevados, ya que las condiciones financieras mundiales podrían endurecerse más abruptamente de lo previsto, con repercusiones negativas sobre los precios de las materias primas, las salidas de capital y la demanda interna.

No se pueden descartar riesgos internos; se necesitará especial cuidado para gestionar y comunicar la secuencia de reformas y que las políticas macroeconómicas sean lo suficientemente restrictivas para garantizar la convergencia de la inflación hacia la meta y la mitigación efectiva de los desequilibrios fiscales y externos.

Mantener una trayectoria continua de implementación de políticas muy sólidas, lo que incluye seguir cumpliendo con la regla fiscal y con el marco de inflación-objetivo, ayudaría a reforzar la resiliencia de Colombia y su capacidad de responder a choques externos e internos.

8. El ajuste fiscal previsto para el 2023 es bienvenido, y el aumento de los ingresos también contribuye a las metas de inclusión. El Plan Financiero para el 2023 traza como meta que el déficit total del gobierno central sea del 3,8% del PIB, mejor que el déficit que implica la regla fiscal, una mejora significativa con respecto al estímulo de años anteriores relacionado con la pandemia.

La reducción del déficit será respaldada por las reformas tributarias del 2021 y del 2022 y por los ingresos petroleros elevados, lo que permitirá ampliar el gasto social mientras se continúen reduciendo los pasivos generados por el FEPC en el 2022 (alrededor de 2,6% del PIB).

La senda de consolidación prevista también apoyaría una reducción de la inflación y de los desequilibrios externos y es otro reflejo de las muy sólidas políticas económicas de Colombia.

Después del 2023, el Plan Financiero contempla una senda de ajuste consiste con la regla fiscal, lo cual demuestra un compromiso con el muy sólido marco fiscal.

Sería conveniente considerar mejoras adicionales en los balances fiscales, superiores a la senda trazada por la regla fiscal, ya que esto ayudaría a reducir las necesidades de financiamiento y los costos de endeudamiento, fortaleciendo la convergencia de la deuda pública hacia su ancla de mediano plazo, creando colchones contra choques a la baja y reafirmando la credibilidad del marco de política fiscal.

Para garantizar que la senda de consolidación fiscal a mediano plazo sea coherente con una expansión del gasto social, se necesitarán políticas para continuar eliminando gradualmente los subsidios al combustible que generan distorsiones, reducir las rigideces presupuestarias, garantizar que el gasto permanente se financie con fuentes de ingreso permanentes y ahorrar los ingresos extraordinarios (en coherencia con la regla fiscal).

9. Serán necesarias una vigilancia continua y una comunicación eficaz para reducir la inflación sosteniblemente hasta su nivel objetivo . Aumentos adicionales en la tasa de política monetaria podrían ser necesarios dependiendo de la evolución de la inflación, las expectativas de inflación, las condiciones de la demanda, entre otros factores.

De acuerdo a la información disponible, será necesario mantener una política monetaria restrictiva después del 2023. Para reducir la incertidumbre, anclar las expectativas y mantener la credibilidad del Banco de la República, sigue siendo clave contar con una comunicación eficaz que haga hincapié en que la política monetaria seguirá siendo restrictiva y dependiente de los datos. Se debe seguir permitiendo que la tasa de cambio se ajuste de manera flexible ante choques, tal como se ha venido haciendo, siempre que no se ponga en riesgo la estabilidad financiera.

10. Es preciso seguir monitoreando atentamente los riesgos para la estabilidad financiera. Para mantener los colchones y mejorar la preparación de los bancos en caso de un mayor deterioro de la calidad del crédito, especialmente en el sector de consumo, sigue siendo necesario mantener una fuerte vigilancia y adoptar medidas de supervisión proactivas, incluido el aumento de los colchones de capital y las provisiones por riesgo crediticio en la medida que sea necesario.

Además, será importante seguir monitoreando de cerca el creciente endeudamiento de los hogares, a medida que se modera el crecimiento económico.

A futuro, a medida que se avance en mejorar la cobertura de la información, ampliar el conjunto de herramientas macro y microprudenciales podría complementar la robusta función de vigilancia que ejerce del ente supervisor.

Las recientes mejoras en el seguimiento de la exposición de los conglomerados al riesgo proveniente de Centroamérica son bienvenidas; estos vínculos requerirían una estrecha y continua supervisión en colaboración con los entes supervisores del país anfitrión.

Reformas estructurales: preparándose para una economía más equitativa y más verde

11. Un plan de transición energética y de diversificación de las exportaciones bien diseñado y ejecutado es vital para garantizar la sostenibilidad y la resiliencia a mediano plazo. El objetivo de reducir la dependencia de Colombia del petróleo y del carbón es encomiable.

Una transición exitosa requeriría desarrollar un plan bien comunicado y gradual que equilibre las necesidades energéticas de la economía interna y su capacidad de generación de divisas en un contexto de transición hacia bajas emisiones de carbono de la economía global.

Esta transición tendría que complementarse con esfuerzos para diversificar la base exportadora de Colombia con medidas que fortalezcan el clima de inversión y que potencien el capital humano, la apertura comercial y la competitividad.

12. Avanzar con prudencia las reformas estructurales dentro de los sólidos marcos de políticas de Colombia puede fomentar una transición exitosa y duradera hacia una economía más equitativa y verde. El Plan Nacional de Desarrollo (PND) cuatrienal del Gobierno, presentado recientemente, define una hoja de ruta para impulsar la equidad y la seguridad, haciendo hincapié en erradicar la pobreza extrema y el hambre, reducir las grandes disparidades regionales, alcanzar la paz total en Colombia, y proteger el medio ambiente.

El PND también contempla un mayor papel del Gobierno en aumentar la inclusión financiera y el desarrollo rural, al igual que la mejora de la cobertura y progresividad de los sistemas de pensiones y salud. La implementación cuidadosa y prudente del PND, en estrecha consulta con las partes interesadas pertinentes, será esencial para preservar la estabilidad fiscal y financiera y garantizar que los incentivos económicos estén bien alineados. A medida que se amplían las redes de seguridad social, una mejor focalización del gasto social garantizará que los recursos públicos lleguen a los hogares más vulnerables de Colombia.

El fortalecimiento de la comunicación sobre los esfuerzos de reforma ha sido de gran ayuda. Seguir mejorando la coordinación de los mensajes reforzará aún más la confianza de consumidores y empresas en la economía colombiana.