Bogotá — El Gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro, se plantea reformar el sistema de salud para pasar a un modelo de promoción y prevención, fortaleciendo los hospitales públicos y eliminando intermediarios para que los recursos lleguen directamente a las clínicas, hospitales, trabajadores y a quienes prestan el servicio, según lo adelantado la ministra Carolina Corcho.
La reforma a la salud, que se presentará en sesiones extraordinarias ante el Congreso, ha generado debates en el país ante lo que ha dicho el presidente sobre la eliminación de la intermediación en la salud, dándole mayor énfasis al sistema público y dejando atrás las EPS.
La iniciativa de reforma “lo primero que hace es que la EPS no es el eje institucional, sino es el Centro de Atención Primaria, que puede ser público o privado. O sea, la EPS puede, si quiere sobrevivir hoy en el nuevo sistema que proponemos, comenzar su sobrevivencia con Centros de Atención Primaria”, dijo el mandatario.
La discusión sobre la necesidad de impulsar reformas a los sistemas de salud cobró fuerza en distintos mercados del mundo luego de la pandemia de coronavirus, que expuso desafíos no solo en materia de acceso sino también en cuanto a la preparación.
Y ante las “sucesivas oleadas de crisis y desafíos que se espera que azoten al sector” en el futuro, los sistemas de salud probablemente “serán incapaces de mantenerse a flote”, concluyó el informe Healthcare Horizons, de KPMG.
La consultora plantea tres diferentes escenarios para la industria y los resultados que tendría para los sistemas de salud quedarse anclado a cada uno de ellos o evolucionar.
A uno de estos escenarios futuros para la industria lo ha denominado empobrecido, que se caracteriza por no haber evolucionado tras los aprendizajes que ha dejado la pandemia.
En este escenario el sistema de salud podría colapsar y presentar rezagos en la calidad del servicio al centrar el modelo de atención en el hospital, al mismo tiempo que se adoptan tecnologías inconexas y no se planifica estratégicamente la contratación de personal.
Un segundo escenario sería el de los sistemas de salud alienados a la adopción de tecnologías disruptivas, pero que no integra a la comunidad y tampoco tiene un enfoque del desarrollo de la fuerza laboral.
“Aunque la tecnología es muy prometedora en las soluciones para el futuro, el resultado probable de este escenario puede ser sistemas de dos niveles en los que aquellos con poblaciones más alfabetizadas digitalmente, urbanas y ricas reciban un servicio de la más alta calidad”, explica.
Y un tercer escenario sería el inclusivo, en el que tanto la tecnología y los activos de la comunidad “se aprovechan para aumentar la capacidad de la fuerza laboral para brindar atención de alta calidad”.
“La tecnología se ve como un medio para un fin: activar a los pacientes en su propio cuidado, permitir que los trabajadores de la salud interactúen mejor con los pacientes y empoderar a las comunidades para abordar los problemas de inequidad en la salud y emplear enfoques más preventivos”, agrega KPMG.
El informe se refiere a las diferentes transformaciones que afrontarán los sistemas de salud por cuenta de la irrupción de la web 3.0, que dará más poder a los ciudadanos gracias a la descentralización de los datos, así como el impulso de otras herramientas como la realidad virtual y la aumentada.
Para KPMG, en cinco años los sistemas de salud inclusivos se enfocarán en reflejar mejor las necesidades de los pacientes y las comunidades locales, al mismo tiempo que buscarán que los trabajadores sanitarios sean más ágiles gracias a la automatización de las tareas y la integración de los datos en la toma de decisiones con la infraestructura necesaria para tal fin.
Ya en diez años se espera que los cambios se reflejen en que los ciudadanos tengan la propiedad y el control último de sus datos.
Para entonces, KPMG también proyecta que los usuarios accedan a herramientas y formación en aspectos sanitarios como lo hacen hoy con sus aplicaciones de consumo de uso diario.
Y, por último, dice el reporte, que los canales de comunicación para la atención en salud se refuercen en entornos digitales como el metaverso y por medio de otras experiencias a su elección.
Además, en una década es posible que el personal sanitario trabaje en distintos sistemas de salud y se vincule cada vez más a empleados en el extranjero.
“El énfasis se pondrá en apoyar la autogestión a través de la elección y la personalización, más que en la necesidad de impulsar un compromiso cada vez mayor con ‘el sistema’”, concluye.
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