Bogotá — Colombia plantea no conceder más contratos de exploración petrolera a pesar de su alta dependencia a esta materia prima, sumándose a una lista de países que han tomado decisiones en ese sentido y han tenido que asumir sus propios desafíos para que estas medidas sean sostenibles en el tiempo.
Dinamarca, que llegó a ser el mayor productor de petróleo en la Unión Europea, informó a finales de 2020 que suspendía las licencias de explotación de hidrocarburos que iba a conceder en el futuro y fijó para el 2050 el fin de la extracción de petróleo y gas. Para 2020, ese país tenía 11 campos petroleros activos.
Por la misma vía, Groenlandia tomó la decisión no otorgar más licencias petroleras ante los riesgos que supone la crisis climática en un territorio que podría tener un potencial petrolero de más de 17.000 millones de barriles sin descubrir, según el Servicio Geológico estadounidense.
Se espera que para el 2030 las energías renovables representen un 50% de la combinación energética mundial, “a medida que los sectores se electrifiquen y el hidrógeno y los combustibles basados en él aumenten su cuota de mercado debido a la descarbonización”, de acuerdo al reporte Perspectivas Energéticas Globales para 2022, de McKinsey & Company.
Mientras esto ocurre McKinsey & Company prevé que el pico de la demanda de petróleo se alcance entre 2024 y 2027, a medida que sigue avanzando la electrificación en la movilidad.
Recientemente, la compañía danesa Vestas instaló la turbina eólica más alta del mundo en el distrito de Thy, en donde un aerogenerador de 280 metros podrá producir energía para al menos 20.000 hogares.
Con estas acciones Dinamarca da pasos acelerados en su proceso de transición energética y le cierra cada vez más la puerta a la exploración de hidrocarburos, una etapa que duró cerca de 50 años con la explotación de petróleo y gas en el Mar del Norte.
En conversación con Bloomberg Línea, el embajador de Dinamarca en Colombia, Erik Høeg, compartió algunas claves del proceso que afrontó su país, los principales hitos y los retos.
Las discusiones en Dinamarca sobre la transición energética comenzaron en la década del 70 cuando se evidenció una importante subida de los precios de los hidrocarburos y muchos países europeos se plantearon qué hacer.
“En la estrategia de Dinamarca hubo varios ejes. Uno de ellos era la eficiencia energética, donde nos enfocamos muchísimo. Crear una economía que sea menos intensiva en el consumo de energía, es decir, más output con el mismo input y en eso hemos trabajado desde entonces”, indicó.
Como parte de esta estrategia con foco en la eficiencia, Dinamarca se centró en desarrollar la producción de petróleo y gas en el Mar del Norte, donde tenía los yacimientos más rentables. Y mientras aprovechaba ese potencial, creaba una industria de renovables “casi desde cero”.
Lo que veo es un fuerte consenso en la sociedad en Colombia y de los partidos de que la transición verde es necesaria y es algo que hacer que hacer. Hay un debate que es político que hay que tener en Colombia, sobre cuáles son los tiempos, qué tan rápido quieren ir. De parte de mi Gobierno vemos muy positivo la decisión de Colombia bajo una perspectiva del cambio climático de dejar otorgar licencias para la exploración.
Desde entonces, la estrategia danesa ha rendido frutos, pues cuando se desató la crisis del petróleo en los 70 más del 90% del abastecimiento de electricidad de ese país provenía de fuentes térmicas y en la actualidad llega a producir el 60% de esta gracias a fuentes renovables.
“La eólica moderna empezó en Dinamarca y otros países nórdicos. Y ahora está a un nivel en el que en esta década pensamos llegar al 100% de producción de electricidad a partir de fuentes renovables no convencionales, principalmente eólica, algo de solar, y ahí nos ayuda el hecho de que estamos interconectados con el mercado europeo y principalmente con nuestros vecinos nórdicos”, contó Erik Høeg a Bloomberg Línea.
Es así que cuando Dinamarca produce poca electricidad de fuentes eólicas puede importar de hidroeléctricas noruegas o suecas, lo que le ayuda a balancear el sistema.
En el contexto colombiano, el presidente del país sudamericano, Gustavo Petro, ha propuesto en varias instancias internacionales generar “una verdadera interconexión americana” con “una red común, que confirme la autonomía energética” y con fuentes de energías limpias.
El contexto danés
Uno de los aspectos que facilitó el proceso de cesar los contratos de exploración de petróleo en Dinamarca fue el consenso en el Parlamento, aunque la discusión no estuvo exenta del debate, dijo Høeg.
“Estas leyes de transición energética se han aprobado con un 80% en los votos del Parlamento, lo que nos da también continuidad. Cuando cambia el Gobierno de Dinamarca de uno de minoría a otro de mayoría sabemos que gran parte de los parlamentarios se han comprometido con esta transición de los partidos”, apuntó.
Asimismo, ha contribuido el hecho de que este país europeo se ha concentrado en crear un marco regulatorio que brinda certeza a las empresas que quieren invertir y está cumpliendo con los contratos que estaban en vigor.
“Pero realmente es una decisión de principios. En el Mar del Norte podría haber más yacimientos. La realidad es que nuestra producción ha ido decreciendo (…) para nosotros está claro que el futuro es el viento y el sol, las hidroeléctricas. En pocos años o pocas décadas el petróleo y el gas no tienen un futuro. Se está acelerando la transición, eso no significa que mañana vamos a dejar de consumir petróleo y gas, pero mirando a largo plazo es una tendencia bastante clara”, dijo el embajador.
A diferencia de Colombia, Dinamarca era menos dependiente en su matriz de exportación de hidrocarburos, representando menos del 1% del PIB. No obstante, su contribución en materia de recaudación de tributos sí era significativa.
Solo en 2020 los ingresos inyectados al sistema de impuestos derivados de la exploración de hidrocarburos alcanzaron las $800 millones de coronas (unos US$836 millones de hoy).
Entre 1972 y el 2019 el Estado danés recaudó por impuestos sobre la producción cerca $541 billones de coronas (unos US$78.000 millones de hoy).
¿Qué lecciones quedan?
El embajador Erik Høeg destacó que este país refuerza su plan con megaproyectos en el Mar Báltico, que incluyen la creación de nuevas islas artificiales para generar energía eólica para millones de hogares en el norte de Europa.
“Esto no fue solo porque los yacimientos iban siendo menos productivos, era también porque nosotros nos enfocamos en las eólicas. Nosotros dimos grandes ciudades como Esbjerg, que era un centro de petróleo y gas en el Mar del Norte y hoy es el centro de las energías verdes. Esa es una decisión política”, contó.
Entre las principales lecciones nombra la importancia de realizar una planeación energética a largo plazo con altos criterios técnicos y ofrecer seguridad jurídica a los inversionistas y a los mercados.
Asimismo, resaltó la importancia de realizar alianzas público-privas para apalancar las inversiones y mitigar los riesgos asociados.
También señaló que es muy importante involucrar a las comunidades en las discusiones y hacerlas partícipes de los proyectos, bien sea a través de su contribución activa o incluso en su rol como accionistas para que estas también se beneficien económicamente.
“Nosotros sabemos que mañana vamos a necesitar carbón o petróleo, pero a largo plazo la tendencia es una disminución del consumo. Muchos países tienen que tomarlo en cuenta y buscar alternativas (…). La transición hay que hacerla sí o sí y luego es bueno prepararse con un poco de antelación y no en el momento en el que salga la última gota que te enfocas en los renovables”, complementó.
Para Erik Høeg Colombia tiene “un potencial de energías renovables que es increíble”, pues argumenta que los vientos fuertes de La Guajira son incluso mejores que los que aprovecha Dinamarca en el Mar de Norte. Asimismo, el sol de Dinamarca no se compara con el de Colombia, dijo.
Por eso, cree que Colombia es un país que podría ser una gran potencia de las energías renovables en Latinoamérica en energía solar, eólica e hidroeléctricas, lo que hace que su matriz energética sea bastante limpia, pero el potencial para “hacerlo todavía más verde y exportar es muy grande”.
En la actualidad, Dinamarca y Colombia tienen una cooperación entre Gobiernos para aportar experiencias en este campo que esperan fortalecer con nuevos proyectos que se lanzan a partir de mayo.
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