Bloomberg Opinión — El pasado trimestre, Sony Group Corp. (SONY) sufrió en varios frentes. Su negocio de sensores se vio afectado por la ralentización de los teléfonos inteligentes, la rama de entretenimiento sufrió una relativa falta de éxitos y las ventas de software decepcionaron en la división de juegos. Pero a medida que la escasez de producción de PlayStation 5 por fin comienza a desaparecer, el gigante japonés necesita demostrar este año que su última consola puede sostener a otras divisiones de bajo rendimiento.
Los ingresos del tercer trimestre fiscal aumentaron un 13% hasta los 3,41 billones de yenes (US$26.400 millones), por debajo de las estimaciones de 3,5 billones de yenes, aunque la caída del 8% en el beneficio operativo superó las expectativas. Sin tener en cuenta los efectos del tipo de cambio, las ventas habrían caído un 2%, según la empresa. Más del 83% del aumento de las ventas en su negocio de juegos y servicios de red en lo que va de año fiscal se ha debido a un yen más débil, según cálculos de Bloomberg Opinion basados en datos publicados por la empresa el jueves. La historia es similar para las demás divisiones. La empresa ha recortado sus previsiones de ingresos para todo el año, pero ha aumentado ligeramente las de ingresos de explotación.
Anteriormente, Sony anunció que su Director Financiero, Hiroki Totoki, añadirá a su currículum los cargos de Presidente y Director de Operaciones. La noticia de un nuevo equipo directivo llega apenas una semana después de que se anunciara la sorprendente transición en Toyota Motor Corp (TM). Sin embargo, Kenichiro Yoshida conserva los cargos de CEO y Presidente del gigante de la electrónica, por lo que se trata de un cambio mucho menor que el del fabricante de automóviles: Yoshida y Totoki forman ya un equipo de larga data que procede de So-net, el proveedor de servicios de Internet de Sony.
Ambos depositarán sus esperanzas en la recuperación de la forma de la PlayStation 5 de la compañía. En el trimestre se vendió la cifra récord de 7,1 millones de unidades, aunque por debajo de las estimaciones de 7,3 millones. Desde su lanzamiento durante la pandemia de Covid a finales de 2020, Sony se ha quejado de que no podía fabricar suficientes dispositivos PS5. En su primera Navidad, la unidad de juegos y hardware registró el peor trimestre navideño en 14 años, desde la crisis financiera de 2008. Las cosas se deterioraron aún más cuando los cierres y otras restricciones relacionadas con virus provocaron problemas de producción y logística que redujeron la producción tanto de consolas terminadas como de muchos de los chips que las componen. Las ventas en la siguiente temporada de compras cayeron a solo 3,9 millones de unidades, pero el repunte del último trimestre significa que Sony puede presumir por fin de haber superado los 32 millones de unidades de PS5 dos años después de su lanzamiento. Es decir, entre tres y seis meses menos que su predecesora.
En una rueda de prensa celebrada el jueves en Tokio, Totoki explicó que las limitaciones de suministro aún no se han resuelto del todo. “Todavía no hemos hecho llegar suficientes consolas a los clientes”, afirmó. “No nos preocupa el impulso de la demanda: nuestra atención se centra en asegurarnos de que estamos recibiendo suficientes unidades”.
Aunque las limitaciones de producción son una queja legítima para Sony, que depende de ensambladores y proveedores de chips externos, no son algo nuevo. Tanto la PS3 como la PS4 se vieron afectadas por la escasez cuando las cadenas de suministro tuvieron dificultades para ponerse al día y adaptarse a los picos y caídas estacionales. Esta interrupción actual parece más larga y más grave, pero la lucha por conseguir y vender hardware no niega otra verdad incómoda con la que Sony debe lidiar. Las suscripciones a su servicio PlayStation Plus han caído cuatro veces en los últimos ocho trimestres, un signo de debilidad sin precedentes desde su lanzamiento hace más de siete años. Además, los usuarios activos mensuales han disminuido, lo que muestra una menor interacción entre los que consiguieron hacerse con una consola.
Las consecuencias podrían ser aún más graves. Sony vendió 86,5 millones de unidades de software de juegos en el último trimestre, 6 millones menos que un año antes y una media de 5,8 unidades por consola vendida durante el año anterior. Esta cifra está muy por debajo de las cifras históricas del trimestre de diciembre de años anteriores. La demanda de la unidad PlayStation VR2, que sale a la venta a finales de este mes, parece débil, sin duda gracias a su prohibitivo precio: US$549,99, cuesta más que la propia PS5.
Sin embargo, Totoki puede alegrarse de que más de 20 millones de esas ventas de software hayan sido de sus propios títulos first-party, de los que Sony se lleva todos los beneficios. Más de la mitad de esa cantidad procede del éxito de God of War Ragnarok, la secuela del éxito de 2018, que ha movido 11 millones de unidades desde que salió a la venta en noviembre. Su estrategia de contenidos first-party está empezando a dar sus frutos también en el éxito de The Last of Us, la serie de HBO basada en su videojuego que está batiendo récords de audiencia en Estados Unidos. Sony ha tardado mucho tiempo en reunir su propia biblioteca de franquicias exclusivas que puedan competir por la audiencia con Halo, de Microsoft Corp. (MSFT) o el tesoro de propiedad intelectual de Nintendo Co. Pero con la división Xbox de Microsoft tambaleándose y la consola Switch de Nintendo envejeciendo, la PS5 cada vez tiene más terreno ganado.
Y después de dos años en los que era casi imposible entrar en una tienda y hacerse con una PS5, por fin se ha aliviado la escasez de oferta. Los jugadores que no pudieran encontrar una unidad no habrán echado mucho de menos, con pocos títulos que no estuvieran también disponibles en la vieja PlayStation 4. Eso está a punto de cambiar, con la llegada de la nueva PS5. Eso está a punto de cambiar, con una oleada de juegos que empiezan a llegar en exclusiva para PS5, incluidos dos Final Fantasy de Square Enix Holdings Co, así como Spider-Man 2 en 2023.
El rendimiento de estos títulos y de la propia PS5 mostrará si la consola puede impulsar a la empresa de la misma forma que lo hizo su predecesora, o si la demanda de juegos se está deprimiendo a medida que la inflación recorta los presupuestos de entretenimiento en todo el mundo. Es un problema que Totoki preferiría no tener que afrontar.
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