En los últimos cuatro años, las autoridades paraguayas secuestraron siete narcoavionetas de Bolivia, que habían desembarcado en el país con varios kilos de cocaína. De hecho, en los pocos días que transcurrieron de 2023, ya fueron secuestradas en Paraguay dos avionetas, con doce días de diferencia (el 17 y el 29 de enero) entre uno y otro decomiso.
En el primero de los dos casos transcurrido este año, una avioneta boliviana fue secuestrada por las autoridades paraguayas en la zona de Misiones con 420 kilos de cocaína. La Policía detuvo a seis personas, entre ellos dos bolivianos: el expiloto de BoA Raúl Álvaro Guzmán Cortez y Stephano Alavconi Quezada.
Respecto de lo sucedido el domingo 29, se llevó a cabo un operativo en Alto Paraná, a 20 kilómetros de Brasil, donde se interceptó una aeronave Cessna de color blanco con franjas rojas que llevaba 265 kilos de cocaína. En la acción fueron detenidos el piloto boliviano Lucio Alfonso Paz Fernández y el ciudadano peruano Elmer Enrique Figueroa Paredes.
Por qué los narcoaviones bolivianos eligen Paraguay
En un artículo publicado por el sitio web boliviano Página Siete, el militar en retiro Jorge Santistevan explica los motivos por los cuales tantos narcotraficantes de Bolivia eligen desarrollar sus operaciones en Paraguay. Santistevan subrayó tres aspectos fundamentales:
- “El factor más importante es la oportunidad para el negocio (narcotráfico) en Paraguay, que no hay en Brasil y Argentina, donde existe más control”
- “El segundo factor es que la frontera y el espacio aéreo de Paraguay es más desprotegido al no tener radares”
- “El tercero, el tiempo que demanda un vuelo desde Bolivia a Paraguay. En menos de 30 minutos llegas y se pasa la frontera, por eso ese país es el destino preferido o elegido para desde allí distribuir la droga”.
Por otra parte, el militar retirado Santistevan destacó que, si bien Bolivia tiene radares, aún no terminaron de instalarse.
En el mismo artículo de Página Siete, el diputado de Comunidad Ciudadana Jairo Guiteras considera que la cercanía entre Bolivia y Paraguay convierte a este último país en un lugar “estratégico para el ilícito”