Bloomberg — El repunte de las acciones estadounidenses ya ha ido demasiado lejos, y los inversores se enfrentan a caídas brutales si el crecimiento económico se desmorona en la segunda mitad del año, dicen los estrategas de Bank of America Corp. (BAC).
La “operación más dolorosa” es siempre el “apocalipsis pospuesto”, escribió en una nota un equipo dirigido por Michael Hartnett. El riesgo es que la inflación se dispare de nuevo en los próximos meses, y que la economía estadounidense se enfrente a una recesión más profunda en la segunda mitad de 2023 después de mantenerse resistente en la primera mitad del año, dijeron.
Los fondos de renta variable mundial registraron entradas por valor de US$44.700 millones en las últimas cuatro semanas, según la nota, que cita datos de EPFR Global. Las acciones han subido desde principios de 2023 por los signos de enfriamiento de la inflación, el optimismo sobre la reapertura de China y las esperanzas de que la ralentización de las economías obligue a los bancos centrales mundiales a hacer una pausa en la subida de tasas.
Hartnett recomienda a los inversores que empiecen a vender el S&P 500 cuando supere los 4.200 puntos, un 0,5% más que al cierre más reciente. Espera que el índice de referencia alcance sus máximos del primer trimestre antes del 14 de febrero.
Varios estrategas comparten la opinión de Hartnett. Michael Wilson, de Morgan Stanley (MS), dijo que los inversores que acuden en masa al repunte de la renta variable se sentirán decepcionados, ya que desafían directamente a la Reserva Federal. Marko Kolanovic, de JPMorgan Chase & Co. (JPM), dijo que la economía se encamina a una desaceleración en un momento en que las acciones están subiendo, preparando un “choque”.
Entre otros flujos de la semana hasta el 1 de febrero, las acciones europeas registraron entradas por tercera semana con US$21 millones, mientras que los inversores volcaron US$7.700 millones en renta variable de mercados emergentes. La renta variable estadounidense registró flujos positivos por valor de US$6.700 millones, con los valores financieros y energéticos a la cabeza, mientras que los inversores huyeron de los sectores sanitario e inmobiliario. Los bonos registraron entradas de US$7.800 millones.
Con la asistencia de Sagarika Jaisinghani y Michael Msika.
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