PIB de LatAm crecería 1,8% en 2023, con condiciones financieras restrictivas: FMI

La subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania continúan lastrando la actividad económica de LatAm

En este nuevo informe, el FMI proyecta que la economía de América Latina y el Caribe creció 3,9% en 2022.
30 de enero, 2023 | 08:30 PM

Bloomberg Línea — El aumento en las tasas de interés por parte de los bancos centrales para combatir la inflación y la incidencia de la guerra de Rusia en Ucrania en los mercados, son los factores principales que atraviesan la actualización de perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Latinoamérica.

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En este nuevo informe, el organismo proyecta que la economía de América Latina y el Caribe creció 3,9% en 2022, es decir, una revisión al alza desde la proyección de octubre, cuando ubicaba el crecimiento del PIB de la región en 3,5% para el año anterior.

Además, para 2023, también hay una leve revisión al alza de 0,1% desde octubre, pasando a un crecimiento de 1,8% para el año en curso.

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“Se proyecta que el crecimiento en la región aumente a 2,1% en 2024, si bien con una revisión a la baja de 0,3% debido a las condiciones financieras más restrictivas, los precios más bajos de las materias primas exportadas y rebajas en el crecimiento de los socios comerciales”, señala el documento.

En cuanto a las dos principales economías de la región, el FMI fija lo siguiente: Brasil tendría un crecimiento de 1,2% en 2023 y de 1,5% en 2024, mientras que México tendría un PIB de 1,7% y 1,6%, respectivamente.

Sobre estas dos proyecciones particulares, se destaca que el pronóstico refleja mejoras de 0,2% para Brasil y 0,5% para México en 2023, debido a la inesperada resiliencia de la demanda interna, un crecimiento mayor de lo previsto en las economías de los principales socios comerciales y, en el caso de Brasil, un apoyo fiscal superior al previsto.

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En cuanto a la inflación de América Latina, el FMI destaca que el descenso de los precios de los combustibles y de las materias primas de estos han contribuido a reducir el nivel general de los precios, un efecto que también se ha visto en Estados Unidos y la Zona Euro.

“En las economías de mercados emergentes y en desarrollo se proyecta que la inflación anual descienda de 9,9% en 2022 a 8,1% en 2023 y 5,5% en 2024, es decir, por encima de la media de 4,9% previa a la pandemia (2017– 19)”, dijo el organismo internacional.

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Además, se precisa que hay indicios de que el endurecimiento “de la política monetaria está empezando a enfriar la demanda y la inflación, pero la totalidad del impacto probablemente no se materializará antes de 2024″.

Sin embargo, el organismo internacional es claro en señalar que “en la mayoría de las economías, ante la crisis del costo de vida, la prioridad sigue siendo lograr una desinflación sostenida”.

Allí, señala que con las condiciones monetarias actuales que son más restrictivas y un menor ritmo de crecimiento que podrían incidir en la estabilidad financiera y de la deuda, “resulta necesario recurrir a herramientas macroprudenciales y afianzar los marcos para la reestructuración de la deuda”.

Cabe recordar que el Banco Mundial, también en enero, proyectó un crecimiento de solo 1,3% para América Latina y el Caribe al finalizar 2023.

Proyecciones para la economía global

En el documento, publicado al finalizar el lunes 30 de enero, se proyecta que el crecimiento mundial registre un descenso estimado de 3,4% en 2022, a 2,9% en 2023, para luego repuntar a 3,1% en 2024.

Pero, dice el organismo, aunque el pronóstico de 2023 es revisado al alza (0,2%), este es inferior a la media histórica entre 2000 y 2019, que es de 3,8%. “No se prevé que el PIB mundial ni el PIB mundial per cápita registren un crecimiento negativo, algo que suele ocurrir cuando se produce una recesión mundial”, añade.

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Los buenos resultados de 2022 se explican, principalmente, por un sólido tercer trimestre de 2022 en muchas economías, incluidas Estados Unidos, la zona del euro e importantes economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Allí pesaron factores como el consumo privado e inversión privada más sólidos de lo previsto en un contexto de escasez de la mano de obra y apoyo fiscal superior al previsto.

La rápida propagación del Covid-19 en China, dice el FMI, “frenó el crecimiento en 2022, pero la reciente reapertura ha desbrozado el camino para una recuperación más veloz de lo anticipado”.

Se prevé que la inflación mundial disminuya de 8,8% en 2022 a 6,6% en 2023 y a 4,3% en 2024, niveles aún superiores a los observados antes de la pandemia (2017-2019) de alrededor del 3,5%.

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Por último, y conforme a la trayectoria de la demanda mundial, “se prevé que el comercio mundial disminuya en 2023 a 2,4%, a pesar del alivio de los cuellos de botella en la oferta, para luego repuntar a 3,4% en 2024″.

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Los riesgos para las perspectivas económicas

Riesgos al alza: entre los riesgos al alza plausibles se incluyen sorpresas más favorables en cuanto al gasto interno —como en el tercer trimestre de 2022—, las cuales, no obstante, elevarían más la inflación. Al mismo tiempo, hay margen para un escenario al alza con una inflación más baja de lo previsto y un menor endurecimiento monetario:

  • Estímulo proveniente de la demanda reprimida.
  • Desinflación más rápida.

Riesgos a la baja: Muchos riesgos a la baja siguen pesando sobre las perspectivas mundiales, lo cual reduce el crecimiento al tiempo que, en una serie casos, aviva más la inflación:

  • Estancamiento de la recuperación de China.
  • Recrudecimiento de la guerra en Ucrania.
  • Tensiones por sobreendeudamiento.
  • Inflación persistente.
  • Revalorización repentina en el mercado financiero.
  • Fragmentación geopolítica.