Inflación en Colombia: en 2023 no bajará tanto, pero en 2024 volvería a la meta

El equipo técnico del Banco de la República proyecta que el descenso este año sea hasta 8,7%, pero para el año entrante corregiría hasta el 3,5%

31 de enero, 2023 | 10:34 AM

Bogotá — La inflación en Colombia seguirá siendo un dolor de cabeza en 2023, pero en 2024 se volvería a ubicar dentro del rango meta y muy cerca de la objetivo del Banco de la República.

El más reciente informe de Política Monetaria que elabora el equipo técnico del banco central muestra que sus proyecciones apuntan a que si bien en 2023 la inflación no será igual de alta al 2022 (13,12%), su caída no será tan grande como se esperaba inicialmente.

Síguenos en las redes sociales de Bloomberg Línea Colombia: TwitterFacebook e Instagram

De acuerdo con los expertos del Emisor, se espera que la inflación total anual caiga al 8,7% al cierre de 2023, y que registre un 3,5% para finales de 2024.

En el Informe se revisó fuertemente al alza la proyección para la inflación al consumidor en el horizonte de pronóstico, aunque se sigue esperando que esta se encauce en una senda de convergencia gradual a la meta a partir del primer trimestre de 2023, resultado, en parte, del ajuste de la política monetaria.

VER +
Banco de la República subió a 12,75% la tasa de interés, la más alta desde 1999

Las sorpresas al alza en la inflación registradas en el cuarto trimestre, las mayores presiones cambiarias acumuladas a finales de 2022 y la indexación a niveles más altos de inflación fueron los principales factores que llevaron a incrementar la senda de inflación para todo 2023 y parte de 2024.

PUBLICIDAD

Para el presente año se espera que las presiones cambiarias acumuladas sigan siendo importantes y superiores a las previstas anteriormente, aunque deberían ceder paulatinamente, como lo sugiere la brecha inflacionaria del tipo de cambio real.

Al descenso esperado de la inflación también debería contribuir la disminución gradual de los precios y costos internacionales, fenómeno que comenzó a observarse en los últimos meses de 2022 y que debería continuar en 2023.

A lo anterior se sumaría un aumento de la oferta agropecuaria gracias a la superación de diversos choques de oferta que se presentaron en el cuarto trimestre de 2022, a la normalización del clima, a los incentivos debidos a los altos precios de finales del año anterior y a la superación de los cuellos de botella en las cadenas de producción de algunos sectores derivados de los bloqueos viales de mediados de 2021.

En la medida en que avance el año, las anteriores presiones bajistas serían reforzadas por una reducción paulatina de los excesos de demanda, en un entorno de una política monetaria que se ubica en terreno contractivo