Buenos Aires — Los bancos argentinos apenas logran prestar dos de cada diez dólares que reciben. Pese a que desde el equipo económico del Gobierno insisten en que no habrá saltos abruptos del tipo de cambio, prácticamente no hay demanda para los pocos dólares que los bancos reciben de los ahorristas y la relación entre depósitos (US$16.232 millones a enero) y préstamos (US$3.525 millones a enero) en moneda extranjera se mantiene en mínimos.
Sin ir más lejos, entre julio de 2019, mes previo a las elecciones primarias de ese año, y enero de 2023, la cartera total de préstamos en dólares cayó por 78%.
A simple vista, puede resultar llamativo que los bancos no encuentren demanda para los depósitos de los ahorristas en moneda extranjera. Es que en un país en el que el dólar lleva décadas como refugio de valor predilecto, la escasa demanda de divisas pareciera chocar con el hecho de que la sociedad cada vez muestra más apetito por deshacerse de sus pesos y dolarizar sus carteras.
Pero esa escasa demanda por préstamos en dólares es, en realidad, un fiel reflejo de la incertidumbre económica y política que atraviesa el país y a que las expectativas de devaluación continúan latentes. A ello debe agregarse, además, que la regulación vigente, adoptada tras la crisis de 2001, solo habilita a empresas que intervienen en la generación de divisas a solicitar créditos en moneda extranjera.
Depósitos y préstamos en dólares
Los depósitos en dólares del sector privado vienen mostrando, en los últimos meses, mayor estabilidad. Si bien permanecen casi a la mitad de los niveles récord de agosto de 2019, al menos se alejaron de la zona de mínimos de agosto pasado.
Tras tocar un piso de US$14.527 millones el 30 de agosto de 2022, el stock de depósitos en dólares del sector privado recuperó terreno y al 24 de enero, último dato oficial disponible, alcanzó los US$16.232 millones. En esa recuperación, cabe destacar, influyó de manera determinante el incremento de US$970 millones registrado en diciembre, ante la búsqueda de los ahorristas de eludir los pagos de Bienes Personales.
Esa mayor oferta de divisas en los bancos, no obstante, no motivó una recuperación de la demanda de préstamos en dólares, que continúan planchados en mínimos. Al 24 de enero, se ubican en US$3.525 millones, lejos de la zona de los US$10.000 millones que mostraban tres años atrás y del récord de US$16.300 millones de agosto de 2019.
Ante este panorama, los bancos solo logran prestar 21,7% de los depósitos en dólares que reciben del sector privado. Es apenas una fracción respecto de los niveles de fines de 2019 y principios de 2020, cuando colocaban entre un 52% y un 60% de las divisas que recibían.
Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews, señala que “el interés por pedir dólares oficiales es sumamente bajo”. La lógica detrás de ello, explica, es que quien pide dólares a $185 hoy, que es un tipo de cambio bajo, tiene una alta probabilidad de tener que devolverlos a un tipo de cambio más devaluado.
“Por eso es que la mayoría de las firmas se desendeudó en dólares, porque fue la oportunidad de cancelar a un tipo de cambio conveniente. Durante mucho tiempo incluso se podía financiar el desendeudamiento en dólares con tasas negativas en términos reales. O traer dólares por el contado con liquidación y usar la mitad de los dólares para cancelar la deuda”, indicó el economista.
Para Salvador Vitelli, analista económico de Romano Group, desde la salida de la convertibilidad nunca se recompuso la confianza del público hacia las entidades financieras. “Si bien los depósitos han caído, los préstamos lo hicieron aún más, haciendo que esta relación esté hoy tocando mínimos históricos desde la salida de la convertibilidad”. Y al respecto, marcó: “Hoy por cada 100 dólares depositados tenes solo 22 prestados”.
“En dólares bajo el colchón tenemos aproximadamente medio PBI medido al tipo de cambio oficial, mientras que si lo miras al valor de los dólares financieros, es casi un PBI completo” grafica Vitelli.
Para el economista, esa realidad atenta contra un posible rebote económico y le pone un techo el crecimiento del país. “Los dólares bajo el colchón pueden permitirle al inversor estar un poco más tranquilo, pero no se vuelcan en mayor ahorro, mayor inversión, mayor productividad, compra de maquinaria o mayor empleo y salarios”, dice.
Por último, Vitelli consideró que “mientras más controles de capitales tengamos y más se atrase el tipo de cambio, mayor riesgo comenzamos a ver frente a una posible devaluación y eso genera el temor a quedar descalzado de los compromisos”. Por todo ello es que explicó que “si uno toma préstamos en dólares, con el riesgo devaluatorio es probable que termine pagando un 100% más del préstamo pedido”.
Liquidez récord
El hecho de que los bancos no encuentren demanda para los dólares que reciben generó, no obstante, una particularidad: que la solidez del sistema financiero esté en máximos históricos.
Según cálculos de Lorena Giorgio, economista jefe de Equilibra, la liquidez del sistema financiero en moneda extranjera supera el 90% de los depósitos, mientras que la liquidez en entidades financieras es superior al 80%. En ambos casos, se trata de niveles muy superiores a los que exhibían los bancos hacia fines de 2019.
El motivo de ello, indica la economista, es que “los exportadores ya no toman crédito en dólares como solían hacer antes, porque al no poder acceder al mercado único y libre de cambios (MULC) para repagarlos, les conviene endeudarse en pesos”.