Caracas — La fuerte recesión que experimentó Venezuela, con una caída de más del 80% de su Producto Interno Bruto (PIB) durante los últimos años, dio un paso atrás en el segundo trimestre del 2022 con inesperadas proyecciones de crecimiento, que luego se ralentizaron.
La administración de Nicolás Maduro aseguró que el repunte de la actividad económica había registrado una cifra cercana a 15% el año pasado. Instituciones financieras como el Credit Suisse, con sede en Zúrich, avalaron el dato, guiándose por el reconocimiento que hizo el Estado venezolano, a través de su Banco Central, en un nuevo estancamiento de la economía antes del cierre de año.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), en su más reciente informe publicado este lunes se refirió a la desaceleración del ritmo de expansión, con un indicador del crecimiento total el año pasado en 13,3%, con el menor nivel registrado en el cuarto trimestre, de 9,1%.
“Esa ralentización de la actividad económica ha obedecido principalmente, al estancamiento de la producción petrolera, a las restricciones al acceso al crédito bancario dada la política de encajes del BCV y a la depreciación del bolívar y la consecuente inflación, especialmente en el cuarto trimestre, lo que ha disminuido poder de compra de las remuneraciones de los trabajadores”, fue parte del análisis de la institución privada, vinculada al sector opositor en el país.
La estrategia cambiaria impulsada por el BCV que había logrado la estabilidad en el tipo de cambio, calificada de insuficiente por expertos y asesores financieros, no logró el objetivo para finales del 2022, con un gasto público en crecimiento y una menor asignación de divisas semanales, lo que se tradujo en una depreciación de la moneda local frente al dólar, situado en más de 20 bolívares por divisa en la actualidad.
El alivio de sanciones económicas por parte de Estados Unidos, con la ampliación de operaciones de Chevron Corp. en el país, pese a suponer una mayor productividad de la industria petrolera nacional, arrastraba aún limitaciones con respecto a las ganancias de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y su capacidad de inversión.
Otras áreas sensibles en el país, como manufactura, construcción y los sectores agroalimentario y financiero que también han mostrado una significativa merma de capacidades productivas a lo largo de los últimos nueve años, aunque pudieron verse beneficiadas con el leve repunte en 2022, el impacto permitió evidenciar desigualdades.
“Al comparar el Índice de Actividad Económica de 2022 con el de 2013 se aprecia que el tamaño de la economía venezolana en 2022 fue 26% del que la misma tenía en 2013, o equivalentemente que la economía perdió 74% de dimensión”, reseñó el OVF, para reflejar los níveles de caída de la actividad.
