Buenos Aires — El ministro de Economía de la Argentina, Sergio Massa, anunció el miércoles de la semana pasada un proceso de recompra de la deuda externa argentina por más de US$1.000 millones, en una decisión que generó diversas reacciones en el mercado.
Desde una investigación sobre un posible “ataque especulativo” contra el peso argentino que impulsó el propio Massa, dudas sobre el financiamiento de la recompra, y un debate sobre las verdaderas motivaciones de Economía con esta normativa.
Este miércoles, un informe de Moody’s calificó esta maniobra como un canje distressed, que bien equivale a un default, según las definiciones de la calificadora crediticia.
En diálogo con Bloomberg Línea, Jaime Reusche, vicepresidente y senior Credit Officer de Moody’s Investors Service, explicó los detalles de esta definición y dijo que corresponde debido a que esta recompra implica “una pérdida para el inversionista”, pero es distinto a lo que puede ser un incumplimiento de pagos o una reestructuración de la deuda.
¿Por qué definieron la recompra de bonos como default?
Esta operación la determinamos como un distressed exchange. No implica que se haya movido la calificación, que sigue en “Ca”, que es el anteúltimo peldaño más bajo de nuestra escala. En ese sentido obedece a una definición interna que se usa más en el ámbito corporativo. Lo que determina si una operación es un distressed exchange es si existe una pérdida para el inversionista. A nivel de esta operación, donde se da una recompra de bonos que es a un precio inferior al valor original del bono, entonces eso es lo que te gatilla una pérdida para el inversionista. Bajo ese efecto, uno puede decir que esto constituye un distressed exchange.
Se puede concluir entonces que con esta recompra de bonos hubo una pérdida para los inversionistas (de estos bonos).
Con respecto a la promesa original, sí.
Porque un efecto a corto plazo de esta medida fue una mejora en la valuación de estos bonos.
No hay duda de que la operación apoya una mejora en los precios. Pero la mejora es ligera respecto al valor original de los bonos. El valor sigue siendo bastante distante del 100. Tienen un precio de 34, 35 centavos al dólar, que es significativamente menor al precio de un dólar por cada dólar. Y ahí es donde está la pérdida. Con respecto a la promesa original se da una pérdida.
¿Y cuál es la diferencia entonces entre un distressed exchange y un default clásico?
Según nuestra definición hay distintos tipos de default. Está el más clásico que es cuando uno no paga y hay un incumplimiento. Este no es el caso de ahora. El otro tipo es cuando hay una reestructuración y se invita a los inversionistas a cambiar bonos por cualquier otro tipo de valor. Y está la tercera parte que es el de esta recompra, que es más habitual en el sector corporativo. Es un tecnicismo. No es que se da una moratoria de pagos, responde a este idea de que para los inversionistas que intercambiaron esos bonos hay una pérdida.
Y en esa pérdida de los inversionistas está el beneficio para el Gobierno.
Desde el punto de vista del Gobierno sin duda es más barato recomprar los bonos a un nivel de descuento que tener que amortizarlos luego. En ese sentido hay un beneficio sin duda para el Gobierno. También hay un beneficio para los otros inversionistas que no han vendido los bonos y esto ayuda a que mejore un poco el precio. Pero nosotros no opinamos sobre los precios, sino que opinamos sobre si se da una pérdida sobre la propuesta original.
¿Está claro con qué herramientas el Gobierno va a financiar esta recompra?
Según lo que explicó el Gobierno, los recursos salen de una reducción en los precios del gas, del ahorro respecto a lo que planeaba importar. Pero tampoco podemos confirmar si de ahí vienen definitivamente los recursos porque no han habido mucho detalle sobre la operación.
Por fuera de este evento puntual, ¿cómo ven en Moody’s el perfil de vencimiento de deuda de Argentina tanto en pesos como en dólares?
En ese sentido vemos un panorama complicado y eso es lo que explica la calificación de “Ca” que mantenemos desde hace casi dos años con Argentina. Tenemos una expectativa de que el calendario de repagos se vea bastante complicado, en particular en moneda local este año, los títulos domésticos. Hay una gran cantidad de títulos de corto y mediano plazo que empiezan a vencer este año y que van a presionar las finanzas públicas. Vemos riesgos claros también para los repagos externos a partir del 2024 y el 2025 a raíz de que las finanzas externas siguen bastante presionadas.
¿Cómo se explica, en este contexto, el buen desempeño de las acciones de empresas argentinas y el merval?
Es algo confuso porque hay varias distorsiones en la economía incluyendo el elevado nivel de inflación. Hay también algo de buena perspectiva o expectativas sobre el sector energético por todos los proyectos que se están dando a raíz de los recursos de Vaca Muerta. Hace varios años parecían muy distantes, pero ahora cada vez parecen más cerca de cumplirse entonces hay bastante expectativa sobre eso.