Despidos en compañías venezolanas a finales de 2022 evidencian cautela pese al repunte

La economía pujante seguirá siendo parte del retrato de la Venezuela que se proyecta con la mejor cifra de crecimiento económico en 2023, valorado en hasta 5%

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Caracas — El 2023 no es un año de optimismo para empresarios del mundo, incluyendo a los venezolanos, que pese al repunte económico experimentado el año pasado y las proyecciones de un leve e inesperado crecimiento en este nuevo período, el mayor previsto en la región, se resguardaron con decisiones prácticas en el último trimestre, que pasa por reducción de personal y supresión de departamentos.

La desaceleración de la economía mundial prevista para los próximos meses hace que el pesimismo de los líderes empresariales con respecto a este año se ubique en 73%, mientras que el 40% cuente con un plan de recorte de puestos laborales, según una encuesta global de PwC, que concentra la opinión de más de 4.400 presidentes de empresas en el mundo.

El nivel de empleo, en el caso venezolano, si bien dio muestras de poca disminución, con un 24% y una estabilidad de 50% durante el segundo trimestre de 2022, de acuerdo a la Encuesta de Coyuntura Industrial, que fue presentada por Conindustria en agosto, las cifras podrían contemplar una variación negativa para finales del año pasado, tomando también en consideración un estancamiento del repunte en el país caribeño.

Un grupo de extrabajadores de grandes compañías en Venezuela, como el grupo Empresas Polar, Ron Santa Teresa, Farmatodo, e instituciones universitarias privadas, como la Universidad Metropolitana, han informado sobre negociaciones con el personal administrativo para renuncias o despidos indirectos, que obedecen en gran medida a aspectos presupuestarios.

Ningún representante de las compañías mencionadas respondió inmediatamente a los comentarios solicitados al respecto por Bloomberg Línea, que mencionaban el número del personal que debió abandonar sus puestos de trabajo.

Un asesor laboral para industrias, familiarizado con la situación, explicó que tanto las empresas alimenticias como otras en Venezuela, establecidas en el ámbito financiero, han ido estructurando sus dimensiones a lo que demanda el mercado, tratándose de una economía pequeña, con sectores ganadores y otros perdedores.

La fuente que prefirió no ser identificada se refirió también al sector energético, como un caso particular, que cuenta con expectativas de crecimiento, con buena remuneración, y que se aparta del resto del universo laboral, que aunque considera las mejoras en el país, entiende que otras producciones y distribuciones en el país continuarán disminuyendo, frente al tamaño de la demanda.

Las grandes compañías venezolanas además son cautelosas con las figuras que utilizan para ejecutar los despidos o recortes, interpretándose los acuerdos a puerta cerrada con los propios empleados, quienes reciben como justificación la reducción de presupuesto y los cambios o concentración de áreas no indispensables, con algunos de ellos obteniendo una excelente liquidación a cambio y otros sumas entre US$200 y US$1.000 por 20 años de servicios.

La economía pujante seguirá siendo parte del retrato de la Venezuela que se proyecta con la mejor cifra de crecimiento económico en 2023, valorado en hasta 5% según cálculos de organizaciones financieras como Credit Suisse, evidenciando que nuevos negocios emprendidos en el país, con grandes nóminas durante sus aperturas, a principios de enero, debieron revertirlas y recortarlas también a la mitad.

La alerta de una nueva ola hiperinflacionaria ha puesto además un aviso para los empresarios que buscan mantener sus niveles de estabilidad frente a otros obstáculos, sobre todo en el acceso a los servicios públicos, y en medio del esfuerzo de un salario promedio de US$150 para el personal obrero, tras lo que supuso un incremento de 61% a mediados del año pasado.