Buenos Aires — Distintas repercusiones ha tenido desde este domingo el anuncio del inicio de estudios de una moneda común para flujos financieros y comerciales entre Brasil y Argentina. Esa declaración de Sergio Massa del domingo se ratificó este lunes con la presencia del presidente brasileño Luis Inazio Lula da Silva en la Ciudad de Buenos Aires; y con el encuentro entre los ministros de Economía de ambos países, Massa y Fernando Haddad.
A esas repercusiones se las podría resumir con una palabra: escepticismo. Si bien los especialistas -consultados por este medio- coinciden en que puede ser una buena medida, señalan que para que avance deben concretarse numerosos pasos y que, en primer término, Argentina deberá corregir su macroeconomía.
El aval de Lula a la moneda común
En el marco del encuentro bilateral que este lunes protagonizaron los presidentes de Argentina y Brasil, Lula afirmó que “lo que queremos trabajar ahora es que nuestros ministros de Hacienda, cada uno con sus equipos económicos puedan hacernos una propuesta de comercio exterior que se haga en una moneda común, que se construya con mucho debate y muchas reuniones. Eso es lo que va a pasar”.
Si me preguntas a mí, siempre tendría comercio con otros países en las monedas de ambos países, para no tener dependencia del dólar
Lula da Silva
El presidente argentino, Alberto Fernández, dijo: “No sabemos cómo podría funcionar una moneda común entre Argentina y Brasil o en la región, pero sí sabemos cómo funcionan las economías dependiendo de monedas extranjeras, y si sabemos lo nocivo de todo eso. Celebro esta vocación del gobierno de brasil”.
Reunión entre Haddad y Massa
Tras el encuentro bilateral entre Lula y Fernández, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, recibió a su par de Brasil, Fernando Haddad y a empresarios argentinos. En la apertura, Massa ratificó la intención de “dar un primer paso de un largo camino que debemos recorrer en el objetivo de una moneda común de ambos países y con invitación a otros países de la región”.
No significa resignar la moneda de cada uno de los países sino encontrar un instrumento denominador común comercial que refleje la potencia del Producto Bruto de la región.
Sergio Massa, ministro de Economía
La mirada de los especialistas sobre la moneda común
Según Juan Carranza, analista geopolítico, este proyecto en el corto plazo “no es factible”, y enumera tres razones. La primera de ellas tiene que ver con los intereses de Brasil. Y ese interés está vinculado a recuperar el volumen comercial bilateral con Argentina. En ese sentido, Carranza remarca el convenio entre los bancos centrales de ambas naciones en el cual tanto importadores como exportadores facturan en su moneda local. “Este sistema se usa poco y lo que quiere Brasil es que se use más”, dijo Carranza.
Las cuestiones técnicas y la falta de complementariedad de ambas economías también son un factor que impactará en el avance de la medida. “Producimos lo mismo que produce Brasil, dependemos mucho de Brasil y la fortaleza de la moneda son otras cuestiones que hacen difícil que salga en el corto plazo”.
El tercer factor es político. “La cesión de soberanía a estos gobiernos les cuesta y mucho. La coordinación macroeconómica ya es difícil ni hablemos de una moneda común”, dijo.
Para Martín Tetaz, economista y diputado nacional de Evolución Radical, “es una buena idea como punto de llegada, como punto de partida me parece que nosotros tenemos que fijar nuestro tipo de cambio con el de Brasil, y eso podría lograr que sea más estable el tipo de cambio común”.
Según Tetaz, “si el Gobierno piensa únicamente en una moneda para comercio exterior creo que no resuelve el problema de la inflación que tiene Argentina”. Sobre la posibilidad de que avance este proyecto, el diputado señala que la normativa requiere una normativa que “lleva años”. “Pueden ser 5 o 6 años avanzar hacia una moneda común y Argentina tiene un problema urgente con la inflación ahora”, dijo.
Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB, dijo que “no es pensable en el corto plazo, dada ya la experiencia del Mercosur donde normativas supranacionales son casi imposibles, más difícil sería una normativa supranacional sobre una moneda”.
El analista agregó que sí se puede haber una lógica de mayor facilitación del comercio con utilización de monedas propias. No obstante, agregó que tenes una dificultad y es que “a la larga tiene que haber una convergencia macroeconómica entre ambos para poder aunque sea tener este esquema”.