Bogotá — El peso colombiano (COP) se ha apreciado en las últimas semanas frente al dólar y ha logrado dejar atrás sus mínimos históricos, volviendo a niveles cercanos a los $4.500 por primera vez en el año, en medio de un contexto externo que juega a su favor y a pesar de la incertidumbre que aún generan las reformas internas que pretende adelantar el Gobierno este año.
A pesar de su recuperación y de estar entre más monedas más valorizadas de Latinoamérica en lo que va de año, el peso aún está lejos de alcanzar sus niveles de $3.700 por dólar del segundo trimestre de 2022.
Aun así, de momento, su desempeño es mejor que lo pronosticado para el cierre de año por distintas entidades financieras en el país, que lo ubican en un rango de entre $4.789 y $4.930.
De acuerdo a la mayoría de los analistas consultados en el marco de la Encuesta de Opinión Financiera del centro de pensamiento Fedesarrollo, la tasa de cambio se ubicaría en enero en un rango de entre $4.700 y $4.819, con $4.745 como respuesta mediana.
Para el remate de este año, prevén que la tasa de cambio será de $4.750, un aumento frente al pronóstico del mes anterior de $4.700.
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Los planes del Gobierno de Gustavo Petro frente a la exploración de petróleo estuvieron entre las principales razones nombradas por los analistas como decisivas en la volatilidad del dólar el año pasado y en el comienzo de este 2023.
Pero la dinámica del dólar luego de la ratificación de este plan la semana pasada por parte de la ministra de Minas y Energía colombiana, Irene Vélez, en el marco del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), hace pensar que los mercados han dado por descontada esta situación.
Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas en el Banco de Bogotá, analiza que en el plano internacional la tendencia es muy favorable para las monedas emergentes en la medida en la que se ha generado expectativa por menos tasas de interés en EE.UU.
“Esto, derivado a su vez de unos indicadores de actividad económica que sorprenden levemente a la baja, pero sobre todo de una inflación que se modera más rápido de lo que se preveía. Todo eso desemboca en menos tasas de interés en dólares y asimismo un debilitamiento de la moneda estadounidense”, explica Pérez a Bloomberg Línea.
Desde el Banco de Bogotá indican que los inversionistas ya no son tan negativos frente a la coyuntura actual, generando un entorno favorable dentro de “una economía que sí crece menos, pero que tampoco va a llegar a una recesión y va a tener unas tasas de interés no tan altas”.
Ya a nivel local, Camilo Pérez considera que por ahora no hay hechos relevantes nuevos que puedan afectar la dinámica del dólar, puesto que los comentarios de la ministra Vélez en Davos son “temas que ya se habían discutido y se habían incorporado en los precios”, por lo que manifiesta que “no es algo novedoso que esté cambiando el panorama”.
No obstante, cree que pensar en un nivel del dólar “tan bajo” como los $3.600 no es factible. “De acá allá falta bastante terreno, pero sí hay un entorno favorable a nivel local e internacional que podría extender la apreciación reciente que hemos tenido de la tasa de cambio”, opinó.
Juan Eduardo Nates, asociado sénior de divisas en Credicorp Capital, manifestó en conversación con Bloomberg Línea que para que el dólar siga bajando se tienen que materializar dos factores, que la inflación siga controlada y que las tasas de interés no suban a un ritmo tan acelerado.
“Recordemos que el primer momento en que se rompieron esos $3.600 hacia arriba y la primera vez que vimos los $4.200 - a parte del período de pandemia- fue con la expectativa de cambio de Gobierno en Colombia y cuando Petro comenzó a verse como el candidato más fuerte. Y obviamente el ‘rally’ postelecciones que fue por temas de comunicaciones del Gobierno”, opinó Nates.
Para el especialista uno de los aspectos que puede influir en la apreciación del peso colombiano es que el Gobierno maneje un mensaje coordinado y asertivo, al citar casos recientes como los del cese de la exploración petrolera (que generó opiniones divididas entre los ministros) y el anuncio del cese al fuego bilateral que fue desmentido luego por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Juan Eduardo Nates dice que es clave que los ministros no tengan que volver a “apagar los incendios creados por otros” porque “el mercado es demasiado sensible a las comunicaciones de las autoridades fiscales, gubernamentales, que son las encargadas de realizar las propuestas que ellos ven viables”.
“Cuando de alguna forma se logra dividir este populismo, con lo que efectivamente se puede hacer y la comunicación se vuelve asertiva, real, el mercado empieza a entender para dónde deberían ir los flujos. En este momento, estamos gozando de la parte internacional, falta que en la parte local se termine de consolidar esta comunicación para que los inversionistas recobren un poco la confianza. Ya saben de alguna forma leer los comunicados, ya saben que hay que leer entre líneas, que no hay que creer el primer anuncio, y eso nos ha traído esta calma momentánea”, apuntó.
Sin embargo, dice que en el corto plazo también tendrá que ofrecerse más claridad sobre las fuentes de financiación de reformas como las de salud o pensiones para que esta estabilidad pueda ser sostenible.
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