Bogotá — El Metro de Bogotá ha sido uno de los caballos de batalla de las temporadas electorales regionales. En 2023 no será la excepción luego de que se conociera que entre la alcaldesa Claudia López y el presidente, Gustavo Petro, se orquesta un plan para soterrar la primera línea que ya estaba pactada para ser elevada, lo cual puede traer, retrasos, sobrecostos, e incluso, demandas de terceros.
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Las críticas han sido contundentes, pues no solamente se retrasa la obra, sino que, además, se incrementa el costo en, por lo menos $5 billones, pero en el peor de los casos hasta en $15 billones.
Pero los costos por cambiar los diseños del metro de elevado a subterráneo podrían ser incluso mayores si alguno de los que participó de la licitación inicial demanda los cambios.
Jorge Llano, vicepresidente de Mercados en el AMV Colombia, alertó sobre las posibles demandas que vengan contra la nación por cuenta de los cambios que son promovidos desde Casa de Nariño con el apoyo del Palacio Liévano.
“Imagine usted ser un proponente de un proyecto de infraestructura de muchos billones de pesos, usted hace su propuesta con base en unos diseños ya aprobados, no se lo gana, y el nuevo proponente en acuerdo con el contratante cambian los diseños. ¿Usted demandaría?”, se cuestionó el ejecutivo del AMV.
Pero más allá de las demandas que puedan llegar por cuenta de los cambios, a Llano le preocupa el mensaje que se les enviará a los inversionistas que tengan en el radar al mercado colombiano. “Este tema del metro es otro de los muchos ejemplos que no hay respeto por las instituciones, y mucho menos por la estabilidad jurídica de los contratos, así es imposible que inversionistas vean con buenos ojos al país”, aseguró.
Por su parte, Humberto Amín, concejal de Bogotá, aseguró que el presidente Petro quiere entorpecer la construcción de la primera línea en lugar de pensar en avanzar en los planes para la tercera línea. “Yo quisiera que explicaran a la ciudad qué van a hacer. Vimos que en la reunión del presidente con el consorcio chino lo mínimo que costaría es $8 billones, le puede más la mezquindad. Es un irresponsable”, dijo el concejal.
Además, publicó una carta del pasado 18 de enero en la que la Empresa Metro Bogotá, responde que a la fecha no se han adelantado estudios para modificar el trazado de la primera línea ni para hacerla subterránea.
Pero los problemas que podría traer el cambio en los diseños no son solo económicos, de tiempo y jurídicos, sino que implica tener que renegociar el contrato, lo que, a juicio de Jorge Restrepo, profesor asociado de economía de la Universidad Javeriana, podría desembocar en perder beneficios.
“Lo más valioso del contrato para construir la primera línea del metro de Bogotá es el precio fijo y la distribución del riesgo de tasa de cambio, en manos de la empresa estatal de China que lo construye. Renegociar el contrato puede llevar a perder esas ventajas”, aseguró Restrepo.
Otro de los críticos a los cambios es Andrés Escobar, exgerente de la Empresa Metro, quien aseguró que “pueden comparar todas las alternativas de modificar la PLMB, que cuestan de $8 a $15 billones, pero nadie sabe cuánto sumarle por las contingencias y demandas por modificar un contrato que era parte de los pliegos de la licitación internacional”.
Incluso, aseguró que ni siquiera se podría justificar los cambios con el tema cobertura ya que de las 5 alternativas que se evalúa, “solo las 2 que alargan la línea hasta la calle 100 elevan la cobertura y contribuyen al agudo problema de movilidad. Las otras 3 serían plata perdida”, concluyó.
Para el miércoles que viene fue postergada la reunión entre Claudia López y Gustavo Petro, para tomar una decisión sobre el futuro de la primera línea del metro, pero la alcaldesa, que termina mandato este año, igual defendió los avances que lleva el Metro de Bogotá, a pesar de que sobre la marca puedan venir cambios,
“En la construcción de la primera línea del metro de Bogotá están trabajando hoy cerca de 4.000 colombianos y tiene 18% de avance. Y la segunda línea, subterránea a Suba y Engativá, no solo tiene estudios sino financiación y saldrá a licitación este año”, aseguró López.
Pese a ello, Enrique Peñalosa, crítico de López y exalcalde de la ciudad, además de quien estructuró el Metro que actualmente está previsto para ser construido, sostuvo que no será licitada la segunda línea en este 2023.
“Los colombianos juzgarán si les parece correcto pagar más de $15 billones y demorar varios años el proyecto por el capricho frívolo de Petro de soterrar parte de la línea de Metro en construcción. Recordemos que el 33% del Metro de Nueva York y el 55% del de Londres son elevados”, dijo el exalcalde, quien, además, dijo que “ha habido muchos alcaldes en Bogotá y el único que contrató Metro fui yo. Ni uno más ha contratado un centímetro de Metro. Lo demás es carreta politiquera. Y verán que Claudia López, más allá de su alharaca, no va a contratar un centímetro de Metro”, sentenció.