Buenos Aires — Alberto Ramos, jefe del equipo de investigación macroeconómica de Latinoamérica del banco de inversión estadounidense, Goldman Sachs, dijo en una entrevista a a Bloomberg Línea que la recompra de deuda anunciada este miércoles por el ministro de Economía de la Argentina, Sergio Massa, no logrará frenar la disparada de los dólares paralelos por demasiado tiempo.
Para el experto, Massa probablemente anunció la recompra con el fin de “reducir la brecha entre los tipos de cambio oficiales y no oficiales, porque sabe que hay presión en el mercado de divisas que se filtra en las expectativas y, finalmente, en la inflación”.
Sin embargo, en un contexto en el que escasean las reservas del Banco Central, la presión cambiaria en Argentina no cederá hasta tanto el Gobierno no aborde su “causa subyacente”: “los grandes déficits fiscales que se han monetizado recurrentemente, la baja credibilidad de las políticas y una inflación muy, muy alta”, afirmó Ramos.
Del mismo modo, el economista nacido en Mozambique y de nacionalidad portuguesa también consideró “poco probable” que Massa logre su objetivo de volver al mercado de capitales “si las políticas siguen siendo heterodoxas”.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
¿Cómo evalúa la decisión de Sergio Massa de recomprar US$1.000 millones de deuda externa, y cuál cree que fue su objetivo central?
Hay diversas interpretaciones. No está claro. Es una cantidad pequeña. Son US$1.000 millones. Básicamente está recomprando bonos que vencen más adelante en esta década. Así que no es algo inminente en términos de servicios de deuda. Y están utilizando las reservas muy escasas del Banco Central para hacerlo. Al mismo tiempo, tenemos importantes restricciones en el acceso a divisas por parte del banco central, incluso para financiar importaciones críticas para la economía. Parece que con esto el ministro está tratando de reducir la presión sobre los tipos de cambio paralelos. Básicamente para reducir la brecha entre los tipos de cambio oficiales y no oficiales, porque sabe que hay presión en el mercado de divisas que se filtra en las expectativas y, finalmente, en la inflación. Me parece que esa es probablemente la razón de ser de esto, más que una operación puramente de gestión de la deuda.
¿Cree que puede ser eficaz a la hora de contener a los tipos de cambio paralelos por un periodo de tiempo prolongado?
No, primero porque no hay suficiente poder de fuego para hacerlo. No tienen suficientes reservas para atacar el problema, es decir, para comprar deuda e inyectar más dólares en la economía. Hay una escasez significativa de reservas en el banco central. Y hay muchas otras fuentes que compiten por esos dólares. La segunda es que la deuda no aborda realmente la causa subyacente de la presión sobre el tipo de cambio, que tiene que ver con los grandes déficits fiscales que se han monetizado recurrentemente, la baja credibilidad de las políticas y una inflación muy, muy alta. Hasta que no se aborden esas causas fundamentales de la presión sobre el tipo de cambio, no creo que esto sea un remedio para el problema.
¿Qué riesgo ve en la deuda pública en pesos y en las dificultades para lograr el roll over?
Es un riesgo creciente. Básicamente, el único mercado al que tiene acceso el gobierno en este momento es el local, y van teniendo que validar tasas de interés extraordinariamente altas. El stock de deuda interna está aumentando muy, muy rápidamente, y también el servicio de la deuda. Así que tienen que volver al mercado recurrentemente y por importes cada vez más elevados. Es algo que hay que abordar. Y, de nuevo, volvemos al problema fundamental: déficits fiscales que se están monetizando o financiando en el mercado local, cuando el mercado local no es especialmente profundo, y el ahorro interno también es bastante pequeño. Esto tiene consecuencias macroeconómicas, y el riesgo de refinanciación (roll over) está ciertamente aumentando en este momento.
¿Cree que los inversores que están comprando acciones o bonos argentinos pueden estar pecando de un exceso de confianza respecto de un mejor panorama macro a partir del 2024?
Es difícil saberlo. No diría necesariamente que el mercado está excesivamente confiado. Creo que es un reflejo del entorno global, hasta cierto punto. El hecho de que el programa del FMI siga en marcha, con el cumplimiento de algunos de los objetivos del programa. Temas menores. Los activos argentinos también han repuntado desde valuaciones muy, muy bajas. Así que yo no traduciría necesariamente el rally como un claro voto de confianza respecto de las perspectivas de la economía o en las políticas aplicadas.
Su escenario base para este año, según su último informe, es de un crecimiento del 0% para la economía este año. ¿Cuáles son las variables clave que explican el estancamiento de este año?
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Bueno, el 0% probablemente esté del lado optimista, porque es más alto que el consenso. Es una cifra muy baja. Tiene que ver con el hecho de que vamos a tener un entorno de inflación muy alta, con bajos ingresos reales disponibles, incertidumbre relacionada con el proceso electoral en la segunda mitad del año, un impulso del crecimiento mundial más débil, y también, por el lado interno, la disminución o el desvanecimiento del impulso de la reapertura de la economía, y en particular del sector de los servicios. Así que tenemos varios vientos en contra. Todo ello y la incertidumbre que hace que los agentes internos sean más defensivos en sus decisiones de gasto e inversión, lo que se suma a un crecimiento que probablemente se sitúe en torno al 0%, con una probabilidad significativa de que sea negativo.
Y prevén una inflación en torno al 85% este año. Los analistas que consulta el Banco Central la ven más alta que en 2022, cercana al 100%. ¿Ve entonces una desaceleración de la inflación?
Estamos hablando de cifras muy, muy altas. A ese nivel, es difícil tener un alto grado de convicción sobre cuál será la inflación. Los efectos de base son muy, muy altos. El Gobierno probablemente reprimirá la inflación todo lo que pueda antes de las elecciones. Así que todo se reduce a si se produce o no una gran devaluación después de las elecciones, y nadie tiene realmente una visibilidad certera al respecto. ¿Cuán discreta y temprana podría ser? Así que yo no golpearía necesariamente la mesa para decir: “Apoyo firmemente nuestra previsión de inflación del 85%”. Hay mucha incertidumbre en torno a una cifra así. De lo que estamos firmemente convencidos es de que la inflación seguirá siendo muy alta a lo largo de 2023, ya sea del 85, del 95 o incluso del 100%.
¿Cree que las presiones cambiarias que estamos viendo serán manejables en términos de evitar una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial mientras este gobierno en el poder?
Mire, cada vez es más difícil hacerlo. Para evitar una gran devaluación antes de las elecciones, probablemente haya que recurrir a niveles crecientes de represión financiera. Y ya tenemos mucha. Así que es posible que las cosas se vuelvan inmanejables. Que se produzcan choques imprevistos en los que las autoridades pierdan el control del proceso. Pero incluso si lo consiguen, el costo de hacerlo sigue aumentando debido a la mala asignación de recursos que crea y a las distorsiones que genera en la economía. No es una tarea imposible, pero sí cada vez más costosa.
¿Los vencimientos de deuda de Argentina en los próximos años, sobre todo a partir de 2025, son sostenibles, o es posible ver otro proceso de reestructuración?
Depende de cuáles sean las políticas. Argentina no es insolvente bajo un conjunto de políticas macroeconómicas fuertes. Si las políticas macroeconómicas, tanto monetarias monetarias y fiscales, fueran fuertes, convencionales, ortodoxas, entonces Argentina es solvente. Y bajo esa combinación de políticas, Argentina recuperará el acceso al mercado. Y podrá hacer frente a las amortizaciones que surjan. Si las políticas siguen siendo heterodoxas, algo disfuncionales, vemos que la inflación sigue acelerándose, y el número de distorsiones en la economía sigue creciendo, entonces esa pregunta se vuelve válida. Si será necesaria o no esa operación de reestructuración. Así que es realmente condicional de las políticas que se apliquen en los próximos dos o tres años, y sobre todo si esta administración es elegida o una nueva administración viene e implementa políticas diferentes. En términos absolutos, no es insostenible. Pero es un gran interrogante.
Mencionó en su informe reciente que Massa no es Messi. Con su anuncio de ayer, el ministro mencionó que el objetivo de la recompra es devolver a la Argentina al mercado de capitales. ¿Lo ve posible antes de diciembre de 2023?
Con estas políticas, es probablemente poco probable. Si las políticas mejoran a lo largo del año, bajo la guía del FMI, no es un sueño imposible. Messi es brillante. No hay dos Messis. Así que ni siquiera es una comparación justa. Recuperar el acceso al mercado, creo que sería similar a Messi ganando la Copa del Mundo, algo que es difícil y requiere extrema habilidad y talento y un buen equipo a tu alrededor para hacerlo. Veamos.