Estudio revela un refrigerante climático poco conocido: el polvo atmosférico

Una nueva investigación revela que la temperatura global sería aproximadamente 0,1°F más alta, de no haber sido por un aumento del polvo atmosférico

Bloomberg — Normalmente, el polvo tiene mala fama: Se sabe que tiñe el cielo de naranja en Europa y que asfixia a millones de personas con la contaminación atmosférica. Pero todo ese polvo tiene también un efecto positivo inesperado: Ayuda a mantener el planeta un poco más fresco.

La temperatura global es actualmente 1,2 °C (2,2 °F) superior a la de 1850, y se encamina hacia un calentamiento de 1,2 °C (2,7 °F), que los científicos consideran catastrófico. Pero ese aumento de 2,2ºF sería aproximadamente 0,1ºF superior si no fuera por un aumento del polvo atmosférico global, según un estudio revisado por pares publicado esta semana en Nature Reviews Earth and Environment.

Según Jasper Kok, coautor del estudio y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), “es probable que el aumento del polvo haya enmascarado parte del poder de los gases de efecto invernadero para calentar el planeta”. “En el futuro, cuando no sea probable que veamos aumentos similares de polvo (e incluso podríamos ver una disminución), los gases de efecto invernadero podrían calentar el planeta aún más de lo que ya predicen los modelos climáticos”.

Para llegar a sus conclusiones, Kok y sus coautores empezaron por utilizar mediciones por satélite y terrestres para cuantificar las partículas minerales microscópicas en el aire, encontrando un total de 26 millones de toneladas, equivalente al peso de unos 5 millones de elefantes africanos. También recopilaron datos de núcleos de hielo, sedimentos marinos y turberas para comprender la acumulación de polvo atmosférico a lo largo del tiempo. Desde mediados del siglo XIX, la cantidad de polvo ha aumentado hasta un 55%.

A continuación, los investigadores analizaron la interacción del polvo atmosférico con las nubes, los océanos, la luz solar y la tierra, que desempeñan distintos papeles en los cambios de temperatura. Mientras que el polvo sobre los desiertos que ya reflejan la luz solar puede producir calentamiento, por ejemplo, el polvo atmosférico también puede dispersar la luz solar, alterar la nubosidad y depositar nutrientes como hierro y fósforo en el océano. Estos nutrientes favorecen el crecimiento del fitoplancton, que absorbe el dióxido de carbono. Todos estos impactos influyeron en la conclusión de los investigadores de que el polvo atmosférico “enfría el clima de forma neta”.

“Esta investigación es importante porque intenta precisar los efectos del polvo sobre la energía que entra y sale del sistema climático, y cómo han cambiado esos efectos a lo largo del tiempo”, afirma Anthony Broccoli, profesor especializado en ciencias atmosféricas de la Universidad de Rutgers, que no participa en el estudio. No espera que los resultados alteren sustancialmente las proyecciones climáticas futuras, pero afirma que proporcionan “un objetivo para mejorar cómo se representa el polvo en los modelos climáticos”.

De hecho, la implicación del estudio no es que el polvo atmosférico sea bueno, o que los países deban dar marcha atrás en la detención de la erosión del suelo, uno de los principales factores que contribuyen a su proliferación. El aumento del polvo en el aire supone una grave amenaza para la salud humana, y las tierras degradadas contribuyen a la inseguridad alimentaria. Los investigadores pretenden, en cambio, arrojar luz sobre el hecho de que los cambios en el polvo atmosférico no se tienen en cuenta actualmente en los modelos climáticos.

“Queremos que las proyecciones climáticas sean lo más precisas posible”, afirma Kok, “y este aumento del polvo podría haber enmascarado hasta un 8% del calentamiento de efecto invernadero”.

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