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Lo que las Kardashian le pueden en enseñar a los activistas climáticos

Bloomberg Opinión
Por Lara Williams
18 de enero, 2023 | 07:32 AM
Tiempo de lectura: 4 minutos

Bloomberg Opinión — El cambio climático es el problema más acuciante de nuestro tiempo, una crisis que afectará a todas las industrias, a todas las naciones, a todas las vidas humanas. Sin embargo, la gente parece tener más curiosidad por las Kardashian. No se trata de una crítica ni de un lamento, sino de una señal de que los divulgadores del clima podrían tener algunas cosas que aprender de una de las familias más famosas del mundo.

Tráfico global sobre las Kardashian es consistentemente más alto que sobre el cambio climático

Como señaló la consultora de comunicación y escritora Solitaire Townsend en un tuit viral, las búsquedas de “kardashian” han superado a las de cambio climático desde enero de 2007 (cuando Kim Kardashian saltó a la fama). El cambio climático sólo ha superado a las Kardashian una vez, el 22 de abril de 2022, también conocido como Día de la Tierra. El “doodle” de Google para celebrar la efeméride hizo hincapié en el cambio climático con gifs de imágenes de satélite que mostraban el deshielo de los glaciares, la pérdida de la capa de nieve, la deforestación y la decoloración de los corales. Al hacer clic en el doodle se abría una página de resultados de búsqueda de “cambio climático”, lo que provocó un aumento del tráfico.

Este es sólo un indicador de la interacción que general el tema, y no es el más científico. Pero coincide con las encuestas de opinión pública. Un estudio realizado en 2021 por el Yale Program on Climate Change Communication reveló que, aunque la mayoría de los estadounidenses dicen estar preocupados por el calentamiento global, sólo el 35% habla del tema “al menos de vez en cuando”. Teniendo en cuenta que los ciudadanos de las economías avanzadas consideran la crisis como la mayor amenaza, y la elevada prevalencia de la ansiedad climática entre los niños del mundo, cabría pensar que surgiría más a menudo en las conversaciones.

La cantidad de personas que escuchan sobre el cambio climático en sus vidas al menos una vez por semana es más alta en Europa

¿Por qué no lo hace? Es una cuestión de psicología humana. Gran parte de la comunicación sobre el clima, desde los titulares de las noticias hasta los eslóganes, están cargados de pesimismo. Aquí ejemplos de algunos titulares:

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“El IPCC lanza la “advertencia más sombría hasta la fecha” sobre los efectos del colapso climático”.

“Otro paso hacia el apocalipsis climático”.

“Es ahora o nunca para actuar contra el cambio climático”

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También suele hablar en términos bastante científicos o abstractos: presupuestos de carbono, temperaturas medias globales, el objetivo de 1,5C. Estamos aprendiendo que el miedo no siempre motiva, y que las estadísticas no siempre son persuasivas.

Per Espen Stoknes, psicólogo y ex político noruego, resume las defensas psicológicas que los seres humanos montamos contra las noticias climáticas aterradoras:

Nos distanciamos geográfica y temporalmente (el deshielo de los glaciares del Ártico y el año 2100 están muy lejos).

La perpetua sensación de fatalidad nos lleva a evitar el problema.

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La disonancia cognitiva entre lo que hacemos y lo que sabemos nos tienta a justificar nuestro propio comportamiento contaminante.

Vivimos en un estado de negación para poder seguir viviendo con normalidad.

En otras palabras, el miedo nos paraliza. Cuanto más oímos hablar del apocalipsis climático, más nos adormecemos ante su significado.

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Aquí es donde entran en juego las Kardashians. Townsend explica: “Tenemos que recordar que los seres humanos son simios, no ángeles”. Nuestro cerebro está programado para las historias. Los cotilleos son literalmente buenos para nosotros. Por eso siempre hemos estado obsesionados con la cultura de los famosos; Thomas Busby ponía de relieve la vacuidad de todo ello en 1786, calificando a las famosas de la época sólo de “mujeres bonitas con hermosos vestidos”. Las Kardashian no son nada nuevo, pero lo que hacen tan inteligentemente es capitalizar nuestro deseo innato de oír hablar de otras personas.

Si la cobertura del clima se centrara menos en el deshielo de los glaciares y los incendios forestales y más en los seres humanos, podría ser más atractiva. Hay una razón por la que Greta Thunberg inició el movimiento de protesta contra el cambio climático: Es una persona, no una estadística.

Aún mejor es mostrar a personas que están modificando su comportamiento para ser más respetuosas con el clima. Los estudios científicos han demostrado que ver actuar convence a los demás. La energía verde, por ejemplo, es contagiosa: el mayor predictor de si tienes o no paneles solares es si tu vecino los tiene. El mismo efecto dominó se ha observado con los vehículos eléctricos y el auge de las alternativas vegetales.

Por supuesto, los titulares y las cifras aterradoras también tienen su lugar. Es inútil restar importancia a la magnitud de la crisis y a la velocidad a la que debemos abordarla. Pero también sería estupendo que pudiéramos dedicarnos a influir, en lugar de limitarnos a escandalizar.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.