Bloomberg — La población de China empezó a reducirse en 2022 por primera vez en seis décadas, un hito para la segunda economía mundial, que se enfrenta a una crisis demográfica cada vez más grave.
China tenía 1.410 millones de habitantes a finales del año pasado, 850.000 menos que a finales de 2021, según los datos publicados el martes por la Oficina Nacional de Estadística. Se trata del primer descenso desde 1961, el último año de la Gran Hambruna bajo el antiguo líder Mao Zedong.
Unos 9,56 millones de bebés nacieron en 2022, por debajo de los 10,62 millones del año anterior, el nivel más bajo desde al menos 1950, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por animar a las familias a tener más hijos.
Un total de 10,41 millones de personas murieron, un ligero aumento respecto a los cerca de 10 millones registrados en los últimos años. China sufrió un aumento de las muertes relacionadas con el Covid a partir del mes pasado, tras abandonar abruptamente su enfoque de tolerancia cero frente al virus a principios de diciembre. Es probable que este año se produzcan más muertes relacionadas con el Covid, ya que los fallecimientos suelen ir semanas por detrás de las infecciones y éstas siguen extendiéndose por todo el país. Este brote podría aumentar aún más el número de muertes este año.
El descenso de la población fue mucho más rápido de lo previsto y podría frenar el crecimiento económico al ralentizar la demanda de bienes como las nuevas viviendas. Debido a este descenso, la economía china podría tener dificultades para superar en tamaño a la estadounidense y la nación podría perder este año su estatus de país más poblado del mundo en favor de la India.
Ya en 2019, las Naciones Unidas pronosticaban que la población china alcanzaría su punto máximo en 2031 y luego descendería, pero el año pasado la ONU revisó esa estimación para ver un pico a principios de 2022. La población activa ya está disminuyendo, la demanda de viviendas a largo plazo probablemente se reducirá aún más, y el gobierno también puede tener problemas para pagar su infrafinanciado sistema nacional de pensiones.
El país sigue los pasos de otras naciones del este asiático, como Japón o Corea del Sur, que han visto cómo sus tasas de natalidad caían en picado y sus poblaciones envejecían y empezaban a reducirse a medida que se hacían más ricas y desarrolladas.
Los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística muestran que el 62% de la población estaba en edad de trabajar, lo que China define como personas de entre 16 y 59 años, frente al 70% de hace una década, lo que pone de manifiesto los retos a los que se enfrenta el país a medida que envejece su población.