Santiago — Las autoridades chilenas están investigando el robo de una carga de cobre avaluada en unos 4,4 millones de dólares pertenecientes a la estatal Codelco. Los asaltantes se llevaron la semana pasada unos 13 contenedores en la región de Valparaíso, de los cuales 12 tenían placas del metal rojo que serían exportadas a China.
El robo de este material es un delito conocido en Chile. La policía de investigaciones (PDI) incautó unos 308.897 kilógramos de cobre sustraído en distintos hechos entre 2018 y 2021, según una investigación de AthenaLab realizada por Pilar Lizana y publicada en julio del año pasado.
Este medio solicitó a la PDI cifras actualizadas sobre la incidencia de este delito, pero no había obtenido respuesta hasta el cierre de esta nota. En tanto, Lizana, quien conversó con Bloomberg Línea, dijo que desde mediados de 2022 se está observando un aumento en los niveles de violencia de los grupos delictivos.
“Se ha hablado poco de este tema. Pero sí se veía que estos grupos tenían más accesos a armas, estaban actuando de manera más violenta, y eso tiene que ver con la percepción que ellos tienen de la acción del Estado”, explicó.
Esto se estaría produciendo en otras economías ilegales. Lizana indica que eso también podría estar relacionado con el actual panorama de seguridad de Chile. “Están cambiando los desafíos de seguridad. Al país han llegado nuevas técnicas delictivas, que se van traspasando entre los mismos grupos criminales”.
La investigadora cree que, además, el alza de los precios del cobre en el mercado internacional se convierte en uno de los incentivos de las mafias que operan con este metal.
Esta conversación fue editada por motivos de extensión y de claridad.
Bloomberg Línea: ¿Por qué es tan atractivo el robo de cobre en Chile para delincuentes?
Pilar Lizana: No solo es el cobre. También tenemos robos por parte de grupos organizados de otros productos como madera y pescado. En general, se puede observar como un patrón de comportamiento de este tipo de grupos.
Hay en el país ciertos factores que evaluamos de las economías ilegales, pero en especial hay uno que se repite en las otras materias primas robadas es la debilidad institucional, que pasa por la trazabilidad de los productos, las penas efectivas para los responsables de estos delitos, la presencia del Estado respecto de la fiscalización y el control territorial.
Hemos visto en el caso del cobre que no está tan presente el Estado. No solo se roban las placas de cobre en el desierto, sino que también los cables de cobre en distintas zonas del país.
¿Cómo operan las mafias del cobre en Chile?
En general, es una organización que tiene una cierta estructura que se ha ido consolidando en el tiempo.
Sea cable o concentrados del cobre, el producto suele ser blanqueado. Así se llega a unos intermediarios, los que intentan camuflar ese metal que fue robado. Finalmente, lo venden al mercado, ya sea nacional o internacional. Esto depende de las dimensiones.
¿Cuáles son las regiones más afectadas por este delito?
Los cátodos de cobre son más robados en el norte, sobre todo en torno al tren que atraviesa Antofagasta. El robo de cable ocurre a lo largo del país.
¿Qué está haciendo Chile para enfrentar la economía ilegal del cobre y, en consecuencia, el robo del metal rojo?
Tenemos una legislación bastante desactualizada, porque lo miramos como el delito de robo. Sin embargo, ya vemos que existe una organización, asociación ilícita, y hay empresas que actúan como intermedios para blanquear ese producto.
Aún falta seguir modernizando los procedimientos y eso tiene que ver con la evolución que está teniendo el Estado para enfrentar los desafíos de seguridad, en general, de Chile.
En su investigación se indica que, en general, el delito venía siendo enfrentado directamente por las empresas.
Las empresas están asumiendo mucho de eso. También se ve en empresas de otros rubros, que se ven amenazadas por economías ilegales. Sí se está tratando de avanzar en ciertas áreas para tener un trabajo público privado, concretar ciertas medidas; pero aún falta camino por recorrer.
Se están haciendo los esfuerzos desde el sector privado para trabajar con el Estado y agilizar las modernizaciones a la legislación y a los procedimientos.
En el caso del norte, donde se creó la fuerza de tarea del robo del cobre en Calama unos años atrás, hubo buenos resultados. Cuando empezamos a incorporar a varias instituciones los resultados son positivos.
¿Cuál es la correlación entre el precio del cobre y el aumento o descenso del robo del metal?
Manejábamos la hipótesis de que a mayor precio del cobre quizás mayor interés de mantener este tipo de organizaciones criminales.
Si la materia prima tiene un precio mayor, podrán conseguir mayores ganancias y eso también genera un incentivo para poder enfocarse en ese momento.
Sí, es un factor, pero hay que comprenderlo en este contexto de estabilidad institucional. El precio del cobre pudiera estar alto; pero si las penas son efectivas, existe fiscalización y alta presencia del Estado, ese mayor valor ya no será tan atractivo porque se tendrían muchas barreras que sortear.