Bloomberg — Cuando los árboles que almacenan carbono se talan para obtener madera y crecen otros nuevos en su lugar, esos árboles jóvenes también absorben carbono. Eso podría sugerir que los nuevos árboles compensan la pérdida de los viejos.
Pero no es así, según un nuevo estudio.
Según un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los bosques tropicales talados son productores netos de carbono durante años, mientras se recuperan de la tala. Los bosques talados emiten carbono a partir de la materia del suelo y la madera en descomposición. Según este estudio de seis años de duración, esas emisiones superan la cantidad de carbono que absorben los bosques en regeneración durante al menos una década.
Los estudios anteriores se centraban en la cantidad de carbono que eliminaban los nuevos árboles, pero no tenían en cuenta necesariamente las emisiones de carbono del suelo y la madera en descomposición, según el autor principal, Terhi Riutta, de la Universidad de Exeter. Los nuevos hallazgos apuntan a que el potencial de absorción de los bosques tropicales talados puede ser, de hecho, menor de lo que se estimaba hasta ahora.
“Así es como se ha justificado a menudo la tala: que se está sustituyendo algo que es viejo, que no crece mucho, por algo más joven que crece muy rápido”, afirma Riutta. “Pero no es en absoluto toda la verdad”.
El equipo estudió un paisaje forestal tropical en el Borneo malayo, una región caracterizada por la degradación de los bosques, y comparó el intercambio neto de carbono de una zona talada con otras cercanas no taladas. Utilizando dos métodos diferentes, los científicos concluyeron que la zona talada había producido una cantidad sustancial de carbono durante al menos 10 años. La investigación se inició en el Imperial College de Londres como parte del proyecto Stability of Altered Forest Ecosystem (SAFE).
Los investigadores descubrieron que una fuente importante de emisiones de carbono en la zona estudiada eran los árboles o ramas en descomposición, muchos de los cuales resultan dañados inicialmente en el proceso de tala.
Unas prácticas de tala más selectivas que redujeran los daños a los árboles circundantes podrían disminuir las emisiones de CO2, afirma Riutta, aunque aún queda mucho por aprender sobre las repercusiones de las prácticas de tala en las emisiones, y los efectos de la tala de árboles pueden variar según el lugar.
El estudio subraya la necesidad de seguir investigando en otras zonas tropicales, así como de realizar estimaciones más precisas sobre las emisiones globales de carbono procedentes de las zonas taladas, afirma Riutta. Añade que no está claro si las parcelas taladas de forma más sostenible podrían actuar como sumideros de carbono, es decir, absorber más carbono del que generan. Pero su mejor estimación es que con mejores prácticas se podría conseguir al menos un medio ambiente neutro en carbono.
“Si mueren menos árboles, las emisiones disminuirán”, afirma. “Eso es muy sencillo”.
Saber si los bosques tropicales talados son o no emisores netos de carbono “es crucial para nuestras ambiciones de cero emisiones netas”, dijo Thomas Pugh, científico que investiga los bosques y el cambio climático en la Universidad de Lund y la Universidad de Birmingham y que no participó en el estudio.
“Medir el cambio de carbono en todo el ecosistema, como ha hecho este equipo, es un trabajo minucioso, pero increíblemente importante”, afirmó Pugh. “Los responsables políticos deberían tomar nota de ello”.