Buenos Aires — El 2022 fue el año con mayor inflación en Argentina desde 1990 hasta la hecha (94,8%, según los datos del Indec), pero no todas los precios se movieron de forma homogénea y, de hecho, hubo un rubro en particular que quedó muy rezagado respecto del resto: la carne vacuna.
Según datos del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), los precios de los cortes bovinos en carnicerías aumentaron a lo largo de todo el año pasado un 42,4%, es decir, menos de la mitad lo que aumentó la inflación.
Este fue el incremento que tuvo, en promedio, la carne de vaca, según un relevamiento que lleva a cabo el IPCVA en 80 carnicerías y 40 supermercados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
- Entre los cortes populares, podemos observar que el roast beef costaba $ 716,08 por kilo al concluir diciembre de 2021, mientras que al finalizar 2022 tenía un precio de $ 1.044,29, es decir, subió 45,8%.
- En cuanto al sector premium, vemos que el kilo de lomo aumentó 43,5%, para pasar de $ 1253,17 a $ 1798,04.
Si nos corremos del informe del IPCVA y observamos el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec, observamos que el rubro Carnes y derivados subió 62,4% en Gran Buenos Aires durante el 2022. Muy lejos del resto de los componentes de la división Alimentos y bebidas no alcohólicas (Pan y cereales, 108,8%; Leche, productos lácteos y huevos, 110,4%; Aceites, grasas y manteca, 112,1%; Frutas, 129,1%; Verduras, tubérculos y legumbres, 174,4%; Azúcar, dulces, chocolate, golosinas, etc, 104,8%).
Por qué quedó tan rezagado el precio de la carne
“Diciembre fue el séptimo mes consecutivo con el precio de la carne vacuna subiendo menos que la inflación, por lo que se viene abaratando en términos relativos”, destacó Santiago Manoukian, economista sectorial y jefe de research en la consultora Ecolatina.
Manoukian explicó que hay tres razones que explican este fenómeno:
- Un elevado nivel de oferta. “La sequía hace que los productores anticipen la salida de animales de los campos por la menor disponibilidad de pasto para la alimentación del ganado. Ya sea para faena o engorde en feedlots”, indicó Manoukian.
- El poder adquisitivo de la población, en términos de carne. “Si bien se viene recuperando en el margen, tiene un rezago importante. Y el canal minorista tiene menor capacidad de trasladar los precios. Si bien viene mejorando el ratio precios minoristas versus precios mayoristas, sigue en mínimos históricos”, añadió el ejecutivo de Ecolatina
- Una exportación que tracciona menos sobre los valores frente a una mayor incertidumbre a nivel global. Manoukian señaló principalmente en China, para justificar esta afirmación y aclaró que la razón tiene más que ver con el volumen que con los precios.
Qué puede pasar en estos primeros meses de 2023
“Históricamente, en los últimos dos meses del año el precio de la carne suele recuperar eventuales atrasos, pero este año no se dio. El precio de la carne debería haber subido 30% para recuperar lo perdido”, resumió Manoukian y subrayó que, cuando uno mira hacia adelante, hay ciertos riesgos en el horizonte a largo plazo, vinculados a una menor oferta
- El adelantamiento de la salida de los animales de los campos, además de que en las épocas de sequía suele caer la tasa de preñez y destete. A su vez, esos animales llegarían con menos kilos a la faena, producto de la pérdida de rentabilidad de los feedlots.
- En el escenario inverso, también hay riesgos de una baja de oferta y un incremento de precios: “Aún si viene un cambio climático y se empiezan a recuperar las lluvias, que es un escenario base, podríamos esperar una mayor retención de la hacienda en los campos, ya que eso mejoraría la posibilidad de producir carne a base pastoril. Pero los ciclos de engorde tenderían a ser más largos y eso derivaría en un bache transitorio de oferta, que se sentiría en la primera mitad del año”.
Para finalizar, Manoukian sentenció: “Con o sin lluvia, la situación va a estar más complicada en los próximos meses”.
El pollo y las hamburguesas, por arriba de la inflación
Hubo dos productos de carnicerías que sí subieron por arriba de la inflación general, según el informe del IPCVA: el pollo y las hamburguesas. El primero tuvo un incremento internual de 97,9%, mientras que los medallones de carne congelados se dispararon 124,5% en el año.