Buenos Aires — Luego de un 2022 en el cual los dólares financieros sucumbieron frente a la inflación (el MEP subió 66%, mientras que los precios en pesos tuvieron un alza superior al 90%), muchos analistas de mercado creen que la dolarización de carteras es una herramienta útil para afrontar este 2023 electoral, que se prevé muy volátil. No se refieren a ir a billete verde puro y duro, sino a empezar a pensar en instrumentos financieros atados a la divisa estadounidense.
El temor del mercado no solo está fundado en los vaivenes propios de un año en el cual se decidirá quién gobernará hasta 2027, sino también en el fuerte incremento que tuvo la masa de pesos debido a la emisión del Banco Central (BCRA), sumado al incesante aumento de los pasivos remunerados de la entidad.
Al cierre del 11 de enero, el contado con liquidación (CCL) se encontraba en torno a los $337, comparado con un dólar oficial mayorista ubicado en menos de $181. De esta forma, la brecha cambiaria se ubica por debajo del 87%.
Un dólar subvaluado
“Diferentes métricas muestran que el tipo de cambio implícito está claramente subvaluado en relación a las variables monetarias y la historia reciente”, señala un informe del bróker Facimex Valores. El documento justifica tal afirmación desde tres datos concretos:
- Al comparar la suba acumulada del tipo de cambio implícito y la Base Monetaria Amplia (base monetaria + pasivos remunerados), desde que se reinstauraron los controles de capitales en 2019, el tipo de cambio implícito debería subir 15% para alinearse con la suba de la Base Monetaria Amplia. Ambas variables guardan una estrecha relación desde 2019 y los niveles de desacople prolongados fueron seguidos de correcciones abruptas, que incluso dejaron al dólar sobrevaluado.
- El tipo de cambio implícito en términos reales está en mínimos desde junio y debería subir 19% para alinearse con el promedio desde que comenzó la pandemia.
- La brecha cambiaria se ubica en torno al 86%, su menor valor desde junio, mes en el que comenzó el estrés en el mercado de deuda en pesos.
En tanto, un informe reciente de la Consultora 1816 señala que la macro hace tiempo que “pide una devaluación del dólar oficial”, tanto para mejorar la competitividad de la economía como para licuar stocks de pesos.
Si bien Consultora 1816 reconoce que (el ministro de Economía) Sergio Massa podría sacar “nuevos conejos de la galera”, sentencia: “La moneda está en el aire, pero seguimos sosteniendo que la macro actual cierra con un contado con liqui más alto”.
Un problema que añade este informe a los ya mencionados antes es la sequía, que le restará poder de fuego al Banco Central. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la falta de agua le quitará a la liquidación de divisas del campo unos US$10.700 millones respecto de 2022.
En tanto, Invecq, en base a datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, estimó que el valor de la cosecha de trigo, soja y maíz puede caer de US$46.910 millones a US$32.179 millones.
Dólar ajustado por liquidez
“Al observar nuestro contado con liqui teórico, ajustado por la liquidez de la economía (M3 privado), vemos un valor teórico de $437,50″, consignó Pedro Siaba Serrate, head of research & strategy en Portfolio Personal Inversiones (PPI). Quien añadió: “Partiendo de un CCL en $336 (valor de referencia al 10 de enero), destacamos una brecha de convergencia 30,2%”.
Por otro lado, Siaba Serrate agregó: “No podemos obviar que estamos entrando en un año electoral, donde el resultado será fundamental a la hora de definir la evolución del dólar libre. Si pensamos en los meses de recorrido hasta las elecciones primarias, cabe esperar que el CCL, en algún momento, recupere el atraso relativo respecto a su par teórico”.
En concreto, el ejecutivo de PPI sintetizó: “Dados los desafíos pendientes desde la macro (desequilibrios monetarios mayores que en 2015), y la incertidumbre política, vemos con buenos ojos mantener una porción de la cartera dolarizada”.
Opciones para dolarizar
Fernando Staropoli, analista de Rava Bursátil, sostuvo que en economías de alta inflación, como la que caracteriza a Argentina, se tiende a optar por la dolarización de la cartera, ya sea de forma directa al comprar dólares o indirecta a través de un activo financiero vinculado al dólar. Sin embargo, advirtió que Estados Unidos también atraviesa su propia inflación y que, por lo tanto, “quedarse con los dólares no es una solución de fondo, si el objetivo es mantener el poder de compra del capital”.
Desde ese punto de partida, Staropoli indicó: “En este escenario, y de cara a las elecciones presidenciales, el mercado se comportará en función de qué fuerza se perfile como la ganadora de la contienda política y tome las riendas del país. Es viable conformar una cartera diversificada entre acciones argentinas y empresas estadounidenses”.
Por último, el ejecutivo de Rava Bursátil expresó: “Si el inversor prefiere estar totalmente fuera del riesgo local puede optar por operar directamente en el mercado exterior y conformar un portafolio dolarizado y netamente con activos de empresas extranjeras y ETF, que pueden estar vinculados a sectores productivos, commodities e índices bursátiles”.
Por su parte, Adrián Yarde Buller, chief economist & strategist en Facimex mencionó algunos bonos corporativos en dólares del mercado local: “Actualmente hay algunas obligaciones negociables atractivas para canalizar esa dolarización, como pueden ser el bono a 2025 de Transportadora Gas del Sur o el bono de Telecom a 2025. Para inversores buscando alternativas con algo más de riesgo, también podrían mirar Macro 2026 o YPF 2027″.
Siguiendo con el mundo obligaciones negociables, un informe de Adcap Grupo Financiero reseñó que “Tecpetrol es una buena emisión primaria para dolarizar”.
Trade electoral
Muchos analistas empiezan a pensar si no es momento de jugar el llamado trade electoral, es decir, hacer alguna apuesta por activos argentinos proyectando la posibilidad de que en octubre se imponga una fuerza política que al mercado le resulte amigable y eso haga volar las cotizaciones En ese contexto, Siaba Serrate subrayó: “A simple vista, preferimos bonos soberanos y acciones para jugar el trade electoral”.