Bloomberg — El sector de los seguros lucha por adaptarse a una nueva normalidad en la que las pérdidas provocadas por el cambio climático superan ya regularmente los US$100.000 millones anuales.
Las pérdidas aseguradas por catástrofes naturales alcanzaron los US$120.000 millones en 2022, la mayoría de ellas relacionadas con el clima, según datos recopilados por Munich Re. El huracán Ian, que devastó Florida en septiembre, fue responsable de cerca de la mitad de esa cifra. Incluyendo las pérdidas no aseguradas, el costo total de tormentas, sequías, terremotos e incendios el año pasado fue de US$270.000 millones.
“No se puede negar que el cambio climático está impulsando las pérdidas por catástrofes naturales”, declaró en una entrevista Ernst Rauch, científico jefe de clima de Munich Re. “Las pérdidas aseguradas de más de US100.000 millones al año son la nueva normalidad”.
Se trata de un cambio importante respecto a las normas del sector de hace menos de dos décadas. Antes de 2005, el año en que el huracán Katrina arrasó Nueva Orleans, las pérdidas aseguradas nunca habían superado los US$50.000 millones anuales, ajustados a la inflación, según los registros de Munich Re. El nivel de siniestralidad mucho más elevado que se ha consolidado esta década se produce cuando las aseguradoras también se enfrentan a un fuerte repunte de la inflación y a niveles más altos de volatilidad de los mercados.
Las tormentas y las inundaciones resultaron especialmente destructivas el año pasado. Después del huracán Ian, las inundaciones de febrero y marzo en Australia son la catástrofe natural más costosa de 2022, con unas pérdidas aseguradas estimadas por Munich Re en unos US$4.000 millones.
Esta evolución se está transmitiendo al mercado de bonos catastróficos, de US$35.000 millones, donde los rendimientos se están disparando. Los inversores en este tipo de deuda exigen ahora las primas más altas de los últimos años para cubrir a los emisores frente a las catástrofes.
Las inundaciones extremas ya han causado estragos en los primeros momentos de 2023. Tras años de sequía, California se encuentra ahora en una larga lucha contra las inundaciones, mientras oleadas de tormentas llegan desde el Pacífico, matando al menos a 14 personas, cerrando carreteras a lo largo y ancho del estado y haciendo que los residentes huyan para salvar sus vidas.
La aseguradora alemana afirma que aún es demasiado pronto para hacer una estimación fiable de las pérdidas causadas por Elliott, nombre con el que se conoce la profunda helada que cubrió Estados Unidos el mes pasado.
El informe de Munich Re también muestra que las pérdidas no aseguradas son significativamente mayores que las cubiertas por los seguros, que tienden a centrarse en el mundo desarrollado. África y Asia, por su parte, suelen llevarse la peor parte de las consecuencias del cambio climático.
World Weather Attribution, un grupo científico que analiza las condiciones meteorológicas extremas en busca de pruebas del cambio climático, descubrió que las inundaciones causaron más de 800 muertes en Nigeria, Níger y Chad el verano pasado. Las inundaciones más devastadoras de 2022 fueron las que asolaron Pakistán, dejando al menos 1.700 muertos e incontables más expuestos a la malaria, el cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua. Las pérdidas directas derivadas de ese suceso se estiman en US$15.000 millones como mínimo, sin que haya casi nada asegurado, según Munich Re.
Con semejante devastación fuera del alcance de las aseguradoras, los gobiernos y las organizaciones internacionales están buscando nuevos marcos para canalizar el dinero hacia los más afectados por el cambio climático. En la cumbre sobre el clima COP27 celebrada en Egipto el año pasado, los negociadores acordaron crear un fondo que ayude a las naciones en vías de desarrollo garantizando los compromisos de los países ricos.
La creación de este fondo “no consiste en repartir caridad”, declaró Sherry Rehman, Ministra de Clima de Pakistán, tras el acuerdo alcanzado a finales de noviembre. “Es claramente un anticipo de la inversión a más largo plazo en nuestros futuros conjuntos”.
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